“Día Internacional de los Trabajadores, ése es su verdadero nombre”

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1º de Mayo

El 23 de abril, organizada por Alejandro Bodart, diputado porteño del MST en el Mov. Proyecto Sur, se realizó una charla con Osvaldo Bayer sobre la historia del 1º de Mayo. La actividad fue coordinada por el periodista Herman Schiller. A continuación, transcribimos extractos de la exposición de Bayer.

La lucha por la jornada de 8 horas

El Congreso de la Internacional socialista reunido en Ginebra, resuelve en 1886 que se necesitaba luchar por las 8 horas de trabajo. Los primeros que van a cumplir con este mandato de la Internacional van a ser los sindicatos de Chicago, que eran todos, en aquel tiempo, de filiación anarquista. Van a salir a la lucha, van a hacer, el 1º de mayo de 1886, el primer paro por las ocho horas de trabajo. El paro fue total, menos en la empresa McCormik, que pagó altos salarios a rompehuelgas para que los trabajadores no salieran a la calle. Se hizo el paro el 1º de mayo y el día 2, la policía, como se hizo una gran manifestación, salió a reprimir a los 50 mil obreros que marcharon por las calles de Chicago.

Ocho horas de trabajo. Hasta ese momento se trabajaban diez, doce, catorce, dieciséis y hasta diecisiete horas por día, principalmente en los oficios de abajo, como el de las mujeres, tejedoras.

El 3 de mayo los obreros hacen una gran manifestación frente a la fábrica McCormik. Cuando el anarquista August Spies está leyendo un manifiesto, empieza una batalla campal entre los que querían las ocho horas de trabajo y los pagados por la policía y la empresa McCormik para romper la huelga. Ese día, la policía mata a seis obreros y provoca decenas de heridos.

“Trabajadores, la guerra de clases ha comenzado”

Un anarquista alemán llamado Fischer, redactor del Arbeiter-Zeitung (Diario de los trabajadores), imprimió 25.000 volantes que fueron repartidos y donde se explicaba el por qué de las ocho horas de trabajo. Decían: “Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo si es necesario! Enfrentemos a los patrones. ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!”.El cinco de mayo hay una manifestación inmensa en el Haymarket. Alguien tira una bomba que mata un policía. Entonces la policía abre fuego contra los miles de obreros. Nunca se dijo la cifra de obreros muertos.

 Los mártires de Chicago

El gobierno norteamericano establece el estado de sitio. Se toman presos a centenares de obreros. Y se responsabilizan a ocho anarquistas por haber tirado la bomba.
Se inicia el juicio el 21 de junio de 1886. Tres de esos anarquistas van a ir a prisión. Samuel Fielden, inglés de 39 años, obrero textil, recibe cadena perpetua. Oscar Neebe, de 36 años, estadounidense, vendedor, quince años de trabajos forzados. Michael Schwab, alemán de 33 años, tipógrafo, cadena perpetua. Y los otros cinco reciben la pena de muerte por la horca.
Son ahorcados Georg Engel, alemán, anarquista, 50 años de edad, tipógrafo. Adolf Fischer, alemán, de treinta años, periodista, August Vincent Spies, de 31 años, también periodista. Louis Lingg, de 22 años, alemán, carpintero, no les da el gusto de que lo vean colgado de la horca y se suicida. Y Albert Parsons, 39 años, inglés, periodista, que no había estado en la huelga, pero se había adherido y durante el juicio dijo que aprobaba todo lo que habían hecho los huelguitas, también va a morir en la horca. Cinco mártires, sus nombres quedaron para siempre. En Argentina ninguno de esos mártires de Chicago que pasaron a la historia tiene el nombre de una calle.
Por otra parte va a haber todo un movimiento de los empresarios. Va a haber miles de despedidos en las fábricas, procesados. Van a quedar heridos de bala y torturados. La mayoría de esos obreros, por supuesto, eran inmigrantes: alemanes, irlandeses, rusos, italianos, polacos. Pero poco a poco se iniciaron los paros en todas las fábricas por las ocho horas de trabajo. Y año tras año, fábrica tras fábrica, se fueron aceptando las ocho horas de trabajo después de ese glorioso mayo de 1886. Y los organismos internacionales, tanto socialistas como anarquistas, van a proclamar el Día Internacional de los Trabajadores, ése es su verdadero nombre, el 1º de mayo.

Ya va a llegar, poco a poco, el idioma que los una

Aquí en Argentina, el primer acto se va a hacer en 1890, por iniciativa del Club Socialista Alemán Vorwärts, que quiere decir Adelante. Ellos, que son socialdemócratas van a invitar a los anarquistas y a los sindicalistas revolucionarios que no querían participar de ninguna ideología política sino y que querían luchar solamente por las leyes obreras. En ese primer acto concurren unos dos mil obreros y los oradores van a hablar cada uno en su idioma, porque todavía no dominaban el castellano. El primer orador va a hablar en alemán, el segundo orador va a hablar en italiano, el tercer orador va a hablar en francés y el cuarto orador va a hablar en español. Hay que leer el diario La Nación, muy conservador, tomando a broma ese acontecimiento. Dice el periodista: “no sabemos por qué se reúnen y hablan en distintos idiomas. Si no se entienden, ¿para qué se reúnen?” Habría que decir lo contario: a pesar de que no se entienden, los une la solidaridad y marchan juntos. Ya va a llegar, poco a poco, el idioma que los una. Concurrieron pocos argentinos, eran casi todos extranjeros. Y bueno, justamente, esa ideología, la del movimiento obrero, la trajeron los inmigrantes.

La FORA y la UGT

En 1899, desgraciadamente, se va a dividir el movimiento obrero. Va a haber un acto socialista el 1º de mayo y otro acto anarquista. En 1901 se va a fundar la FORA, la Federación Obrera Regional Argentina, de ideología anarquista y en 1902, la UGT, la Unidad General de Trabajadores, de índole socialista.
En 1902, el presidente argentino Julio A. Roca estableció la Ley de Residencia, la ley más cruel de la legislación argentina, por la cual se expulsaba a todos los obreros extranjeros que predicaran ideologías “contrarias al ser nacional”. Pero la crueldad y la astucia de esta ley consistía en que se expulsaba solamente al hombre y se dejaba acá a su mujer con sus hijos. Para que la mujer le dijera a su marido: “no te metas en el sindicalismo porque te van a expulsar. ¿Y qué hago yo acá con mis hijos? ¿Cómo los alimento?” Había muy poco trabajo para las mujeres en aquél tiempo. En el archivo histórico se pueden ver las listas de los expulsados. Centenares y centenares de expulsados. Casi todos españoles, italianos, algunos polacos y casi todos de ideología anarquista. Es increíble la crueldad de esa ley. La mujer se quedaba sola con cuatro o cinco hijos. (…)

 El primer desaparecido

Mil novecientos cuatro. Setenta mil obreros van a la manifestación del 1º de mayo. ¡Setenta mil obreros en 1904!, cuando Buenos Aires tenía una población de 900 mil habitantes. Antes no era feriado, tenían que ir a trabajar. Faltaban al trabajo, con el peligro de que los despidieran, iban a recordar a los mártires de Chicago.
Es cuando Roca, en el último año de su segunda presidencia, ordena la represión. Es la primera vez que en Argentina se reprime al movimiento obrero. La policía ataca a las columnas obreras y ahí muere ante las balas policiales el marinero Juan Ocampo, de 18 años. Los anarquistas velan su cuerpo en el local del diario La Protesta. Esa noche Roca manda a invadir el diario, rompen las máquinas, destruyen los archivos y se llevan el cadáver de Juan Ocampo. Nunca volverá a aparecer, es el primer desaparecido de la historia argentina.

 

 

 


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