EGGER: 4 meses resistiendo

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Marcelo Fernández, delegado despedido: «Nos echan por buscar un gremio que nos represente. Egger no quiere la libertad sindical»

¿Cómo viene el conflicto?

En la planta se trabaja con aglomerados, molduras, tableros de madera y terminaciones. A fin de 2018 se cambia el horario rotativo. La mayoría de los trabajadores estaba en desacuerdo porque se complicaba con las familias. Ya en diciembre comenzaron las quejas de los compañeros, que me hacían llegar por ser el referente de un sector donde trabajan más de 200 operarios. En febrero decidimos juntar firmas para pedir volver al horario anterior. Firmaron más de 180.La empresa se negó.

En asamblea se manifestó que 35 trabajadores estaban cobrando un salario por debajo del nivel de pobreza: tras dos años de contrato no habían modificado su salario. 150 trabajadores participaron de la asamblea que nos permitió revertir la situación: se volvió para atrás en el horario y se mejoró el sueldo de los compañeros. Ahí sabíamos ya que la empresa quería saber quiénes eran los cabecillas de cada sector.

Nosotros seguimos dialogando con la gente para buscar un gremio representativo, ya que al de la Madera estamos desafiliados hace más de diez años porque no nos sentimos representados. Cada vez que llevaban una inquietud al gremio, ellos llamaban a la empresa y quedaba en evidencia quién fue a hacer el reclamo frente al gerente y Recursos Humanos. Hubo dos o tres casos de aprietes y despidos, eso hizo que la gente se desafilie. Por eso decidimos buscar un gremio que nos represente. Cada vez que íbamos a buscar una mejora salarial o de puestos de trabajo siempre íbamos uno o dos elegidos por la gente de cada sector, pero íbamos sin ningún respaldo, quedamos expuestos y podíamos ser los próximos echados.

Como ya sabíamos que en esa asamblea habíamos quedado demasiado expuestos, y como llamamos a la prensa y eso no le gustó a la empresa, empezó a perseguir a la gente que andaba organizando. Eso nos llevó a buscar al gremio Químicos. Se nos dio la posibilidad de hablar con Camioneros, pero en el convenio no entraba nuestro rubro: el más cercano era Químicos. La empresa no lo reconoce y dice que queremos ganar más, pero nosotros lo que buscamos es un gremio que nos represente.

Después de que nos pusimos de acuerdo y decidimos Químicos, nos afiliamos más de 240. La empresa se enteró y empezó a perseguir. Con el afiliado iban hacer una lista negra de futuros echados. Nosotros seguimos afiliando y mucho más en la segunda asamblea: yo, como referente, afilié a otros 130 trabajadores. Con todos los afiliados decidimos hacer la votación de delegados. El 16 de mayo fueron las elecciones: votó más de la mitad de los afiliados. Se siguieron los pasos legales y se avisó a la empresa. Al otro día el gremio presentó a Trabajo la información de las elecciones. A las 11 nos llaman a Recursos Humanos a un subdelegado, ocho afiliados y a mí que era delegado. Nos dicen que éramos los primeros echados por la «baja producción». Con un escribano nos dieron un papel para notificarnos y que el despido nos llegaba en dos o tres días. Pero optamos por no firmarlo y nos acompañaron con tres de Seguridad para retirar las cosas. Recién a la salida pudimos hablar con los compañeros. Les insistí en que no podíamos irnos y teníamos que tomar una medida porque estábamos mal echados, Egger no quiere la libertad sindical y eso es una persecución.

¿Qué medidas de lucha tomaron?

Acampamos seis días afuera de la empresa y llegamos a reuniones con Trabajo que no fueron positivas. El último día hicimos un escrache masivo con otros gremios y con el MST, que nos acompañaron para recuperar nuestros puestos de trabajo.

La empresa no quiere que seamos libres de elegir un gremio representativo. Eso les molesta porque en estos 25 años siempre han hecho ellos los manejos a su manera con el gremio de la Madera. Cada vez que se llevaba un reclamo, se dilataba el pedido y por cansancio algunos dejaban de reclamar. Y si seguía insistiendo, ya quedaba marcado.

¿Cómo sigue la pelea?

Sigue para revertir esta situación. Ahora lo llevamos por la vía de la justicia. En la primera audiencia nos ofrecieron una nueva indemnización. Pero nosotros queremos recuperar la fuente de trabajo de las diez familias y que se haga justicia por nosotros y por los más de 350 trabajadores que hay adentro, que no pueden tener la libertad sindical para defenderse. Vamos a seguir esta lucha hasta lo último para que no estén desamparada s más de 350 familias que están ahí adentro y que nuestros compañeros no sean esclavos de estas empresas. No vamos a bajar los brazos.

 


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