Incendios de bosques en la Patagonia. No hubo accidente: especulación inmobiliaria y minería de oro

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Durante días el fuego devoró cerca de 40 mil hectáreas -2 ciudades de CABA, en la dimensión- de bosques en Chubut. Estamos frente a un ecocidio de grandes proporciones. Las zonas donde se concentraron los distintos focos de incendio con más intensidad fueron el Lago Cholila y las cuencas de los ríos Tigre y Turbio. Esta tragedia ecológica era evitable. Hubo causas planificadas de estos incendios. El estado nacional y provincial, cómplices de lo ocurrido por acción y omisión. Queremos aportar nuestra visión sobre este desastre ambiental y plantear una serie de medidas para afrontar “el día después”.

Los primeros trascendidos que después se transformaron en versiones oficiales hablaban “de un rayo” como el inicio del fuego. Las imágenes satelitales e informes meteorológicos desestimaron esa hipótesis. Los pobladores de la zona también afirman que fue intencional. Llegó a circular la absurda información, racista y estigmatizante, que “los mapuches habían provocado todo”. Justamente los dueños originarios del territorio, especialmente celosos con el cuidado del bosque. Sencillamente una infamia. El propio estado a escala nacional y provincial terminó reconociendo el carácter intencional de los incendios. Incluso dejaron correr la responsabilidad al “negocio verde”. Los brigadistas se jugaron la vida. En un momento clave del incendio, cuando alcanzaba las 4500 hectáreas, habían actuando en el lugar, 15 brigadistas y una avioneta. Expliquemos entonces, la trama de causalidades que provocó una tragedia forestal.

Donde hubo fuego, negocios quedan

Desde siempre los bosques nativos fueron un “escollo” para el negocio capitalista dominante de cada período. El genocidio conocido como “Campaña del Desierto” del general Roca, tuvo como objetivo primario “incorporar territorio al progreso productivo del país”. Desde entonces los incendios forestales tienen un largo recorrido. Las rozadas de principios del siglo XX, que suponían una quema a gran escala de bosques para habilitar tierras a la agricultura y ganadería, no es más que el anticipo histórico de los incendios de hoy. El capitalismo extractivista en su versión siglo XXI encuentra en los grandes bosques nativos un obstáculo para avanzar con el negocio inmobiliario de grandes desarrolladores de empredimientos especulativos; megaminería y monocultivos forestales. En síntesis: si resulta que el bosque implica una amenaza para seguir expandiendo el progreso de las corporaciones, y resulta que los incendios se producen en áreas protegidas, tenemos una ecuación que se completa fácilmente con la idea de la intencionalidad en el fuego, y no por ningún mapuche, mochileros o un rayo. A los bosques los incendió la ley del lucro capitalista.

Estado ausente: zona liberada al fuego y los negocios

De los casi 10 mil millones presupuestados para el área de bosques, finalmente solamente se ejecutó cerca de 900 millones. El resto, por decisión de la jefatura de gabinete se destinaron a “Fútbol para todos”. El rol gerenciador de los intereses inmobiliarios y mineros en la zona, del estado a todo nivel es un escándalo. No existe personal suficiente, ni infraestructura para responder a la emergencia, ni aviones, ni nada de eso. Los gobernadores que pasaron por Chubut en la última década –Das Neves y ahora Buzzi- son responsables de entregar subsuelo a transnacionales y haber rematado a precio vil la tierra con el bosque adentro. Hoy más del 20 % de la superficie explotable de Chubut, está cedida a megaemprendimientos: Yamana Gold es uno, Minera Sud es otro, presuntamente de propiedad de Benetton. Las tierras fueran rematadas. Queda para las corporaciones “la tierra que está debajo de los bosques”. Ergo, los bosques “molestan”. Por eso la complicidad de hecho de los estados nacional y provincial de Chubut en esto: remataron todo y ante la emergencia de los incendios, no hubo respuesta estatal. Ni antes, ni después. Un dato más: los primeros peritajes confirman que de haberse atacado el fuego en los primeros tres días, se podrían haber reducido casi un 90 % el daño. Hay que juzgar a todos los funcionarios responsables.

¿Cómo sigue todo?

En lo inmediato es fundamental no dejar que al tema se lo coma completamente la agenda mediático-electoral. Hay que plantear varias cuestiones para desarrollar una orientación que proteja el bosque como patrimonio global de la vida y la gente. En el arranque, nuestra visión es que hay que declarar la “Emergencia Ambiental Nacional”. Y en ese marco, varias medidas centrales:
Es clave prohibir todo negocio inmobiliario. Declarar la intangibilidad de los bosques en las áreas quemadas.
Terminar con el “turismo de élite” en la zona que incentiva el negocio de privatizar todo: caminos, ríos, lagos.
Reparación integral de todos los daños materiales ocasionados por el fuego a los pobladores.
Conformar una Comisión Investigadora independiente integrada en base a la elección democrática de los vecinos de la comarca y por organizaciones socioambientales.
Juicio, castigo y cárcel a los responsables, además del embargo patrimonial completo.
Este país necesita más naturaleza y menos negocios capitalistas con todo lo vivo. Otra Argentina es posible: sin especulación inmobiliaria, sin corporaciones. En esa perspectiva construimos nuestro espacio político.

Mariano Rosa, Red Ecosocialista

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