Pasada la Marcha Educativa y el paro nacional, medidas tardías aunque imprescindibles, hay que seguir con un plan de lucha decidido por las bases.
Macri y Cambiemos, con aval de gobernadores del PJ, el FPV, MPN y PS, siguen avanzando en su contrarreforma educativa. Junto a los recortes presupuestarios, privatización; cierre de programas, cursos, carreras e Institutos; la otra pata es el ajuste en la masa salarial, al negar la Paritaria Nacional.
Con eso buscan: 1) Negar una instancia nacional para evitar subir el techo salarial, al nacionalizarse el conflicto. 2) Pactar salarios a la baja con el 15% del Pacto Fiscal. 3) Mantener congelado por tercer año el Incentivo que Macri paga al millón de docentes del país. Y ahorrar en Material Didáctico con una «suba» de $ 420 por todo el año. 4) Recortar 50% el Fondo Compensador Salarial que la Nación debe aportar a casi la mitad de las provincias. 5) Atomizar más el reclamo y nivel salarial por provincias.
Ante ese ajuste global se da la mayor traición de la Celeste de CTERA y los gremios, al planchar la lucha nacional y aislar a las provincias. A diferencia de 2017, cuando debieron llamar a 14 paros nacionales y a la Marcha Federal en marzo, ahora no tienen empacho en actuar como la burocracia que garantiza la gobernabilidad del ajuste.
Al levantar la lucha en 2017, luego de la Marcha Federal, llevaron la derrota de sus reclamos: negar la Paritaria Nacional y la suba del Incentivo y del Fondo Compensador. Los gobernadores del PJ lo bancaron. Eso tuvo consecuencias al condicionar la predisposición para salir a luchar en sectores de la docencia, al sufrir la entrega de 2017. Así, este año, la burocracia decide frenar el conflicto de entrada.
Al decir que #Hay2019, la dirigencia K de CTERA aspira a reposicionarse en la interna del PJ, mostrándose como factor de gobernabilidad al dejar pasar el ajuste nacionalmente y firmar un 10%, 15% o 17% en numerosos distritos. Pese a esto, en la mitad de las provincias la docencia resiste.
Si bien no hubo desborde generalizado, sí hubo presión y desborde en distritos claves. Con los SUTEBA Multicolor, superando incluso desacuerdos internos, como fue con el paro del 10 de mayo. En Capital, con la irrupción en defensa de los 29 profesorados, contra la UniCABA. En Neuquén, con la masiva participación de la base, superando limitaciones de la oposición Multicolor de ATEN. También en Chubut o en gremios de la Federación Nacional Docente de Chaco y Misiones.
En ese marco, es preciso superar limitaciones y falta de determinación de la oposición para postularse y organizar un accionar independiente de la burocracia. Ante la traición Celeste, asistimos a un año de división, parálisis y pérdida de iniciativa de las conducciones Multicolor.
Un sector parece más preocupado en cuidar espacios «recuperados» que en organizar al conjunto nacionalmente. Es particularmente grave el seguidismo a la Celeste de la Marrón/PTS. Aunque también del Encuentro Colectivo. Más las idas y vueltas de la Azul y Blanca. Lamentablemente Tribuna Docente/PO no contribuyó al no explorar alguna coordinación de las provincias en lucha en marzo y abril como planteamos.
Tampoco las conducciones de Mendoza, Santa Cruz o Tierra del Fuego. Mientras la Rojo y Negro de Entre Ríos terminó, de hecho, acompañando la política Celeste de levantar paros que habían sido resueltos en Congreso.
Convocamos entonces a poner en pie una Alternativa Docente que luche por exigir a la Celeste, pero que dé pelea en la Multicolor por tener iniciativas para superar todo aislamiento y freno de la burocracia. Con un método democrático para fortalecer, en la Multicolor, a quienes queremos avanzar consecuente y decididamente. Para acumular y preparar las mejores condiciones de lucha.
Tras el paro nacional y la Marcha Federal, hay que hacer y exigir asambleas y plenarios para decidir su continuidad. En apoyo a las provincias, con medidas progresivas de CTERA, más un paro general que diga no al FMI, sí al salario y la escuela pública.
Alternativa Docente