Productores agropecuarios vs. gobierno

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Las vacas son ajenas

El gobierno y los productores del campo se trenzaron en una fuerte disputa que incluye el intercambio de acusaciones, movilizaciones y paro agropecuario. ¿Qué pretenden unos y otros? En medio del fuego cruzado, los pequeños productores agropecuarios y las familias obreras y populares son los perjudicados. ¿Se pueden tomar otras medidas para favorecer a los de abajo?

Cuando este periódico esté llegando a sus manos habrá terminado el primer paro agropecuario a Kirchner, llamado por Confederaciones Rurales Argentinas y apoyado por la Sociedad Rural Argentina y algunas filiales de Federación Agraria Argentina.
El gobierno presionó a los frigoríficos para que no compren hacienda en vísperas del paro y pese al ingreso de 12.482 vacunos al Mercado de Liniers sólo se vendieron 2023. Durante un fin de semana quedaron en los corrales 10.459 vacunos, unos ocho millones de pesos. Después, la protesta agropecuaria pareció inclinar la pulseada para su lado y casi no hubo oferta de ganado, tal cual querían los productores. También hubo movilizaciones y ahora están viendo si negocian o van a otra medida de fuerza. Kirchner tiene roces y problemas hasta con sus aliados estratégicos.

¿De dónde viene la disputa?

La actual situación fue gatillada por la reaparición de un viejo flagelo nacional: la inflación. Con la suba de los precios a Kirchner se le encendió la luz roja de alarma contra su proyecto electoral reeleccionista y tomó medidas: eliminó los reintegros a las exportaciones, aumentó las retenciones y suspendió las exportaciones de carne por un tiempo.
Los productores reclaman que se reanuden en forma total las exportaciones de carne. Además manifiestan su malestar por las restricciones a las exportaciones de trigo y de productos lácteos. Pero, dentro del sector agro-pecuario no todas las quiejas son uniformes. Algunos dan esta pelea intentando subsistir a pesar de las cargas impositivas estatales y el monopolio de las grandes empresas. Otros sólo quieren mantener la hegemonía de su negocio.
Las medidas de Kirchner fueron y son limitadas. No sirven. El índice novillo trepó un 7,61 por ciento respecto del jueves y un 14,5 por ciento con relación al viernes. El índice general subió un 5,6 por ciento en relación con el miércoles pasado.
Mientras el precio promedio del kilo vivo en Mataderos cayó un 17,4 por ciento desde diciembre último, el precio al consumidor de las carnes vacunas, en Capital Federal y Gran Buenos Aires, acumuló una baja de sólo el 1,8 por ciento en el mismo período. No vaya a ser cosa que todo esto termine con la gente pagando más cara aún la carne.

Son insaciables

Usted compañera, que hace malabares para parar la olla de la casa. Usted compañero, que se gana el mango con sudor y lágrimas, lea cuál es la situación de estos privilegiados. Según una encuesta de Sondeo/Jefferson Davis: “El relevamiento indica que casi 6 de cada 10 productores reconocen que su negocio agropecuario va «viento en popa» y que el 36% no manifiesta quejas…”
El diario La Nación, los oligarcas y sus representantes, también opinan: “…la devaluación y los precios generaron en el sector agropecuario una renta extraordinaria… Pero hubo cambios significativos que comenzaron a afectar su rentabilidad porque los precios ya no son tan atractivos; por la influencia de la inflación y el aumento de los costos laborales a raíz del aumento de los salarios…” (Berensztein)
Mientras los salarios van por detrás de la inflación y el monto de los planes sociales es una verdadera burla a la pobreza, la Argentina exportó en el semestre un 13% más registrando un superávit comercial de 5935 millones de dólares, siendo el sector de manufacturas agropecuarias el de mayor participación.
Les va de primera, quieren seguir ganando fortunas siderales siempre y que los salarios de los trabajadores sean más bajos.

Entre bueyes no hay cornadas

Se ve que Kirchner sintió el golpe. Por eso, respondió a la cuarta y última jornada del paro agropecuario con el anuncio del plan ganadero, bajo el slogan “Más carne argentina.”. La iniciativa incluye el financiamiento del Estado por unos $ 857 millones por cuatro años para los productores. Según dicen: “encierra el objetivo de aumentar la oferta de carnes, incrementar en 500.000 toneladas la producción mediante asistencia sanitaria, subir la tasa de extracción de los rodeos en un 27%, el destete de 1,4 millones de terneros más y aumentar la implantación de pasturas. El programa también comprende la modernización de la comercialización de carne en cuartos en lugar de la tradicional media res.”
Argumentando a favor, dijo la Ministra de Economía Felisa Miceli: «Esto es para que se evalúe el esfuerzo que se está haciendo y que no es casualidad para beneficiar al sector agropecuario».” Este programa significa una transferencia de recursos del Estado y de toda la sociedad de unos $ 400 millones…” (Quiere decir que lo paga usted y los que más necesidades tenemos).
Los detalles del plan los dio el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Miguel Campos, procesado por supuestas irregularidades en la distribución de la cuota Hilton (cupo de exportaciones de carnes de alta calidad a la Unión Europea) que también hizo una invitación clara a negociar en secreto: «Hay que salir de este barullo mediático del reclamo para construir un nosotros”.
El subsecretario Javier de Urquiza así mismo dijo: «La iniciativa que presentamos hoy es muy positiva y esperamos que cuando finalice la medida de fuerza, se reanude el diálogo»
¿No le resulta conocido? Para los que menos tienen, los planes siguen siendo de $ 150 y los salarios por detrás de la acumulación inflacio-naria. Para los que más tienen, subsidios.
¿Entiende por qué decimos que aunque se peguen, se parecen al programa 100% lucha? Entre los dueños del país, las patronales, los ricos y los gobiernos que están para salvaguardar sus intereses estratégicos, siempre hay arreglo. Por más o menos plata, por más o menos tiempo. Compañero, puede ser que usted le crea a Kirchner o le gusta lo que dice. Pero, no es hace más que poner el guiño para la izquierda y en realidad, doblar a la derecha.

Rubén Tzanoff


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