Dos demonios nunca más #ChauLopérfido

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Toda política capitalista necesita un clima ideológico propicio. Para fabricarlo, usan los medios masivos de comunicación, los partidos tradicionales, la burocracia sindical, la intelectualidad y la producción editorial. Es este el obletivo de la provocación del ministro macrista.

Con el deterioro del gobierno anterior, la fracción burguesa que promovió a Macri inició una campaña restauracionista de la teoría de los dos demonios. El escritor Ceferino Reato, en su libro de entrevistas con Videla (“La disposición final”), dice que la cifra de 30 mil desaparecidos es “mágica y marketinera”. Fernández Meijide abonó también el cuestionamiento a la cifra de 30 mil. Una editorial de La Nación directamente planteaba terminar con los juicios a los genocidas. El secretario nacional de DDHH Avruj, recibió a familiares de “víctimas del terrorismo de la guerrilla”. Una novedad desde 1983. Y finalmente, hace pocos días, el flamante ministro de cultura de CABA, Darío Lopérfido, se despachó abiertamente en el mismo sentido: “Los 30 mil desaparecidos son un número inventado en una mesa”. Rápido la impresentable de Cecilia Pando ya directamente planteó que nunca hubo un genocidio, y Lanata también le dio cobertura a la provocación reaccionaria del ex ministro “sushi” de De la Rúa.
Criminalización de la protesta
y la teoría de los dos demonios

En el prólogo del informe de la CONADEP en 1984 se lee:“Durante la década del ‘70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda (…) A los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido”. Esta ideología planteaba una especie de guerra de dos aparatos militares “extremistas” y a la clase obrera, el movimiento estudiantil y toda la población como espectadora víctima de esas posiciones exacerbadas. Se ocultaba la lucha enorme de los trabajadores, el cuestionamiento a la burocracia sindical y, sobre todo, que el genocidio había sido esencialmente para desmantelar la resistencia obrera, ya que la guerrilla como aparato ya estaba semi-destruido en 1976. Retomar ahora esa tesis, aprovechando la manipulación de los DDHH por parte del kirchnerismo y la cooptación oficialista de organismos, tiene el sentido de estigmatizar toda protesta como “exceso”. Así se va construyendo un estado de opinión pública para aislar a los “violentos” que reclaman y criminalizar la protesta, como con Milagro Sala. Es una táctica funcional al ajuste que el PRO está aplicando.

Estamos con Norita Cortiñas: que renuncie Lopérfido

Hace pocos días la referente de Madres Línea Fundadora planteó que Lopérfido se tenía que ir por esas declaraciones nefastas. Coincidimos. Proponemos impulsar una amplia campaña unitaria de movilización política y democrática en la juventud, para exigir la renuncia del ministro PRO. Planteamos que hay que integrar ese reclamo a un programa democrático anti-represivo de cara a los 40 años del golpe genocida:

  • Contra la criminalización de la protesta.
  • Por la libertad de Milagro Sala
  • Anulación del fallo del TSJ de CABA que permite a la policía detener por averiguación de antecedentes.
  • Derogación de la Ley Antiterrorista.
  • Estas medidas, junto con la oposición al ajuste económico de Macri, son una buena base para construir un masivo y unitario 24 de marzo en todas las plazas del país.

Mariano Rosa

Loperfido


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