Fidel Castro y el caso Hilda Molina

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En el marco de la cumbre del Mercosur, a la que asistieron, entre otros, Hugo Chávez y Fidel Castro, se desarrolló una polémica en torno al caso de la médica cubana Hilda Molina, a quien no se le permite salir de Cuba para ver a su hijo y a sus nietos, residentes en la Argentina. Esta polémica se desató en la cumbre cuando un periodista cubano de la derecha de Miami le preguntó a Castro por la médica. Este hecho ha despertado una polémica en la que hay que pronunciarse con claridad.
Es evidente que el imperialismo y la derecha reivindican de una manera cínica el derecho de Molina a salir de Cuba. Ellos son los mismos que justifican las invasiones a Irak o el Líbano. Son los que impulsaron y colaboraron con todo tipo de golpes militares y lo que pretenden no es mas democracia para el pueblo de Cuba, sino volver a instalar en la isla una dictadura del gran capital, reinstalar a los monopolios y a la vieja oligarquía Cubana expropiada por la revolución.
Pero esto no significa que sea correcta la decisión del régimen cubano. Creemos que en este caso es una aberración que no se le permita la salida a la médica cubana, piense como piense.
Nosotros al igual que gran parte del pueblo argentino defendemos las conquistas de la revolución cubana, que han hecho que su pueblo haya logrado resolver problemas como los de salud y educación, de manera muy superior a toda Latinoamérica y gran parte del mundo, incluso Estados Unidos, donde la salud y la educación son un lujo.
Y estamos por la defensa de Cuba contra toda agresión imperialista y la eliminación del criminal bloqueo de EEUU. Pero si las conquistas logradas por la revolución no son acompañadas de un régimen de plena y efectiva democracia para los trabajadores y el pueblo, el futuro de esas mismas conquistas está en riesgo. Lo muestra el ejemplo de la URSS y los países del Este, donde las dictaduras de los partidos comunistas se derrumbaron en la década de los 90 arrastrando en su caída a las conquistas por las que habían luchado las masas.
No es verdadero socialismo el de un sistema político de partido único, donde nadie tiene derecho a opinar distinto al secretario general y la jerarquia del PC o como en este caso ni siquiera salir del país. Sin libertades, cualitativamente superiores a las de las democracias formales de los regimenes capitalistas, no hay socialismo posible. El pueblo debe poder organizarse, expresar sus ideas y decidir sobre todas las cuestiones del país.
Por eso no coincidimos con los sectores de izquierda o progresistas que con la excusa de la amenaza imperialista justifican todas las limitaciones a la democracia, defendiendo a un régimen totalitario. De la misma manera que la campaña imperialista y los gusanos de Miami es cínica y contrarre-volucionaria. La limitación de las libertades democráticas debilita a la revolución, fortaleciendo a los que supuestamente se quiere combatir. Este es un debate muy importante a realizar no sólo para el futuro de Cuba sino para el conjunto de América Latina y el mundo, ya que en el fondo estamos discutiendo por que modelo de sociedad debemos luchar.

L. M.


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