La Ciudad se autofinancia en un 89% y el 11% viene de la coparticipación. La matriz fiscal es muy regresiva: el 73% de los recursos propios sale de impuestos al consumo (Ingresos Brutos) y sólo un 15% de impuestos a la propiedad (ABL, Patentes). Nos oponemos a las exenciones a grandes empresas, como las del Polo Farmacéutico, Distritos Tecnológico y Audiovisual, telefónicas por la fibra óptica, etc. Hay que gravar la renta financiera, como la compraventa de acciones y bonos, hoy exenta, lo que rendiría al menos 2.000 millones. En cambio, el proyecto de Código Fiscal de Macri trae una nueva exención: a los call centers, campeones de tercerizar a sus trabajadores.
Sobre el ABL, aunque recauda casi igual que Patentes -lo que es ilógico- y la valuación fiscal está retrasada, rechazamos el aumento por cuatro motivos:
1. La valuación no se actualiza por inmueble, sino según 80 zonas establecidas en 2008. Y en una misma zona hay inmuebles de valor muy desigual.
2. No se debería calcular por inmueble sino acumulado por titular, único modo de que pague más quien más tiene.
3. No se considera la situación del contribuyente. Mucho más desactua-lizados que el ABL están los ingresos de los porteños, sobre todo de jubilados y pensionados. Los exentos(1) son menos de 100.000 y hay otros 330.000 hogares de gente mayor. No todos tienen jubilación o pensión y tres de cada cuatro cobran la mínima. Son miles de jubilados que no llegan a fin de mes, como muchos vecinos, pero igual recibirán un aumentazo del ABL
4. El primer año el aumento tiene un “tope” de hasta 300% y luego podrán duplicarlo cada año.
El cálculo es complejo y con muchos coeficientes, pero la fórmula de la política impositiva de Macri es muy sencilla: exenciones a las grandes empresas + impuestazo de ABL.
(1) Dueños de un único inmueble en el país, valuado en menos de $ 75.000 y que cobran menos de $ 2.480 por mes.
