Escriben: Cacho y Silvia Bonato, corresponsales desde la asamblea y la acampada 15M, Málaga
En sus orígenes, lo que está sucediendo hoy en muchas ciudades europeas fue contagiado por las movilizaciones árabes y del norte de Africa.
La crisis del sistema capitalista avanza, los centros de poder internacionales ya no tienen alternativas válidas que ofrecer, y las respuestas populares recientes como las de Túnez, van produciendo su efecto “contagio”.
Así vemos hoy cómo del otro lado del Mediterráneo, en España más precisamente, importantes sectores populares, encabezados por jóvenes que no obedecen a ninguno de los partidos tradicionales (socialdemocracia y conservadores), salieron a tomar los centros urbanos, reclamando ¡democracia real ya! a escasos días de las elecciones municipales y en plena campaña electoral.
Las redes sociales en Internet juegan su rol fundamental en estas convocatorias, donde a 48 horas de las elecciones éstas se han convertido en el centro de un debate sobre lo que estaba sucediendo en la Puerta del Sol y en las plazas de las principales ciudades españolas, sobre las consecuencias de la movilización del 15 de Mayo.
La derecha política y los medios de comunicación no tardaron nada en criminalizar al Movimiento 15 de Mayo (15M), exigiendo una intervención contundente de la policía para desalojar las plazas tomadas por miles de manifestantes y así preservar las “libertades democráticas”. Lejos de obedecer los arbitrarios dictámenes de la Junta Electoral, cientos de miles de manifestantes permanecieron en las plazas ejerciendo su derecho de manifestación y reflexión colectiva; demostrando en las calles que no nos sentimos representados por la falsa democracia del poder.
El PSOE y PP aterrados
La hipocresía del Partido Popular (PP) que tiene vínculos históricos con la dictadura franquista, y claro vencedor en las elecciones del 22 de Mayo, erigiéndose en máximo defensor de los “derechos democráticos”, no ha engañado a nadie. Por el contrario, se sienten aterrados ante un movimiento masivo de jóvenes y trabajadores, con un marcado carácter anticapitalista.
Por parte del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), la política aplicada durante su gobierno y especialmente los recortes y ajustes contra la mayoría de la población, siguiendo los dictados de los Bancos y las grandes empresas, ha provocado una caída histórica en sus resultados electorales.
Las concesiones permanentes ante los poderes económicos del capitalismo, provocando más de cinco millones de desocupados, regalando dinero público a los banqueros, llevando adelante una devastadora reforma laboral con despidos baratos y cientos de miles de desalojos por no poder pagar las hipotecas; ha llevado a la frustración de su base social y ha permitido al Partido Popular (la derecha), obtener un mejor resultado electoral.
Esto último, lejos de amilanar las ansias de lucha, significa un desafío mayor para el Movimiento 15M, que continúa con sus multitudinarias asambleas, ahora llevándolas a los barrios periféricos y manteniendo ocupadas las plazas de los grandes centros de Madrid, Barcelona, Valencia, Tarragona, Sevilla, Granada, Málaga, Zaragoza…y así en todas las Comunidades Autónomas españolas.
De la misma manera siguen organizando concentraciones en las puertas de los consulados de Francia, manifestando su apoyo a los miles de jóvenes y trabajadores reprimidos brutalmente por la policía de ese país en la Plaza de la Bastilla, cuando se solidarizaban y emulaban al movimiento español.
Para avanzar en esta lucha es fundamental ganar el apoyo del movimiento obrero y orientarnos hacia él, hacia los cientos de miles de trabajadores y miles de delegados sindicales que también sufren la crisis y se oponen a la política de sus dirigentes. Resulta impresentable el silencio de las direcciones de los Sindicatos obreros más grandes, Comisiones Obreras (CCOO) y UGT ante este Movimiento que recorre todo el Estado Español y parte del mundo.
Las direcciones burocráticas siguen negociando un Pacto Social. Ese Pacto lo necesitan quienes se sienten acorralados ante un pueblo que viene luchando y diciendo basta a la corrupción y a los despidos indiscriminados, como el que están sufriendo los trabajadores de Telefónica.
Unidad con los trabajadores
Este es el momento de plantarse y fusionar la tremenda fuerza del Movimiento 15M con los trabajadores organizados y sus dirigentes a la cabeza, o con “la cabeza de sus dirigentes”. Así de claro se pronunció la multitudinaria asamblea de Málaga y hoy en día es lo que se discute en todas las asambleas del Estado. ¡Democracia sindical ya! es otra de las consignas que también está calando muy hondo en todas las asambleas que funcionan diariamente.
Las asambleas exigen: retirada inmediata de todos los planes de ataque contra la juventud y las familias trabajadoras, basta de regalar el dinero público a los banqueros chupasangre y empresarios especuladores, no a la contrarreforma laboral y al despido barato, no a la reforma de las pensiones y a la ampliación de la edad jubilatoria, incremento drástico de los impuestos a las grandes fortunas, a los beneficios empresariales y a la banca.
Estas Asambleas Populares, verdaderos embriones de una democracia real, vienen demostrando diariamente que el pueblo no debe ser un “convidado de piedra” en las grandes decisiones que le competen legítimamente. Así son capaces de discutir y elaborar, como en Málaga, un proyecto de Ley de Iniciativas Legislativas Populares, que recientemente fue presentado ante el Parlamento de Andalucía, demostrando que el pueblo trabajador va en serio en esta lucha, que va a seguir elaborando proyectos y que los decide. Muy lejos está esto del tortuguismo que demuestran los parlamentos formales y corruptos que se apresuran a decidir leyes que van contra del pueblo trabajador y hacen dormir en los cajones de sus despachos las leyes que necesitan las grandes sociedades y la justicia social.
Por todo esto, debemos trabajar por una coordinación, incorporando al movimiento obrero y las Asambleas Barriales, para que el 15M siga siendo una expresión del sentimiento del pueblo y los trabajadores/as.