Estando en la ciudad de Neuquén del 8 al 12 de mayo pasado, invitado por la Escuela de Psicología Social de Neuquén y el Colectivo Artepidol, para dictar cursos y charlas sobre Arte y Salud Mental y de Teatro Participativo, he sido testigo de una medida arbitraria e insólita, realizada entre gallos y medianoche, donde el Intendente de la Ciudad de Neuquen, Horacio Quiroga el día 29 de abril pasado mando a tapar el Anfiteatro que está ubicado en el Parque Central, .en el Centro de la Ciudad de Neuquen- utilizando topadoras y camiones con toneladas de tierra y cascotes, arrasando incluso el sector de vestuario y torre de Iluminación.
Ante esa medida artistas, vecinos y militantes de la cultura, poco a poco fueron organizando la resistencia y resolvieron en asambleas y democráticamente, recuperarlo con palas, pico, baldes y carretillas, desenterrándolo, iniciativa llena de coraje y de sentido revolucionario. Vale entonces recordar a Pichon Rivere cuando decía que el artista tenía dos opciones: o es un afianzador de una estructura o sistema, o es un agente de cambio, un transformador, un revolucionario. Los artistas autoconvocados de Neuquèn, destapando y recuperando el Anfiteatro están haciendo un hecho revolucionario, a tal punto el Concejo Deliberante votó por amplia mayoría y ordenó al Municipio restituir el ANFITEATRO a la ciudad.
En el anfiteatro de Neuquén se hace arte, se vive, se disfruta, se comparte y ¡no se tapa!
Hasta el domingo 12 de mayo, fecha de mi regreso a Buenos Aires, ya estaba más de la mitad del trabajo de excavación hecho, se ha ido recuperando y se sueña con un Espacio Cultural Autogestionado llamado El Gato Negro, debido a que en las primeras horas se rescató un gato vivo de entre los escombros. Permanente y solidariamente se están haciendo exposiciones de fotografías, pinturas y esculturas en el lugar, también clases abiertas y talleres y hasta se programan presentaciones artísticas con música, danza, circo y teatro con participación popular.
