El peso que viene adquiriendo la batalla político electoral poco a poco va tiñendo toda la vida política. Así las cosas, mientras el país debate las fórmulas presidenciales y el futuro que se viene, el ejército comunicó a los medios de prensa que su comandante en jefe, el general Milani, notificó su pase a retiro efectivo. Según la fuerza sería “por razones estrictamente personales”.
Amigo y colaborador del genocida Luciano Benjamín Menéndez, César Santos Gerardo del Corazón Jesús Milani fue nombrado Jefe del Estado Mayor General del Ejército, el 3 de julio de 2013, por el gobierno de Cristina. Su función en la fuerza era el espionaje.
Este personaje esté siendo investigado por la desaparición del conscripto Alberto Ledo, cuando la dictadura genocida desarrollaba el nefasto “Operativo Independencia” en la provincia de Tucumán. También fue llamado a declarar –aunque se negó- en el marco de la causa por el secuestro y desaparición del hijo de Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Y además tiene una causa por enriquecimiento ilícito.
Por si quedaran dudas sobre quién estamos hablando, Milani nombró Coronel Mayor al ex director de Inteligencia Marcelo Granitto, también investigado en la causa Ledo.
El gobierno, sabiendo todo eso, lo defendió y lo ascendió. Incluso llegando a situaciones realmente lamentables, como la foto del general abrazado a Hebe de Bonafini. Y así se mantuvo todo hasta el día de hoy.
Cuando el nuevo jefe asumió el mando, el presupuesto para los espías del ejército aumentó enormemente. La función de proteger la nación de ataques externos, fue reemplazada por el espionaje interno sobre organizaciones políticas, sociales, gremiales y dirigentes políticos críticos del gobierno. El proyecto X, el gendarme “carancho”, los infiltrados en las movilizaciones formaron parte de una política centralizada desde los máximos círculos del poder político y militar.
El pase a retiro de Milani, sin dudas tiene componentes políticos vinculados con su situación cada vez más complicada a nivel judicial. Pero también con la disputa por la presidencia. El informe del CELS cuestionando al general por la violencia institucional mostró que hay sectores de la propia base social kirchnerista que no toleran que siga al frente del ejército.
El gobierno tiene una sola preocupación en mente: no perder votos y tratar de llevar a Scioli al poder. Así es que, igual que cuando lo nombraron máximo jefe, para retirarlo las que valen seguramente son razones políticas del oficialismo gobernante.
Por todo lo anterior, hay una cuestión que no se puede dejar pasar. Estamos hablando de un genocida que fue premiado con el máximo cargo de responsabilidad en el ejército. Que no fue investigado seriamente por la justicia adicta al poder y que además se retira como millonario.
El “gobierno de los derechos humanos” deberá seguir dando explicaciones por haberlo nombrado y defendido.
Pero además hay que exigir que este retiro no sea un pase directo a la impunidad. Milani tiene que ser obligado a declarar por los crímenes de lesa humanidad en los que está implicado y ser condenado a cárcel común, perpetua y efectiva. Y atrás de él tienen que ir a juicio todos los militares que aún siguen en funciones a pesar de ser comprobados represores.
Esa es nuestra lucha, pero no nos mueven razones personales, luchamos por los 30.000 desaparecidos, los torturados, los presos políticos, los exiliados, para lograr memoria verdad y justicia.
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