Ucrania: Una paz para los pueblos no vendrá de la mano de Merkel ni de Putin

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Cuando escribimos estas líneas se están cumpliendo los primeros días del acuerdo de paz llamado Minsk 2, firmado entre la canciller alemana Ángela Merkel, el presidente francés Hollande, el presidente Ruso Vladimir Putin y su par ucraniano Petró Porochenko. También firmaron Alexander Zalharchenko e Igor Plotnistky, líderes de Donetsk y Lugansk, las dos regiones pro rusas del este ucraniano que han proclamado su independencia del gobierno de Kiev.
El acuerdo que debía regir integralmente desde la madrugada del domingo pasado, aún no ha logrado un cese total de hostilidades. Se combate en la ciudad de Debaltsevo, una zona de vital importancia, ya que constituye un nudo de comunicaciones que une a las dos regiones rebeldes. A su vez, el gobierno ucraniano continuó con los combates tendientes a recuperar la estratégica ciudad de Mariupol e informa un saldo de 5 soldados muertos y 25 heridos desde la vigencia del acuerdo.
Ucrania es un país estratégicamente ubicado entre Asia y Europa, que fuera integrante de la ex URSS de la cual se independizó luego de su estallido, y por el que pasan estratégicos gasoductos con los que Rusia abastece a Europa, se encuentra sumido en una cruenta guerra civil que ya lleva 5.500 muertos de ambos bandos desde su origen en los primeros meses del 2014.

Del Maidan a la guerra civil

El 22 de febrero de 2014, triunfa en Kiev, la capital ucraniana, un levantamiento popular que derriba al primer ministro Víktor Yanukóvich, aliado de Putin y del régimen moscovita. Al levantamiento, que terminó con un gobierno corrupto que aplicaba un fuerte plan de ajuste sobre la población ucraniana, se lo conoció como Maidan1.
Lamentablemente y a causa de la debilidad de la izquierda local, que no disputó la conducción del movimiento democrático, la conducción del levantamiento quedó en manos de un ala pro europea de la burocracia ucraniana, en acuerdo con sectores neo nazis, que hoy dirigen el gobierno de Kiev, tras imponerse en las elecciones de mayo de 2014.
El nuevo gobierno, encabezado por el multimillonario Rey del Chocolate Petró Poroshenko, lejos de implementar un modelo al servicio de las necesidades del pueblo ucraniano, pactó con la UE su integración al bloque imperialista, logrando un préstamo de 27.000 millones de dólares, que se hace efectivo en varios tramos contra la implementación de un brutal plan de ajuste sobre el pueblo ucraniano. Y lejos de tener una política hacia la región pro rusa del este del país, que reclamaba su derecho a la autodeterminación, tuvo una política de reprimirla a sangre y fuego, favoreciendo las maniobras de Putin, que primero anexó la península de Crimea a Rusia y luego intervino directamente en el este ucraniano con armas y tropas a favor de las regiones separatistas.
Cuando la crisis ucraniana amenazaba con escalar y en la guerra civil los separatistas iban ganando terreno, el imperialismo que venía de imponer sanciones comerciales a Rusia, optó por la política de Merkel y Hollande (con la bendición de Obama) de conseguir un acuerdo con Putin y el gobierno de Kiev, para lograr un segundo cese al fuego e intentando retomar el control en una región estratégica que se le está escapando de las manos.
Ni Merkel ni Putin buscan una paz favorable al pueblo de Ucrania. Ambos pretenden sacar tajada o a favor de los negocios de la Unión Europea o a favor de los intereses del imperio ruso gobernado por una oligarquía capitalista.
Una paz al servicio del pueblo ucraniano sólo podrá lograrse rompiendo las cadenas que atan al pueblo con estos imperios. Colocando la economía al servicio de las necesidades populares y no de los capitalistas de uno u otro sector. Y sobre esta base abonar los lazos fraternales entre el oeste y el este ucraniano basados en el principio de autodeteminación de los pueblos y del respeto del derecho a la autonomía para aquellas regiones que la reclaman.

1- La economía de Ucrania sufrió un fuerte retroceso luego de la caída de la ex URSS. El país fue gobernado por el gobierno pro ruso hasta su derrota en el 2004 a manos de la “revolución naranja”. Los líderes de este levantamiento encabezados por Yulia Tymoshenko, con su giro pro europeo no hicieron sino agravar las penurias del pueblo de ese país, que en el 2009, vio reducir su PBI un 14 %. El pro ruso Yanukovich tomó el poder luego de las elecciones del 2010 para seguir profundizando la crisis de Ucrania y el enriquecimiento de la oligarquía del país.

Gustavo Giménez

Ucrania


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