La aventura militar ideada por Galtieri hace 33 años tenía el objetivo de salvar un gobierno responsable de los peores crímenes de la historia de nuestro país. Esa tal vez es la explicación del triste desenlace de esa guerra, que durante su breve duración demostró la potencia antiimperialista de los trabajadores y los pueblos latinoamericanos, y la desidia criminal de los gobiernos militares al servicio del capital.
Una causa justa, un pueblo dispuesto, una dirección claudicante
No hay ninguna duda de que la soberanía territorial sobre las islas Malvinas corresponde a la Argentina. Si sólo considerásemos el derecho internacional burgués sería más que suficiente, podríamos mencionar que se encuentra en la plataforma continental de nuestro país, que hay registros históricos de la invasión pirata y tantos otros argumentos. Si a esto le sumamos el reconocimiento por parte de amplios sectores de la población del papel colonial y guerrerista de Inglaterra, primero como principal potencia y luego como auxiliar de los EEUU, y que a partir de ese rol estableció en las islas un verdadero enclave al servicio de sus intereses geopolíticos.
Queda claro que la pelea por expulsar a los invasores es una causa más que justa y mientras más pasan los años esa justicia se transforma en una necesidad para la pelea por una segunda independencia más global en nuestro país.
En aquellos años los militares quisieron aprovechar esa causa para intentar salvar su gobierno sanguinario y despertaron una movilización que los terminó hundiendo. Los posteriores gobiernos aprendieron la lección y con la excusa de evitar una nueva guerra trabajaron para desmalvinizar y favorecer de esta manera una mayor penetración imperialista.
Un reclamo teatral que esconde un salto en la entrega
Los gobiernos de la “democracia” lanzaron a los pantanos de la diplomacia capitalista la causa de Malvinas, y mientras más se hundían en declaraciones y reclamos, en notas y manifiestos, más avanzaban los ingleses en nuestro territorio.
Miles y miles de hectáreas de tierras compradas por capitales piratas, empresas como British Petroleum, propietaria del 60% de Pan American Energy la principal operadora del yacimiento Cerro Dragón (el mayor del país), Shell (angloholandesa), Cadbury, Unilever o el banco HSBC entre otras, se llenan los bolsillos desde hace años girando sus multimillonarias ganancias a sus casas matrices, fortaleciendo de esta forma las posiciones económicas y políticas de los capitalistas ingleses y sus socios.
La desmalvinización fue la contracara de la entrega y si hay un gobierno que ha desaprovechado la acumulación social antiimperialista de estos años para tomar medidas concretas, ha sido el kirchnerismo.
Malvinizar y afectar los intereses del capital es el camino para recuperar soberanía
La pelea por la recuperación de Malvinas no comienza en la costa de las islas ni en los tribunales internacionales, sino en nuestras propias calles afectando los intereses de los capitales ingleses, recuperando nuestros recursos y producción que fueron entregados por los gobiernos cómplices. La pelea por recuperar soberanía tiene que darse también reivindicando el papel heroico del pueblo que puso la vida en esas batallas, atendiendo los derechos de los ex combatientes y movilizados, hoy abandonados a su suerte.
En definitiva, el camino a recorrer es el de malvinizar, el de construir una herramienta política consecuentemente antiimperialista que se juegue a fondo por estas causas. Ese camino queremos recorrer desde el MST-Nueva Izquierda, te invitamos a caminarlo juntos.
Martin Carcione
Homenaje a ex combatientes en Capital
La mañana del 2 de abril, el diputado porteño Alejandro Bodart encabezó un homenaje de nuestro partido a los ex combatientes en la esquina de Avellaneda y Bahía Blanca, en la plaza de Floresta cuyos vecinos proponen llamar “Héroes de Malvinas”.
“Para avanzar en recuperar soberanía sobre las islas es ineludible afectar los intereses económicos británicos, en vez de darles concesiones como pasa hoy”, señaló Bodart. En el acto también habló Omar Romero, ex combatiente de Malvinas y militante del MST-Nueva Izquierda, y nuestra comunera Maru Lopes.
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