Bielorrusia y Rusia: Hay que cambiar el sistema, no sólo los funcionarios

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La caída de los regímenes autoritarios, la crisis financiera mundial, la protesta social y las catástrofes ecológicas han adquirido carácter universal. Solamente unidos somos capaces de derrotar el avance del imperialismo y del capitalismo mundial.

Anatoly Matvienko Dirigente del Partido Verde de Bielorrusia

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La situación en Bielorrusia

Aleksandr Lukashenko, el último dictador de Europa, llamo a elecciones 19 de diciembre de 2010, para intentar mostrar al mundo que “Bielorrusia es un país democrático”. El poder le permitió registrarse a varios candidatos para presidencia del país. Se presentaron diez: el presidente Lukashenko y nueve de la oposición. Lukashenko ganó con 84% de los votos. Es obvio que hubo fraude.

Centenas de miles de personas salieron en protesta espontánea a las calles de Minsk, la capital del país. La policía y el ejército reprimieron, hubo casi 1.000 detenidos. Pero al día siguiente, la gente nuevamente salio a la calle. Las protestas se prolongaron durante dos meses. Hubo más represión y detenidos.

Una de las promesas electorales de Lukashenko, era la de aumentar el sueldo mínimo hasta 800 dólares. Durante dos meses llegó a 500 dólares. Pero después hubo una devaluación del 56% de la moneda nacional y luego con otras dos devaluaciones los precios aumentaron. Volvieron las protestas en las fábricas y también en el ejército, en la policía y hasta en la policía científica. Lukashenko aprovechó para expulsar a muchos oficiales del ejército y jefes policiales que estaban en contra de la política estatal.

Se ha endurecido la dictadura

No existen sindicatos independientes, hay solamente sindicatos del Estado. Cuando mataron a Gadafi, prohibieron al último canal televisivo no oficialista.

También aprobaron una ley antiterrorista que permite detener a cualquiera sin que se le presenten cargos. Muchos activistas del movimiento obrero han tenido que huir a Rusia u otros países limítrofes. Dos estudiantes compañeros nuestros, que escaparon a República Checa, crearon un grupo que a través de las redes sociales convocaba a un lugar determinado, en la calle. Se juntaba mucha gente y empezaban a aplaudir. Sin decir nada, simplemente aplaudían como forma de protesta. La policía no sabía qué hacer. Cuando eso empezó a ocurrir simultáneamente en otras ciudades, se acercaban ómnibus no identificados de donde salían patotas que secuestraban manifestantes, los trasladaban a los bosques, les daban una paliza y allí los abandonaban.

También la policía científica empezó a trabajar por medio de las redes sociales buscando a los amigos de los detenidos para citarlos a declarar en las comisarías. Lentamente, este movimiento de protesta terminó.

El país está en venta

Durante los dos últimos años, casi un millón de personas se fueron del país. Los mejores profesionales se van. La situación económica sigue agravándose, aunque el régimen de Lukashenko tiene el apoyo económico de Rusia, Kazakstán y China.

Se venden las mejores plantas petroleras, las fábricas de automotores y las industrias químicas, que fabrican el 10% de la producción mundial de fertilizantes. Se vendieron a Qatar terrenos y aeropuertos. Una parte del territorio de la capital fue vendida a Omán. Se alquiló a los chinos una superficie de 80 km² para ser usada durante 99 años, para desarrollar todo tipo de actividades y construir viviendas. La industria nacional está amenazada y se van a perder puestos de trabajo.

El gobierno

Lukashenko, era apoyado por los jubilados y por los campesinos. Ahora, su único sustento es la burocracia que él mismo ha formado. No pertenece oficialmente a ningún partido. Sólo tiene el apoyo de un movimiento de tipo nazi llamado Rusia Blanca. Ha creado la Unión Juvenil de Bielorrusia, de corte nacionalista, cuyos integrantes pueden hacer carrera, entrar en la universidad y después tener un buen trabajo.

A través de ellos, Lukashenko empezó a crear “milicias populares”, y busca implantarlas en todas las regiones.

La oposición liberal

La oposición liberal tiene un gran apoyo político y financiero de los yanquis y los países ricos de Europa. Los liberales invitan a las tropas de la OTAN a entrar en Bielorrusia, pero esa política no es apoyada por el pueblo. Sus representantes tratan de encontrar algunos puntos en común con nosotros. Dicen: “Tenemos que llevar a la gente a las calles”. Nosotros preguntamos: “¿Con qué consignas?” Y ellos responden: “Necesitamos que los obreros pidan que las tropas de la OTAN entren al país”. No estamos de acuerdo con eso, por supuesto.

Nuestro trabajo político

Entramos al Partido Verde, que estaba casi muerto, pero existía legalmente, y cuenta con casi 1000 adherentes. Entramos como una fracción, Por La Ecología Social, buscando presentarnos a las elecciones presidenciales. Recibimos 40.000 firmas pero necesitábamos 100.000 y no llegamos. Los medios de comunicación subrayaron que nuestra campaña tenía bastante éxito. Nuestro programa era conocido como “el más socialista”. A los obreros les gustaba el programa y firmaban. También conseguíamos firmas entre la gente en los parques y en las zonas verdes de descanso.

Nuestra participación en esta campaña fue positiva, crecimos como organización. Hoy en todas las fábricas grandes de Bielorrusia tenemos pequeños grupos o por lo menos, un representante de nuestro partido.

Para trabajar con la juventud formamos un club marxista en Minsk. Tenemos una organización compuesta por docentes y estudiantes, que organiza semanalmente seminarios sobre teoría marxista y cada vez se agregan más jóvenes, estudiantes y obreros, para participar en las actividades.

En otoño de este año habrá elecciones al parlamento nacional. Estamos discutiendo si participamos o no. No participar en estas elecciones significa perder una posibilidad única de aprovechar los medios de comunicación para hacer propaganda. Mantenemos una fuerte discusión acerca de este tema y supongo que tomaremos una decisión dentro de un mes o un mes y medio.

Nuestra participación en las elecciones presidenciales y parlamentarias es para probar nuestras fuerzas. Sabemos que ningún candidato nuestro va a ganar. En el parlamento nacional y en las municipalidades no hay ni un solo miembro de la oposición. Por eso la gente no tiene confianza en las elecciones y pocos van a votar. Estas elecciones no nos ayudan, nos ayudará solamente la revolución, en Rusia dicen lo mismo, es una de las consignas que tenemos en común.

La situación en Rusia

Las recientes elecciones despertaron muchas protestas en Rusia. El partido en el poder, Rusia Unida, usó todos los recursos administrativos y amenazas, creó varios tipos de organizaciones y movimientos para apoyar a Putin. Todo ese espectáculo electoral fue organizado con dinero, y Putin tiene mucho dinero. A Moscú llegaban obreros de todos los rincones del país. Casi 50 representantes de la dirección de la gran planta de aluminio de Bratsk, en Siberia, viajaron cinco horas en avión y recibieron 300 dólares cada uno para gastos. Todo para apoyar a Putin.

Hacía veinte años que la sociedad estaba callada y soportaba este poder. Ahora explotó. Nada será como antes.

Empezaron a activarse los movimientos populares. El kremlin quedó muy asustado después de eso. Dmitri Medvédev, el presidente, comenzó a ceder un poco abriendo resquicios a la oposición, dándole la posibilidad de participar en los debates televisivos y simplificando el proceso de registro de los partidos políticos.

Más de 100.000 personas salieron a las calles en las ciudades más importantes del país. Desde Kaliningrado en el oeste, hasta Vladivostok en el este. Aparecieron muchas organizaciones que querían encabezar esas manifestaciones. Pero ninguna pudo hacerlo. Este movimiento por elecciones libres y justas tiene un carácter popular y del comité que fue creado no forma parte ningún político. Está compuesto por músicos, artistas, deportistas, escritores.

El pueblo se cansó de ver las mismas caras.

Putin va hacer un ajuste economico y también va a cercenar las libertades políticas. Si hay presión habrá resistencia. Rusia no es Bielorrusia. Es muy difícil controlar ese enorme país compuesto por cien nacionalidades donde hay mucho movimiento. Si se produce un incendio en un lugar puede a arder toda la nación.

La izquierda

Es notable la actividad de la izquierda. Estamos colaborando con el frente de Izquierda, que abarca muchas organizaciones socialistas y de izquierda. Hay desde nacional bolcheviques, hasta trotskistas, comunistas, neo estalinistas.

Tenemos contacto con el partido Movimiento Socialista Ruso que se formó en abril del año pasado, compuesto por estudiantes, docentes, y representantes de la clase obrera. Tiene una ideología anti capitalista y mantienen relaciones con el Partido Anticapitalista de Europa. También están estudiando el trotskismo. Muestran concretamente su actividad socialista, organizan piquetes y acciones para defender a los obreros de las fábricas. Estamos trabajando en la creación de centros de información obreros.

En Rusia siempre ha habido un efecto dominó en las actividades políticas. Nuestros compañeros en Rusia tienen mucha confianza. Si el Estado Ruso no apoya a Lukashenko, éste no va a tener el apoyo de ningún otro país. Por eso vamos a trabajar mucho con los compañeros rusos.


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