María Ovando está detenida desde hace un año y medio en el penal de mujeres de Villa Lanús, en Misiones. La justicia provincial la acusa por «abandono de persona agravado por el vínculo». ¿Por qué? Porque a María, una mujer de 37 años, que es analfabeta, víctima de violencia doméstica y vive junto a sus 12 hijos y dos nietos en Colonia Mado, se le murió por desnutrición una de sus hijitas a la que ni siquiera pudo llevar al hospital.
Según el juez Roberto Saldaña, de reconocidos antecedentes reaccionarios, María Ovando es «una mala madre»… Para nosotros, por el contrario, este caso es un escándalo que muestra toda la miseria y la crueldad de este sistema capitalista. El Estado, que abandonó a María y a sus hijos durante todos estos años, que inclusive a varios no les paga la asignación universal por estar indocumentados, recién se acordó de esta pobre mujer para castigarla precisamente por su condición: por ser mujer y además ser pobre.
El sábado 6, Vilma Ripoll fue a visitar a María a la cárcel. Al volver, nos contaba con los ojos húmedos de bronca: «María vivía en la pobreza más extrema, en una choza. El gobierno nunca hizo nada por ella en toda su vida, salvo meterla presa ahora. Las autoridades no le avisan bien a sus familiares los días de visita, lo que parece a propósito para que no se encuentren. Estando embarazada trabajó en una cantera, rompiendo piedras para sostener a sus hijos. Pensando en ellos, ahora María está aprendiendo a leer y escribir. Hasta la han separado de la beba de dos meses que estaba amamantando…»
El martes 9, antes de volver a Buenos Aires, junto a Graciela Franzen y la periodista Alicia Rivas Zelaya, Vilma se entrevistó con el ministro misionero de Derechos Humanos, Edmundo Soria Vieta, y otros funcionarios. Además de reclamarles que María Ovando pueda volver a su hogar hasta el juicio oral, les informó que se harán presentaciones como amicus curiae a la justicia y una campaña de firmas por su libertad.