YPF: Grandes mentiras para tapar grandes problemas

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A comienzos de este mes, la presidenta dijo que ‘la situación con REPSOL-YPF está seriamente complicada’ y deslizó que en el gobierno circula la idea de la nacionalización. ¿Por qué -luego de haber apoyado e impulsado la entrega del petróleo- aparece este anuncio oficial?

“La bandera de la nacionalización vuelve a asomarse en el horizonte”, transcribía Página 12, al hablar del discurso de Cristina criticando la política de las petroleras en el país. Varios de los más “sintonizados” referentes K salieron a referirse al tema.

La cúpula de Repsol, con Brufau a la cabeza, respondió diciendo que las inversiones de la multinacional habían aumentado en el país. Hace unos días tuvo un encuentro con De Vido para presentar el nuevo plan de inversiones para 2012. Aunque ahora el centro de la atención está puesto en las provincias mineras, el gobierno está muy interesado en meter este debate.

Cuestión de caja

Para presentar este tipo de bravuconadas, el gobierno cuenta con el poderoso multimedios oficial; pero también con las tonterías que salen de la prensa opositora.

De un lado y del otro se insiste con la comparación entre estos discursos y el proceso de movilización popular que impulsó (más allá de la voluntad de Chávez) las nacionalizaciones que hubo en Venezuela. Pero las cosas no son así.

Por eso, aunque las AFJPs están en manos gubernamentales, los jubilados ganan $1600 y se vetó el 82% móvil. Por eso, se presentó una Ley de Tierras que, además de tener graves faltantes, llegó una vez que ya se entregaron sectores fundamentales del territorio.

Lo que ha motivado las “nacionalizaciones K”, ha sido la desesperación por hacerse de una fuerte caja para comprar voluntades y continuar con este modelo extractivista y de desindustrialización.

Cualquier intento de meterse con YPF debe entenderse en el marco de más de 8 años de un modelo que, como muestra el tema megaminería, está muy lejos de recuperar nuestros recursos.

Negocios de familia

También ha trascendido que hay una disputa de negocios detrás de las amenazas oficiales. Enrique Eskenazi (que tiene el 25% de las acciones) habría dejado de cumplir los acuerdos tejidos con el propio Néstor, por los cuales se repartían las importantes sumas que el paquete de acciones les daba cada año. Así, Cristina podría resolver “bajarle el pulgar” a este testaferro de otros tiempos y controlar directamente el negocio familiar en esta rama.

Los meses que vienen podrán darle más cuerpo a esta posibilidad. De antemano, no sorprendería que fuera cierta. Cristóbal López, Rudy Ulloa, Ciccone y muchos “empresarios amigos” indican que muy lejos no estamos.

Tapar la crisis

Este es el tercer tema que motiva estos anuncios “épicos”.

Un panorama de complicaciones por la lucha antimegaminería, las paritarias y los efectos de los ajustes locales, provinciales y (sea todo junto o en cuotas) nacionales. A lo que hay que sumarle el distanciamiento con Moyano, el emergente de Plataforma 2012 y los problemas en su frente interno.

En resumen, toda una serie de problemas que aparecen ante los primerísimos efectos del impacto de la crisis mundial y han cambiado el humor de grandes sectores.

A medida que pasan los días y se ve que no hay ninguna solución para estas cuestiones, el kirchnerismo sale con alguna campaña que le permita aunque sea seguir manteniendo movilizado algún sector de su base social. Como las cosas se irán complicando, hay que esperar frecuentes anuncios y campañas nac&pop en los próximos meses.

Nacionalizar el petróleo y el gas: una tarea de los de abajo

Desde la dictadura a la fecha, sin excepciones, los distintos gobiernos y sectores capitalistas han desarrollado un modelo de entrega de nuestros recursos naturales.

Los Kirchner en su provincia fueron la avanzada de estas políticas (ver Como llegamos…).

Hay que seguir el ejemplo de los pueblos que defienden el agua y poner en pie un gran movimiento nacional por la recuperación del petróleo y el gas. Recuperando YPF, poniéndola bajo control de sus trabajadores para que no sea botín de los gobiernos y comenzando un plan de industrialización para enfrentar la crisis y avanzar hacia la construcción un país donde sean los de abajo los que decidan su propio destino, una Argentina Socialista.


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