A 72 años del asesinato de León Trotsky

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Su  fantasma recorre el mundo

El 21 de Agosto se cumplió un nuevo aniversario del asesinato a manos del agente estalinista, Ramón Mercader, de una de las personalidades claves del siglo XX, del revolucionario ruso León Trotsky.
Durante décadas el estalinismo se ocupó de ocultarlo, de tratarlo de contrarrevolucionario, de falsificar su historia. Hoy las nuevas generaciones pueden conocer la biografía del compañero de Lenin, del presidente del Soviet de Petrogrado, del fundador del Ejército Rojo, del brillante escritor, orador, teórico de la revolución. Pueden recorrer sus aciertos y sus errores.
También pueden conocer su enorme valentía y sacrificio personal, que mantuvo hasta su muerte, perseguido por el mundo por los esbirros de Stalin. El precio que decidió pagar por mantener en alto sus ideales y su militancia revolucionaria frente a la contrarrevolución estalinista.
Una pregunta que habría que responder,  es porque Trotsky sigue siendo una figura tan atractiva para los jóvenes  luchadores, mientras que Stalin y los que reivindicaron su política, los “triunfadores” de la primera mitad del siglo XX,  hoy están enterrados por la historia.

El capitalismo está atravesando una grave crisis

El mundo conocido está cambiando rápidamente. Hace ya más de veinte años cuando implosionó la experiencia del “socialismo real” primaban los que decían que “era el fin de la historia” y que teníamos “capitalismo para 500 años más”. La falta de una dirección revolucionaria alternativa en el movimiento de masas, fue la causante de que las enormes revoluciones con que los pueblos se sacaron de encima los viejos regímenes  burocráticos, no dieran origen a una sociedad con democracia obrera, y se terminara restaurando el capitalismo. Lo que creo una gran confusión en el movimiento de masas y la vanguardia mundial.
Hoy cuando en los principales centros del planeta, la clase obrera y amplios sectores populares, ven perder las conquistas sociales de décadas, a manos de un capitalismo salvaje que no duda en dejar millones en la calle, en liquidar todo el sistema de seguridad social, bajar sueldos y jubilaciones… utilizando todos los mecanismos que a nuestros castigados pueblos ya les son conocidos, pero que eran impensables para los habitantes “del Estado de bienestar”, millones han salido a la calle a enfrentar el saqueo. La revolución vuelve a ser una palabra de moda en numerosos rincones del mundo y Trotsky es sinónimo de lucha incansable contra el capitalismo.

El internacionalismo y la democracia obrera

Pero esta descripción de los tiempos que nos toca vivir no busca para nada caer en la autoproclamación. Durante largas décadas, el trotskismo fue una corriente perseguida y por ende sin peso, ni arraigo en sectores de masas, a esto se sumó la desaparición física de su dirección experimentada, encarnada en la persona de Trotsky. Lo que generó errores oportunistas y sectarios en una parte importante de las organizaciones, que les dificultaron disputar sectores del movimiento de masas y de su vanguardia que rompían con los viejos aparatos.
El trotskismo nació combatiendo la política del socialismo en un solo país de Stalin y la posterior disolución de la Tercera Internacional. La fundación de la IV, fue el intento de Trotsky y sus contemporáneos por mantener la continuidad histórica del marxismo y el leninismo. Ese gran mérito del trotskismo lo hace enorme aún en medio de sus errores.
Nuestra corriente trabaja desde hace años por lograr un reagrupamiento internacional de los revolucionarios que actúe como un polo, para incidir en la lucha de clases y la lucha política. En el último período sin desconocer que provenimos de tradiciones distintas y antiguas polémicas, logramos un acercamiento político muy importante con la corriente organizada en la IV° Internacional. Y compartimos un protocolo que parte de constatar que tenemos una visión común de la actualidad mundial y que ambas corrientes procuramos avanzar en un proceso de confluencia internacional.
El trotskismo es sinónimo de democracia obrera. Es lo opuesto a la degeneración burocrática. La desaparición de ese chaleco de fuerzas que era el aparato mundial estalinista a liberado una gran cantidad de fuerzas de las masas a nivel internacional. Hablar de democracia obrera es también hablar de la confianza en que los trabajadores, acaudillando a todas las clases oprimidas de la sociedad, son los que pueden derrotar al capitalismo salvaje e imponer un verdadero cambio social.
Por eso, podemos decir  que hoy el fantasma de Trotsky recorre el mundo. Lo hace junto a los pueblos protagonistas de la Primavera Árabe, junto a los Indignados y luchadores españoles, junto al heroico pueblo griego y sus huelgas generales y revueltas, junto a las luchas de los trabajadores y pueblos latinoamericanos, en las trincheras de los que enfrentan a la invasión yanqui en medioriente. En las marchas y acciones de los que luchan contra la destrucción del medioambiente del planeta.
Transitar un camino de unidad  entre todos los luchadores y organizaciones anticapitalistas es la gran tarea pendiente, ya que cada vez es más fuerte el significado de la frase que León Trotsky nos dejara en el Programa de Transición: “la crisis de la humanidad es la crisis de su dirección revolucionaria”. Luchar con todas nuestras fuerzas para ayudar a resolverla es nuestro mejor homenaje a su legado.

 

 


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