Francia: Peugeot-Citroën ¡Unidad por ni un solo despido!

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Apenas cerrado el paréntesis de las elecciones presidenciales y legislativas, la crisis retoma toda su magnitud con el anuncio de un plan de 8.000 supresiones de empleos industriales en las plantas de Peugeot-Citroën (PSA) de Aulnay-Sous-Bois (región parisina) y de Reno (Bretaña). Esta sangría irá bastante más allá, porque desatará la supresión de otros 20.000 empleos en las empresas subcontra-tistas que dependen de ese gigante de la industria automotriz.
El presidente del directorio de la empresa, Philippe Varin, tiene el mérito de la franqueza: anuncia alta y claramente que este plan tiene por objeto reducir el costo laboral, demasiado caro desde su punto de vista. ¡Demasiado caro desde el punto de vista de los capitalistas y los banqueros, que piensan en restablecer sus tasas de ganancias, afectadas por la sobreproducción que está en el origen de la crisis!
Pero el nuevo jefe del Estado francés, el presidente socialdemócrata François Hollande, no lo entiende de esa manera. ¡Acusa al directorio de PSA de «torcerse» invocando el «costo laboral» y se hace el duro tildando de «inaceptable» al plan de despidos… ¡por su forma! De este modo, Hollande prefiere hablar de un «redireccionamiento», al servicio de la «competitividad». El presidente se limitará, entonces, a poner en marcha una «auditoría» mientras continúa subvencionando al trust Peugeot-Citroën con subsidios estatales. Todo lo demás no es otra cosa que fuegos artificiales.
Desde ya, el presidente y vocero de la reaccionaria asociación de empresas subcontratistas (CGPME) de la zona de Aulnay, Jean-Louis Blachier, da una visión de conjunto sobre la perspectiva: «No hay que descuidar a los subcontratistas en las medidas de apoyo gubernamentales que se pondrán en marcha. Pero tenemos la posibilidad extraordinaria de tener en Arnaud Montebourg un excelente ministro del Redireccio-namiento productivo. Por fin nos interesamos verdaderamente por los problemas de la industria» (reportaje en el diario Libération, 13/7/12). Con claridad, va en respaldo de la empresa acerca del «problema» del costo laboral.
Frente a este ataque patronal, las conducciones sindicales tienen una consigna: «No al cierre de la fábrica». Toman como blanco la «estrategia» de Peugeot-Citroën, acusada de no haber tenido «visión industrial a largo plazo», preparándose así para negociar un «buen» plan social que implicará miles de despidos. ¿No al cierre de la fábrica? Consideramos que en realidad esta es una consigna desmovili-zadora, porque supone que mediante el mantenimiento de la planta en su lugar es posible negociar la cantidad de trabajadores que se quedarían y los que serán despedidos.
Por su parte, el actual intendente socialdemócrata de Aulnay, Gérard Ségura, militante rebelde en su juventud, únicamente se ha comprometido a un procedimiento para rescatar el predio por la Municipalidad…
Categóricamente, no. La única consigna de lucha que puede unir a todos los trabajadores y sus organizaciones, y que corresponde a las necesidades reales, vitales y serias de los obreros, es: ¡Unidad por ni un solo despido; ni aquí ni en otro lugar!

 Pedro Carrasquedo y Daniel Petri. NPA (La Commune), Francia