Se cumplen 40 años de la Masacre de La Plata

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Al anochecer del 4 de setiembre de 1975, Roberto «Laucha» Loscertales -un destacado dirigente estudiantil y miembro de la dirección regional del PST de La Plata- junto a cuatro militantes más, Adrianita Zaldúa, Hugo Frigerio, Ana María Guzner Lorenzo y Lidia Agostini, fueron interceptados por un comando de la Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A. Los compañeros iban en un Renault Gordini a entregar dinero en apoyo al fondo de huelga de Petroquímica Sudamericana, que estaba tomada por sus trabajadores.
Los secuestran en pleno centro de La Plata, cerca de la Catedral, y los llevan a la seccional policial de la calle 56, entre 13 y 14. Allí los golpean duramente. Al «Laucha» lo desfiguran tanto que no se lo pudo velar a cajón abierto. Finalmente trasladan a todo el grupo a La Balandra, un descampado de Berisso en la costa del río, donde los acribillan a todos adentro del auto; a Ana María Guzner la matan fuera del vehículo.
Se ensañan con ferocidad. Adriana Zaldúa tenía 79 balas en su cuerpo. Esto ya había ocurrido con nuestros tres compañeros obreros masacrados el año anterior en General Pacheco. Es probable que se tratara de un pacto de sangre, por el cual todos disparaban para que nadie quedara ajeno al hecho y pudiera confesar en el futuro.

Más muertes de la Triple A

Los cadáveres aparecieron en la madrugada del viernes 5. Una vez hecha la identificación, el partido salió a repudiar el hecho. En el Ministerio de Obras Públicas provincial, donde trabajaban Frigerio y Zaldúa, los trabajadores paralizaron sus tareas. El compañero Oscar Lucatti, que también trabajaba allí, fue al local central del partido en La Plata y junto a Carlos Povedano, miembro del comité regional, que había ido a retirar los cadáveres, y a Patricia Claverie, una militante estudiantil, a la tarde salieron a repartir volantes.
Este grupo de compañeros también fue secuestrado en las calles céntricas de La Plata. Una banda con armas largas los subió a la fuerza a un Fiat, cuya patente fue denunciada. Luego de largas horas de búsqueda, que fue obstaculizada por la policía que ya tenía los cadáveres en su poder, nuestros tres militantes aparecieron fusilados.
En esos días La Plata se había convertido en un territorio liberado para las bandas fascistas. El Partido Socialista de los Trabajadores se había dirigido con el histórico abogado socialista Enrique Broquen y las hermanas de Adriana Zaldúa a la Casa de Gobierno bonaerense para entrevistarse con el gobernador Victorio Calabró, dirigente de la UOM que sucedió a Oscar Bidegain cuando la izquierda peronista fue desplazada por Perón de sus ubicaciones gubernamentales. No estaban Calabró ni tampoco sus ministros o secretarios. No había ningún funcionario político a quien hacer la denuncia y el reclamo.

Un contexto político complicado

El fusilamiento de ocho militantes del PST fue quizás uno de los más terribles actos terroristas de la Triple A y las bandas fascistas del gobierno peronista de aquellos años. No obstante, aún sigue impune.
A diferencia del primer golpe asesino que sufrió nuestra organización en aquellos años, la Masacre de Pacheco a fines de mayo del ’74 y ante la cual el partido pudo generar una amplia movilización de repudio, el brutal ataque de La Plata encontraba al país en un marco distinto. Si bien hubo paro en el Ministerio de Obras Públicas y en la Universidad, donde trabajaban los compañeros, su velatorio y entierro tuvieron que hacerse en un clima político adverso, bajo la amenaza de una tercera ola de secuestros.
La Masacre de Pache-co había sido parte de un giro reaccionario del gobierno del general Perón y su esposa Isabel destinado a golpear al movimiento obrero y también a restringir las libertades democráticas, incluyendo a la oposición patronal. Por eso hasta la UCR se pronunció en solidaridad con el PST. Ese giro fue frenado por la respuesta obrera que derrotó el plan del ministro de Economía de Isabelita, Celestino Rodrigo. Con quince días de movilizaciones y un paro general de 36 horas, la clase trabajadora había hecho saltar a López Rega y al mismo Rodrigo, debilitando al gobierno de Isabel.
Pero a partir de allí la burocracia sindical empezó un repliegue, que le permitió a los capitalistas, los gorilas y los jefes militares descargar las bandas asesinas contra el movimiento obrero y la izquierda, como un prólogo del golpe contrarrevolucionario que vendría en marzo del ’76.
Esa traición, más el rol adverso que jugaban las acciones guerrilleras descolgadas de las luchas obreras y populares en un cuadro donde las bandas fascistas seguían golpeando, generó una importante confusión en el movimiento de masas. Esto impedía una respuesta contundente que unificara la resistencia a los planes de ajuste del nuevo ministro de Economía Antonio Cafiero, cuyo objetivo era que los trabajadores pagaran el costo de la crisis.

¡Compañeros del PST, presentes!

A 40 años de la Masacre de La Plata, desde el MST-Nueva Izquierda seguimos recordando y honrando a nuestros mártires. Ellos son parte del centenar de compañeros y compañeras del PST detenidos-desaparecidos. Jóvenes trabajadores y estudiantes, formaron parte de la generación combativa de los ’70 que luego con el golpe militar y la dictadura genocida pagaría el enorme precio de 30.000 vidas de militantes populares.
No por repetidas ciertas palabras dejan de ser válidas. El mejor homenaje que hoy podemos rendirles a los ocho compañeros asesinados en La Plata es redoblar nuestro compromiso y nuestra militancia cotidiana por el socialismo y la revolución.

Fueron grandes porque grande era su militancia por el socialismo

Como lo publicó en aquellos momentos Avanzada Socialista, el periódico del PST, Adriana Zaldúa, Patricia Claverie, Lidia Agostini, Oscar Lucatti y Ana María Guzner Lorenzo eran militantes de base, y Roberto Loscertales, Claudio Enrique Povedano y Hugo Frigerio eran dirigentes políticos y sindicales. Todos ellos dieron su vida por la causa de la revolución socialista.
Roberto «El Laucha» Loscertales. Tenía 31 años. Era miembro de la dirección regional del PST platense. Entró al partido en 1967 cuando estudiaba Ingeniería y fue el fundador de nuestras agrupaciones estudiantiles en la ciudad, por lo que era un dirigente reconocido. En 1972 dejó la facultad para recorrer el país para lograr, junto a otros compañeros, la legalidad del partido. Fue obrero de Astilleros Río Santiago, de donde fue despedido por impulsar la solidaridad con la lucha de Propulsora Siderúrgica. Dirigente natural, rápidamente se ponía al frente de los lugares donde estaba estructurado. Al momento de su muerte estaba apoyando la lucha de Petroquímica.
Hugo Frigerio. Había ingresado al PST en 1973 con las grandes movilizaciones de estatales, de las que fue un importante dirigente. Tenía 30 años. Integraba la comisión interna del Ministerio de Obras Públicas platense. Fue candidato en las elecciones y dirigente del frente partidario de estatales. Dos veces había escapado de atentados contra su vida.
Lidia Agostini. Había entrado recientemente al partido luego de recibirse de odontóloga. Fue de las primeras militantes del frente de profesionales. Con 27 años, trabajaba en un dispensario municipal de La Plata.
Ana María Guzner Lorenzo. Ingresó al PST en 1973. Fue delegada de la Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata. Trabajó en la Universidad durante 11 años hasta que la «misión Ivanissevich» la despidió. Luego ingresó como empleada en el Consejo de Profesionales de Economía bonaerense.
Adriana Zaldúa. Entró al partido en 1971 y tenía 22 años. Intervino en las movilizaciones de solidaridad con los trabajadores bolivianos y participó en la lucha que logró desalojar a los grupos fachos de la facultad. En el ’74 fue a Quilmes para participar en la formación de la Juventud y el trabajo docente. Había vuelto a La Plata y estaba militando en Arquitectura cuando fue asesinada.
Patricia Claverie. Se había ligado al PST en la ciudad de Bahía Blanca como activista del movimiento estudiantil. Luego viajó a La Plata a estudiar Ciencias Naturales, mientras trabajaba en el Senado provincial.
Carlos Enrique «Dicki» Povedano. Entró al partido en la Facultad de Ciencias Económicas en 1971. Organizó a sus compañeros de la Dirección de Previsión Social de la Nación, convirtiéndose en un dirigente destacado del sector. Era miembro de la dirección regional del PST de La Plata.
Oscar Lucatti. Ingresó al PST en 1972, en la preparación de las campañas electorales. Inició la construcción de la Juventud Socialista de Avanzada en Ensenada. Era delegado del Ministerio de Obras Públicas.

                           Gustavo Giménez

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