En su periódico del 1º de marzo pasado, el PO reproduce el largo discurso de Jorge Altamira en un campamento juvenil de la UJS.
Hablando de la vuelta al capitalismo en Rusia y China, dice: “El Partido Obrero es, yo no diría el único, pero sí casi el único partido que ha dedicado toda su energía teórica al esclarecimiento del significado que tiene esta restauración capitalista.” Y luego, hablando de cómo responder ante un mundo totalmente capitalista, dice: “A la izquierda mundial le ha pasado por encima esta cuestión”.
Altamira y el Partido Obrero suelen ser siempre muy autoproclamatorios, pero esta vez el logro teórico que se atribuyen es directamente abrumador: serían casi el único partido que ha esclarecido algo que le ha pasado por encima a la izquierda mundial. ¿Cuál será semejante cuestión?
Lo señala más adelante Altamira, al dar su visión sobre las causas de lo ocurrido en Rusia y China: “Nosotros siempre hemos explicado (más que eso, pronosticado) que la restauración capitalista era una consecuencia de la crisis del capitalismo en decadencia, de la presión enorme que esta crisis había ejercido sobre las sociedades en transición -la cual ha forzado a la burocracia a tomar el partido de la restauración contra la clase obrera”.
Francamente, insólito. Según “esclarece” Altamira, el capitalismo en decadencia presionó a las sociedades en transición -los estados obreros como Rusia y China- y eso forzó a la burocracia a restaurar el capitalismo. ¡Pobre burocracia; no quería la restauración, pero el capitalismo la presionó enormemente y la forzó!
La realidad es la opuesta: si hubo restauración capitalista en esos países es gracias al rol activo y a las políticas concretas de la burocracia stalinista. Mientras que desde Trotsky hasta hoy casi todo el movimiento trotskista mundial siempre combatió a la burocracia y su rol restauracionista, casi el único partido al que le ha pasado por encima esta cuestión es el Partido Obrero.
Llamamos a los compañeros y compañeras de la UJS y del PO a reflexionar a fondo si vale la pena seguir militando en un partido que se dice trotskista, pero cuya “energía teórica” termina capitulándole al stalinismo.
Pablo Vasco