Violencia de género – Entrevista: Beatriz, mamá de Wanda Taddei

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En junio pasado, el Tribunal Oral Criminal 20 condenó a Eduardo Vásquez, ex baterista de la banda Callejeros, a sólo 18 años de cárcel por haber quemado viva a su esposa, Wanda Taddei. La pena tuvo el atenuante de “emoción violenta”, por lo que hoy se discute excluir esa figura de los casos de femicidio. Beatriz Regal es la mamá de Wanda. Una mujer llena de energía, con una historia de militancia social y por los derechos de las mujeres, que día a día convierte su dolor en lucha por justicia. Conversamos con Beatriz de la sentencia a Vázquez, sus permisos de salida y la actual legislación sobre violencia de género.

Miranda González Martin, Comisión de género del MST

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La sentencia a Vázquez fue por “homicidio calificado por el vínculo y atenuado por emoción violenta”. ¿Cuál es tu opinión?

Yo tengo dos cadenas puestas para siempre, una por la pena de Wanda, la segunda por la sentencia. Pensamos que le iban a dar cadena perpetua, pena prevista en el proyecto de modificación del Código Penal para incorporar el agravante de femicidio, pero el Poder Judicial sigue lleno de dinosaurios, que interpretan la ley como ellos quieren. ¿Cómo puede ser que en 220 páginas, de anverso y reverso, no se habla una sola vez de violencia de género? Y en cambio, durante todo el fallo, se buscan causas en contra de Wanda que la ubiquen como provocadora de una situación de la que fue victima. No hay, creo yo, ningún caso en la Argentina en donde se hayan presentado tantas pruebas de violencia de género. Pero no quisieron ser vistas: se sigue investigando a las víctimas en busca de “culpas”.

A Wanda no me la devuelven por más que le den perpetua, pero se trata de un caso emblemático. Las sentencias no son sólo para los sentenciados: son mensajes para toda la sociedad. La atenuación por emoción violenta pone al asesino como víctima y no contribuye a disminuir los femicidios. A las 57 Wandas que murieron después, a las que sobrevivieron y quedaron marcadas por el resto de su vida, y a todas las mujeres que estamos en el país luchando contra la violencia de género, me hubiera gustado darles un fallo ejemplificador. Por eso vamos a seguir y vía Casación vamos a discutir todo lo que dan por pruebas pero sólo son afirmaciones de Vázquez. Una de las grandes luchas que me quedan pendientes es que se vayan los dinosaurios del Poder Judicial.

¿Qué pensás de los permisos de salida que le dieron a Vázquez?

Al principio no lo creí, pensé que era una movida política de un medio contra el gobierno. Cuando pedimos explicaciones dijeron que se habían atenido a la Ley 24.660. Inmediatamente hablamos con el abogado y nos pusimos a leer esa ley, ¡y no están amparados por nada! Estando en Casación, no se le puede dar ningún tipo de privilegio a una persona que ni siquiera está terminada de juzgar. Vázquez salió cuatro veces, bajo la figura de traslado, para atender “actividades culturales”. Yo recibí un correo electrónico que decía “cuidá a tus nietos”. No era una amenaza: era una persona que me quiere mucho, que sabe que él es capaz de cualquier cosa. Los mismos jueces que lo dejaron detenido porque se podía fugar hoy le dan no uno, sino cuatro permisos de salida. Antes de lo de Wanda yo tenía miedo por mis nietos, que me los matara. Hicimos denuncias.
Pero, además, el caso de Wanda es emblemático. ¿Qué clase de mensaje se da si Vázquez sale? Estamos contribuyendo hacia la impunidad de los femicidios. El asunto se politizó y eso es un problema. Nuestro abogado está trabajando con otros padres de víctimas y algunos diputados en una propuesta de ordenamiento de las salidas, porque no todos los presos están en las mismas condiciones.

¿Cómo ves la Ley 26.485, de protección contra la violencia hacia las mujeres?

Mirá, yo creo que la ley es muy buena. Es el resultado de todo el trabajo de las personas que luchamos y exigimos. Pero no está reglamentada y los recursos no están. Por ejemplo para tres millones de habitantes que hay en la Capital Federal hay apenas 40 plazas en hogares de tránsito. Imaginate si es así en Capital, lo que pasa en el interior. Sin ir más lejos, los otros días me llama una mujer y me dice que no tenían dónde vivir ella, sus tres hijos y otros cuatro de su hija que murió quemada. Le daba miedo elevar su problema a las autoridades y que le sacaran los chicos.
También esta el problema de las comisarías. Las mujeres pueden ir a hacer las denuncias, pero son horas de espera. Te dan agua solamente, los chicos tienen hambre, la mujer no tiene plata, porque privar de plata, la violencia económica, es uno de los mecanismos más comunes del violento. Pasan cuatro horas, tiene que volver a casa, pagar el boleto, ¡y cuando llega le van a pegar de nuevo! El caso pasa a un juez, pero a veces después de represalias del violento se retira la denuncia, entonces hay mujeres que van muchas veces pero cada vez es como empezar de cero. Es que para la mujer es muy difícil. Wanda había ayudado a otras víctimas de violencia, pero cuando le pasó a ella no podía verlo. A una sola persona le contó que estaba pasando violencia de género, pero después se arrepintió y no tuvo más relación con esa persona.
Viendo estos problemas yo me contacté con la Consavig. Me escucharon, pero me dijeron que es muy difícil reglamentar las penas, que hacen falta muchos especialistas, que no es lo mismo cualquier violencia… Yo les dije que había una cosa que podían hacer rápido y casi sin costos: sacar al violento dentro de las 24 horas, fuera de quien fuera la casa. Y me dijeron que sí, pero que dentro de una ley tan grande no podían poner un solo artículo en vigencia.
Por otro lado está el tema de la protección del poder policial, judicial y político que hace que algunos juicios no salgan. Si acá en Capital, que está todo, tenemos trabas, imaginate lo que es el interior. Estuve la semana pasada en Tucumán: con las víctimas de los hijos del poder, de las fuerzas policiales, es muy difícil que una causa así prospere. En ese viaje me contaron de seis crímenes contra mujeres, tan aberrantes que me da vergüenza contarlos. Un poco por todo esto es que ahí surgió la idea de pedir la Emergencia Nacional por Violencia de Género. Víctimas hay un montón: están las Madres del Dolor, las chicas desaparecidas, las de la trata sexual… El 24 de agosto vamos a marchar todas juntas.
Termino contándote un hecho que me gustaría remarcarlo, que si hubiera sido el último acto de mi vida y la de Jorge, mi marido, podríamos darnos por contentos. Estábamos en la “marcha de las perchas” , en el Obelisco, y vino una abogada de 30 años, lo abrazó a Jorge y le dijo: “Gracias a vos salvé mi vida. A mí me estaban ahorcando con una mano y quemando con la plancha con la otra. Y yo decidí irme de mi casa cuando te escuché hablar a vos por Wanda”. Salvamos una vida. Si cuando voy a las provincias hubiera llegado con un fallo correcto, podríamos haber contribuido más.

 

 


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