Debates entre el gobierno y la oposición. Entre la «bomba de tiempo» y el cepo al dólar

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Primero fue la discusión entre la UIA (Unión Industrial Argentina) y Axel Kicillof sobre «la bomba de tiempo» que este gobierno estaría dejando a la próxima gestión. Luego vino la afirmación de Macri, de que si gana, el 11 de diciembre elimina el cepo cambiario. Detrás de tal o cual esgrima electoral, en el fondo se están discutiendo de qué forma descargan sobre los trabajadores y el pueblo la grave crisis que atraviesa la economía del país.

Los datos de la crisis

Transitamos una fuerte recesión. El gobierno dice que la economía «creció» un 0,5 %, el índice del Congreso afirma que retrocedió el 2%. Aumento de la desocupación y crecimiento del empleo en negro. Inflación anual del 2014 cercana al 40%. El déficit fiscal supera el 5% del PBI. Elevadísimo déficit energético que el año pasado subió a U$S 6.940 millones, a pesar de la baja mundial del precio de los combustibles. Aumento del 40% de los subsidios del Estado a las grandes empresas. Reservas del Banco Central en el punto más bajo de la gestión K.
Hay 9.132 millones de dólares de vencimientos de la deuda externa en este año reconocidos por Cristina en su discurso en el Congreso. Luego, según la Sra. Presidenta, todos los vencimientos bajan abruptamente, porque nos «desendeudamos».
Sin embargo, en un informe reciente de CIFRA, un centro que depende de la oficialista CTA de Hugo Yasky, lo datos son bien distintos: vencimientos por U$S 8.827 millones en 2016; U$S 16.145 millones en 2017; U$S 10.742 millones en 2018 y U$S 8.234 en 2019. Estos números, significan una diferencia con los datos de Cristina, de más de U$S 25.000 millones entre 2016 y 2019. Y esto sin contar los reclamos de los buitres.

El año electoral y la soga china

Este cuadro de extrema fragilidad es lo que llevó al gobierno a firmar una entrega brutal de nuestra soberanía con los chinos. Los U$S 11.000 millones de dólares de préstamo en yuanes, inversiones en la construcción de obras por U$S 20.000, no sólo han incrementado fuertemente la deuda externa, sino que las cláusulas leoninas de los contratos, liquidan el trabajo nacional. Los chinos pueden importar mano de obra barata de su país, contratar a las empresas que quieran para las obras pactadas y los préstamos tendrán que ser para importar productos industriales de China. Invierten en el Belgrano Cargas para mejor llevarse la soja y las materias primas del país, pero los argentinos no podemos venderles ni un bulón. Emfer y Tatsa que producen vagones ferroviarios fueron cerradas, para importar vagones de China.
Este acuerdo, sumado a la baja del consumo y los costos de la energía, les permiten a los K lograr controlar el dólar y evitar una brutal devaluación como la de enero del 2014, pagar la deuda, y sobre la base de un salario deprimido otorgar alguna pequeña «mejora» que apenas compense las caídas del 2014, en salarios, planes sociales y algún mínimo subsidio como el que acaban de darle a los pequeños productores agropecuarios, para que no se derrumbe el consumo en este año electoral.

Hablan de devaluación

Levantar el cepo, significa una brutal devaluación. O sea una brutal caída del salario real a costa de los ingresos de los trabajadores y el pueblo. Esto exigen la UIA y los exportadores para «sanear» la economía. O sea sus bolsillos. La eliminación de planes sociales y «subsidios distorsivos» completa el cuadro. No dicen que las grandes empresas se llevan alrededor de U$S 30.000 millones de dólares anuales en subsidios. Necesitan aumentar brutalmente las tarifas para que avance una economía «sana»… para sus intereses.
Detrás de las «diferencias» subsisten distintas pujas de intereses, como es la creciente presencia de empresas chinas entre los exportadores de cereales, en detrimento de multinacionales yanquis y europeas.

Defienden el mismo modelo

Más allá de las necesidades electorales K, o de los apuros de la UIA, todos están de acuerdo en un modelo de país controlado por las multinacionales, con nuestra economía primarizada y sin ningún plan de industrialización real, con salarios lo más deprimidos posible, para mejorar las ganancias e inversiones empresarias. La discusión que existe entre los distintos economistas sobre los tiempos para aplicar los «correc-tivos», léase ajustes al pueblo, reflejan el temor que tienen a que la gente salga a las calles y los enfrente.

Ni cepo K, ni devaluación de Macri

Hace falta un modelo de desarrollo independiente de las grandes corporaciones. Un modelo que priorice nuestro desarrollo industrial y organice la explotación de nuestros riquísimos recursos naturales al servicio de las necesidades de nuestro pueblo. Que nacionalice las empresas privatizadas bajo el control de sus trabajadores y usuarios. Un modelo que evite la actual depredación brutal de nuestro medio ambiente y priorice el trabajo, el salario, la vivienda, la salud y la educación de los argentinos, por encima del pago de una fraudulenta e ilegítima deuda externa. Un modelo que necesariamente será anticapitalista.
No puede haber una política monetaria independiente sin la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Tanto Cristina, como Scioli, Macri, Massa o la UCR, más allá de tal o cual demagogia electoral, tienen una «bomba de tiempo» contra el pueblo bajo el brazo. No permitamos que la puedan usar.

                           Gustavo Giménez

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