Del 7 D de Néstor al 7 D de Cristina: dos tácticas al servicio de la misma estrategia

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Mariano Rosa

Mientras pensábamos como articular esta nueva actualización del debate por la Ley de Medios y el prefijado 7 D, encontramos una coincidencia sugerente: el 7 de diciembre de 2007 el ex – presidente Néstor Kirchner firmaba la autorización para que Multicanal y Cablevisión se pudieran fusionar en un solo multimedio. Y las llamativas coincidencias no terminan ahí: la otra firma que acompañaba la de “Néstor” era ni más ni menos que la de Guillermo Moreno, secretario de Comercio Exterior. Quedaba así sellada una sociedad comercial que convertía esa fusión en el mayor operador de cable de la Argentina y uno de los más grandes del continente. Claro, pasó el conflicto agrario y hubo distanciamiento político del gobierno K y del grupo Clarín y a partir de allí el gobierno nacional tomó la decisión no de democratizar los medios o garantizar la pluralidad de voces en el espectro mediático, sino en realidad resolvió montar su propio monopolio de prensa. Después de un primer momento de matrimonio sin matices, el kirchnerismo “se la juró” a Clarín y así empezó el divorcio. Una nueva etapa, siempre al servicio de la misma estrategia: garantizar la continuidad del modelo capitalista que gerencian los Kirchner y de cuyos negocios -además- participan de forma ventajosa como nuevos ricos en el país de las corporaciones.

¿A dónde puede terminar el 7 D de Cristina?

Como decimos en el editorial, Cristina transitó el 2012 con un panorama completamente distinto al del hoy lejano “54%”. El “combo” de medidas antipopulares sumado al proyecto re-reeleccionista profundizó la fractura de un sector social muy importante que acompañó electoralmente a los K. Esa realidad aumenta la crisis política y el resquebrajamiento por arriba del oficialismo: la CGT-Moyano, gobernadores, intendentes…Por eso, el gobierno necesita recuperar la iniciativa política, tener un actor con quién polarizar políticamente y abroquelar a su propia tropa, hoy alicaída y golpeada. La amenaza de retirarle las licencias a Clarín, los intentos de manipulación de jueces o la reforma del reglamento jurídico del “per-saltum” -para forzar la intervención de la Corte Suprema contra Clarín- son recursos desesperados de un gobierno que se juega a todo o nada para monopolizar en soledad -hoy comparte con Clarín esa ubicación- el poder mediático. Seguramente veremos una sucesión de iniciativas oficialistas y el nutrido elenco de artistas e intelectuales a sueldo del kirchnerismo protagonizando actos, festivales y spot a la ofensiva hasta el 7 D. Sin embargo, si el gobierno se juega a actuar de facto sobre Clarín retirando licencias o interveniéndolo, posiblemente genere un proceso de movilización y repudio que a pesar de Clarín se transformaría en un enorme canalizador del hartazgo social con el gobierno nacional. El kirchnerismo sabe que corre ese riesgo. Sin embargo, ya difícilmente retroceda. De lo que se trata es de despejar el camino político y mediático hacia la re-re y por esa vía, la continuidad de los negocios capitalistas que ayudaron a engrosar y de cuyo disfrute también participan los “nac & pop” que gobiernan el país. Con matrimonio o divorcio de Clarín, la esencia de este proyecto gobernante es la misma: antipopular y continuista de los pilares de los 90´.


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