Desde el primer CCC realizado en marzo, el Grupo de Trabajo Normas debatió propuestas de funcionamiento. Pacientemente vecinos independientes y de distintas organizaciones políticas y barriales fuimos llegando a una propuesta con la mayoría de los puntos elaborados en común.
Se mantuvieron diferencias expresadas en dos despachos: uno planteando que solo los mayores de 18 años podrían votar en las Asambleas (PRO) y otro argumentando que podrían votar los trabajadores comunales y los jóvenes desde los 16 años (FPV-MST e independientes), aclarando que nosotros estamos a favor de la inclusión de todos los estudiantes secundarios. Entre acuerdos y diferencias nos encaminábamos a un CCC a decidir en Asamblea.
El ambiente ya venía enrarecido por lamentables agresiones en la reunión del Grupo de Trabajo Educación. Y un día antes del Consejo del 22 de agosto, en la reunión del Área Coordinación y Prensa (que además no era el ámbito) fuimos “notificados” que el FPV y el PRO habían acordado modificaciones dejando de lado lo trabajosamente consensuado. Para imponer el acuerdo en la Asamblea leyeron los artículos de la Norma y pasaron a votar rápida y directamente, sin abrir previamente la lista de oradores.
Nosotros no participamos de la votación y cuando se abrió la lista argumentamos que para que el Consejo funcione la participación tiene que ser amplia y democrática. Opinando que trabajadores y estudiantes secundarios deberían poder votar más allá de sus “representantes”. ¿Quiénes mejores que enfermero/as para plantear los temas de Salud? ¿Que los maestros para opinar de educación? ¿Que los que trabajan, producen y administran en la Comuna para reflejar la realidad y hacer propuestas? ¿Quiénes mejores que los estudiantes secundarios para plantear los temas educativos y de la juventud?
En medio del oscuro panorama descripto, rescatamos que hubo vecinos independientes y organizados que expresaron su disconformidad de distintas formas.
Desde el MST rechazamos la presencia sistemática de grupos de presión en comisiones y Asambleas y la aplicación de métodos burocráticos que lejos de fomentar la participación la boicotean. Reafirmamos que, más allá de las simpatías políticas de cada uno, vamos a seguir trabajando con los que prioricen las necesidades de los barrios, respeten efectivamente la pluralidad de ideas y el método democrático para decidir cuándo haya distintas opiniones.
Nicolás Mayr