Cambiemos intenta recauchutarse

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El pasado viernes 28, la coalición Cambiemos lanzó su mesa nacional en el salón Lahusen de San Telmo con sus principales dirigentes, en un intento de maquillar un frente lleno de fracturas de cara a las legislativas 2017.
La mesa contó con la presencia de dirigentes de los cinco partidos del frente. Participaron Mauricio Macri, Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal por el PRO, Elisa Carrió por la Coalición Cívica, referentes de la UCR como Ernesto Sanz y José Carral, además de varios funcionarios y gobernadores provinciales. El objetivo era lanzar la Mesa Nacional para empezar a articular un espacio que cada vez tiene menos cosas en común y se encuentra contrarreloj para las elecciones del año que viene.
Con varios chistes de Mauricio, una Carrió casi muda y sin muchas novedades, el encuentro se mostró como un parche para tratar de contener un espacio que no para de mostrar rispideces. Si bien los referentes aseguraron que Cambiemos busca demostrar que no es un frente meramente electoral, no lograron especificar cómo iban a conseguir mayor organicidad ni cómo funcionaría la mesa nacional con todos sus integrantes.
¿Y por casa cómo andamos? Los últimos días Cambiemos exhibió abiertamente varias de sus diferencias. El fuerte cruce al que salió Carrió cuando llamó a impulsar el juicio político contra la procuradora Gils Carbó, obligando a que se quite del tratamiento legislativo el proyecto de reforma del Ministerio Público Fiscal, o también la exigencia al gobierno nacional para que suspenda los tarifazos hace unos meses son muestra de ello. Estos cruces reflejan que las medidas antipopulares que pretende llevar adelante el gobierno de Macri no tienen base social, lo que presiona a sectores del propio Cambiemos, que se desmarcan para defenderse.
Debido a la falta de una estructura nacional propia, para las últimas elecciones, Macri garantizó su triunfo construyendo Cambiemos en todo el país con la estructura moribunda de la UCR, que le dio una mano. El problema es que para gobernar se está apoyando más en el PJ que en la UCR. Esto genera rispideces, como en Salta, donde la UCR tiene su propio candidato y Macri en vez de apoyarlo se muestra cada vez más con Urtubey.
A su vez, el PJ, junto a la burocracia sindical y la Iglesia, le garantiza la gobernabilidad a Macri, pero tiene su propia agenda para prepararse como recambio. Por eso el Pro busca relanzanzar su espacio, pero todo cuesta porque el pueblo se le opone a cada paso.

Candela Herrero

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