Ni oficialismo K, ni oposición tradicional. Hay otro proyecto político en la izquierda

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La guerra de encuestas gravita en el centro del análisis político nacional. Más allá de las lógicas manipulaciones estadísticas, hay datos emergentes que los opinólogos interesados no abordan. Ninguno de los candidatos del régimen supera el 30 %. Los indecisos, todavía son un número cualitativo. Las encuestas amañadas y el marketing vacío dominan el escenario de la política tradicional. Desde la izquierda, con Alejandro Bodart y Vilma Ripoll como voceros nacionales, queremos intervenir con una visión completamente distinta.

El final de ciclo del kirchnerismo se precipita. La acumulación de problemas estructurales no resueltos simplemente se posterga para trasladar el «fardo» de la herencia al próximo gobierno. El saldo de más de una década de este oficialismo tiene contornos precisos:
*Se consolidó como perfil productivo del país una matriz de tipo primaria exportadora. Esa orientación integra a la Argentina como eslabón de un capitalismo de corte extractivo-depredatorio con consecuencias socio-ambientales y económicas de no retorno. Megami-nería, fracking, transgénicos y especulación inmobiliaria urbana. Un país secuestrado por corporaciones.

*La deuda externa en su versión nac&pop simplemente ha mutado de naturaleza aparente: los acreedores son la ANSES o el Banco Central. Es decir: una parte de la deuda que antes nos sometía al capital financiero internacional hoy se cubre con la confiscación de los fondos previsionales de nuestros jubilados y las reservas genuinas del tesoro nacional, llave de la independencia económica. Por tanto, no desaparece la deuda y el efecto estrangulador va a operar más temprano que tarde.

*El régimen impositivo grava a los sectores populares y exime al gran capital. Ese patrón recau-datorio caracteriza la esencia del modelo económico actual. Una suerte de «Hood Robin», que les roba a los pobres para darles a los ricos.

*En el plano político-institucional hay un salto en la descomposición global de la justicia subordinada, la mafia de las cúpulas policiales y últimamente el desenmascaramiento del aparato de espionaje estatal.

*El doble discurso en todos los terrenos, pero en particular en los DDHH, hace eclosión con la decisión de nombrar y bancar al represor Milani al frente del ejército.
Y como remate, el sistema de partidos agudiza su crisis histórica y del bipartidismo tradicional queda poco. Por eso, la desesperación burguesa por encontrar un mecanismo transitorio de alternancia que permita sostener gober-nabilidad durante algunos años más. Difícil tarea.

La ayuda de la oposición tradicional

Frente al panorama de este oficialismo en proceso de desflecamiento acelerado, la oposición capitalista no logra vertebrar un proyecto alternativo. Claro que las corporaciones están jugadas a presionar para que se materialice un mega-frente anti K no peronista. Macri y la UCR son el eje de esa política. Massa queda al margen con menos espacio, aunque estaría en el pelotón de los 3 presidenciables, todos con algo más del 20 %. En esto es fundamental identificar algunas marcas políticas:
*Primero, que ningún candidato enamora. Eso es positivo y resultado de la experiencia acumulada por la gente con la mayoría de los candidatos a lo largo de décadas
*Segundo, que en realidad, no hay diferencias de fondo entre el oficialismo y las variantes opositoras, más allá de ritmos y tácticas de administración del capitalismo en el país. Para peor, cuando algún cuadro técnico de esta oposición abre la boca y se «sincericida» confiesa devaluación, apertura comercial y mayor endeudamiento externo. Es decir: desde Guatemala, pasaríamos a Guatepeor…
Por eso, el año electoral se desenvuelve en un contexto caracterizado por la inconsistencia política, la ausencia de propuestas concretas y los consultores de marketing político como nuevas estrellas de este mediocre firmamento. Es imprescindible que desde la izquierda, opongamos una salida independiente frente a tanta politiquería sin sustancia.

Otra izquierda, nueva: propuestas y proyecto nacional

Ante este escenario, en todo el país estamos construyendo una alternativa nacional desde la izquierda. Que se opone en todos los puntos fundamentales a oficialismo y oposición.
Porque frente al «gran acuerdo nacional» de bancar un modelo capitalista extractivo que significa progreso, pero para las corporaciones, oponemos un país sin megamineras, sin fracking, sin Monsanto, sin especulación inmobiliaria. ¿Es posible? Sí, lo es. Minería de escala tradicional, transición energética para salir de la dependencia hidrocarburífera, reforma agraria y otro modelo de agricultura, planificación urbana con sentido ecosocialista.
Frente al esquema de la dependencia externa de la deuda usu-raria, somos categóricos: la prioridad es la deuda interna con la salud, la educación y el trabajo sin precariedad. Por eso, nos plantamos con el no pago, auditoría y redestino de esos recursos.
Reversión integral del régimen de impuestos: que paguen las corporaciones, la timba financiera, el juego, etc. Los recursos hay que sacarlos del 1 % que más tiene y no del 99 % que se desloma trabajando.
Democratizar todo el sistema político-institucional bajo la consigna de «que la gente decida». Elección de jueces, fiscales y comisarios por el voto popular. Y que ante los grandes temas del país, se consulte al pueblo con mecanismos plebiscitarios vinculantes.
Terminar con los privilegios de casta de los políticos tradicionales de carrera: que ganen igual que una directora de escuela, que usen lo público: hospital público y escuela pública.
En fin, para bancar ese programa transformador es clave la movilización social mayoritaria y construir una nueva izquierda política que vehiculice este proceso de reorganización integral de la economía, la política y la vida institucional del país. Esa nueva experiencia política tiene que tener un claro carácter antiimperialista, anticapitalista, profundo antidogmatismo y vocación de mayoría. Con Bodart, con Ripoll y miles de militantes portadores de estas ideas multiplicamos nuestra batalla por otro modelo de país al servicio de las mayorías en toda la Argentina.

Mariano Rosa

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