Deuda fraudulenta: más pagamos, más debemos. El país hipotecado

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La desesperación por evitar caer nuevamente en default luego del fallo de la Corte de EEUU sobre  los fondos buitres y el reciente «arreglo» de pago con el Club de París, vuelve a la deuda al centro de la escena, un mecanismo preferencial de saqueo imperialista y una de las estafas mayores de nuestra historia

El grueso de la deuda se gestó a fines de los 70´y principios de los 80´ bajo la dictadura militar. En los 90´bajo el menemismo, se privatizaron todas las empresas públicas estratégicas del país. Durante estos dos periodos, producto de la usura internacional, de operaciones de duplicación de bonos y todo tipo de maniobras la deuda en vez de disminuir fue creciendo exponencialmente. Pese a los «esfuerzos» realizados a costa del sufrimiento del pueblo, cada vez pagábamos más y debíamos más (ver gráfico). Por último vendría el tercer periodo encarado por el gobierno de los Kirchner, en donde se nos intentó vender que con el canje de deuda K y con los pagos al contado a los organismos internacionales como el FMI entrábamos en una etapa de «desendeudamiento».
La realidad actual muestra lo contrario: pese a que la década K fue la de mayores pagos efectivos en dólares, la deuda siguiò creciendo, superando los U$S 250.000 millones. Y ahora con el riesgo mayúsculo de que si no pagamos a los fondos buitres en forma perentoria antes de que termine 2015, se podrían venir encima los que sí entraron al megacanje, reclamando una suma que superaría los U$S 500.000 millones (sí, leíste bien: quinientos mil millones de dólares).

Crónica de la mayor estafa

Todos los gobiernos desde la dictadura a nuestros días, colaboraron en el aumento de la deuda. La dictadura la contrajo como manera de atarnos política y económicamente al imperialismo, haciendo tomar créditos al estado y empresas estatales que no la necesitaban y avalando o estati-zando deudas de privados. Nunca se investigaron a fondo los pagos, intereses y duplicación de bonos y garantías, todo lo cual hizo que la deuda que a fines de la dictadura rondaba los U$S 45.000 millones de dólares pasara rápidamente a más de U$S 65.000 bajo el gobierno de Alfonsín a pesar de todos los pagos realizados durante estos años.
Posteriormente Menem, con el argumento que había que disminuir el déficit estatal y hacer más eficiente el estado para así tener superávit y poder pagar la deuda, regaló todas las empresas de servicios públicos. El resultado es conocido por todos: nos quedamos sin recursos, millones de desocupados y encima la deuda volvió a trepar a más de U$S 120.000 millones. La cosa continuó con De la Rúa y Duhalde, superando los U$S 170.000 millones al fin de sus mandatos.

La era de los pagadores seriales

Bajo el gobierno de Néstor Kirchner se realizó en 2005 el llamado canje y «ley cerrojo» (al que no entraba se le cerraba la puerta para futuros reclamos) , que fue «vendido» como un éxito negociador K, con una quita más que significativa del capital y los intereses adeudados. Con los años se evidenció que esta quita sólo era significativa en los pagos hasta el 2005, para luego equiparse a lo que hubiéramos pagado ya para el 2008 y llegando al 2012 caímos en la cuenta que estábamos pagando más que sin canje. De manera que el primer verso K de la exitosa negociación es falsa por completo. El segundo argumento entrando en la era Cristina fue que la Argentina se estaba desendeudando y sobre todo liberando de la opresión y vigilancia internacional encarnada por el FMI, así la propia presidente reconoció que ella y su marido eran «pagadores seriales» (sic) y hace menos de un año dijo haber pagado más de U$S 76.000 millones en efectivo en los casi diez años de gobierno kirchnerista, el colmo fue el pago de U$S 10.000 millones al FMI al contado! Cosa no sólo histórica (catastrófica diríamos nosotros) sino innecesaria aún sobre la opinión de la oposición burguesa toda dispuesta a pagar, pero no tan descaradamente.

La deuda «pública»

Un solo punto es parcialmente cierto en el discurso presidencial: que la deuda externa con los organismos internacionales bajó (si uno excluyera los compromisos asumidos con Repsol y más recientemente con el Club de París). Pero esto no es ningún beneficio para el pueblo, ya que en realidad lo que se ha hecho es cambiar deuda externa directa con esos organismos, por lo que se denomina «deuda pública». Significa que se tomó dinero efectivo del Banco Central, del Tesoro Nacional y de la ANSES para pagar o cancelar compromisos directos internacionales y se les entregó a estos organismos nacionales bonos a pagar en los próximos 20 años. Y no sólo eso sino que muchos de esos bonos son en dólares o atados al crecimiento del PBI y que se pueden negociar en el extranjero, relegando autonomía, incluso de tribunales como pasa ahora con los fondos buitres. De manera que hoy debemos en realidad mucho más que antes (ver gráfico) sólo que la deuda que tenemos es con los organismos del Estado y en bonos que tendrán que ser pagados. Por lo tanto la teoría del desen-deudamiento también es falsa.
Por último digamos resumidamente porque ya lo abordamos en el anterior periódico, que la necesidad urgente de conseguir dólares e inversiones que nunca llegaron a pesar que nos prometieron que pagando llegarían a montones, hizo que saliéramos apuradísimos a pagarle al Club de París (de más y con más intereses por supuesto), pero de nada valió, ni siquiera pudieron sacarse una foto brindando por este último «logro», casi de inmediato llegó el rechazo de la Corte Suprema yanqui rechazando el caso y devolviéndolo a la órbita del juez Griesa quien ya tiene la posición que Argentina debe pagar más de U$S 1.300 millones más intereses (de menos de U$S 450 millones originales) a los buitres que no entraron en el famoso mega-canje. Lo peor es que debemos hacerlo (y hay rumores que ya Cristina aceptó) de manera perentoria, porque en meses vence una cláusula que impide el reclamo de los que sí entraron y de otros U$S 15.000 millones más que tampoco entraron y que no se los denomina buitres, entonces se abriría la posibilidad que éstos reclamen el 100% actualizado que implicaría pagar más de U$S 500.000 millones, lo cual es absolutamente imposible.
La deuda fue, es y será imposible de pagar. Como desde el MST venimos diciendo desde hace mucho tiempo, además de fraudulenta e ilegítima, también es impagable. Esto queda demostrado ahora, luego de tres décadas y en especial en la última donde a pesar de los altos ingresos por la soja y otros comodities, a pesar de pagarles al contado, la deuda sigue creciendo y sobre todo se evidencia que el capital financiero internacional dirigido por el imperialismo es esencialmente insaciable y buitre, no lo son sólo los así llamados y que son solamente el 8% del total de la Deuda. Concretamente, antes de finalizar el año que viene; tendremos que pagar U$S 30.000 millones de dólares entre capital e intereses de deuda! De éstos, U$S 20.000 millones son en dólares verdes y 10.000 en pesos. Pero como la Argentina ya no tiene esa plata ni siquiera en todas las reservas del BCRA, habrá que emitir nueva deuda (bonos), por la que pagaremos intereses altísimos (11% versus el 3-4% que pagan otros) precisamente porque estamos catalogados como «no pagadores»: Es el colmo del cinismo internacional, nos hacen pagar y pagar y luego que pagamos nos castigan con altos intereses por no pagar.

No pagar. Ni un peso a los usureros 

También desde estas páginas hace años que sostenemos que no hay que pagar la deuda externa por fraudulenta e ilegítima, como fuera confirmado por el juez Ballesteros, que indicó que había que investigarla toda. Pero hoy la discusión es más concreta, hace 30 años que pagamos y debemos 6 veces más que la deuda original. Con los U$S 76.000 millones que declara haber pagado Cristina (sin contar los 10.000 para Repsol, los 10.000 al club de París y los actuales 1.300 a los buitres) se podrían haber hecho cientos de miles de viviendas para paliar el déficit habita-cional, realizado un plan de obras públicas que dé trabajo a millones y solucione los problemas de infraestructura vial, ferroviaria y energética que padecemos y que precisamente es causa de nuevos endeuda-mientos, ya que la Argentina paga hoy más de U$S 12.000 millones al año de importación de combustibles, por no haber invertido en infraestructura energética.
Toda la oposición burguesa tradicional está absolutamente de acuerdo en que el gobierno de Cristina pague la deuda a los fondos buitres y al resto, así como en nuevos endeuda-mientos. Por ello acompañaron todo el proceso de negociación tanto con el Club de París como con la la Corte Suprema. En realidad presionan para que sea este gobierno el que pague y haga el trabajo sucio que significará más y más ajuste a los trabajadores para poder pagar.
Nuestra posición es que no hay que pagarles un peso más a la usura internacional hasta que no se investigue toda la deuda fraudulenta. Con los U$S 30.000 millones que se deben liquidar el próximo año se podría empezar a pagar la deuda interna con el pueblo a través de incrementar el presupuesto para salud, educación y generación de empleo genuino.

                             Gerardo Uceda

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