Terciarios porteños: Un gran paso contra el vaciamiento educativo

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La pelea que dimos tiene puntos de contacto esenciales con el reclamo de secundarios. En concreto, la Ley de Educación Nacional del kirchnerismo impone plazos de homologación-igualación de los contenidos curriculares de cada jurisdicción. Esto que a priori, no es ni bueno ni malo, revisado en su contenido presenta varios problemas:

1) No se tiene en cuenta la opinión democrática de los verdaderos protagonistas del proceso educativo, que somos los estudiantes y docentes.

2) Se recorta la autonomía de nuestros profesorados que históricamente diseñaron sus contenidos curriculares en base a un marco general, pero con enorme independencia para definir perfil profesional.

3) Ese recorte de autonomía es vehículo de la intervención directa del gobierno nacional que en unidad política con los gobiernos locales pretende avanzar en la desjerarquización y vaciamiento de la educación pública

Resistimos, nos movilizamos y avanzamos.
Con el estímulo de la lucha del movimiento de secundarios en la Ciudad de Buenos Aires bancamos varios meses de movilización creciente y tomas por tres semanas, una vez agotada la instancia de conseguir una respuesta favorable. El proceso creció y se multiplicó a más de diez profesorados de la Ciudad que de forma coordinada pechamos por evitar que nos impongan una reforma curricular inconsulta y decidida en los despachos de las tecnocracias de los ministerios de educación de Nación y Ciudad. Esto último es importante: a lo largo de todo el conflicto, se manifestó una unidad profunda entre los gobiernos de Macri y Cristina. La Ley de Educación Nacional, que transfiere contenidos de las carreras de formación públicas a especializaciones pagas y que deteriora nuestro perfil profesional, fue diseño nacional del kirchnerismo y la gestión del PRO en la Capital la asume como propia. Por eso, nuestra pelea es contra los dos gobiernos, sin salvar a ninguno y exigiendo a ambos.
Ya le arrancamos un compromiso a Bullrich; ahora vamos por Sileoni.
Logramos un paso fundamental: el gobierno de la Ciudad tuvo que ceder ante nuestra exigencia. Indudablemente, la lucha de secundarios fue un antecedente importante. Ahora, queda por delante un desafío clave: cuando se reúna el Consejo Federal de Educación -organismo que integra a los ministros de educación de todas las provincias- tenemos que movilizarnos con fuerza para garantizarnos que Sileoni también avala la suspensión de todo el proceso de homologación y cambio curricular. Por eso, es muy importante no bajar la guardia, seguir alertas y organizados y convocar a una nueva asamblea una vez que sepamos en qué fecha se reúne el organismo nacional que preside Sileoni.
Fortalecer una alternativa política en terciarios para ir hasta el final en nuestros reclamos.
Tal como lo discutimos con los secundarios, es imposible pensar que podamos cambiar el modelo educativo sin cambiar global-mente el modelo social que está vigente. Gobiernos como el de Macri y también el de Cristina, pretenden vaciar la educación pública y desjerar-quizar la formación profesional, porque el modelo de país que defienden es para pocos, de precarización laboral para la juventud y de lógica capitalista extractiva desde el punto de vista económico. Por eso, tenemos que defender el terreno conquistado históricamente en la educación, pelear por esos derechos sociales pero también tenemos que plantearnos pasar a la ofensiva para construir otro educación al servicio de otro modelo de país: independiente, sin corporaciones, democrático desde abajo, industrial avanzado y profundamente anticapitalista. En esa perspectiva hace falta una alternativa como el MST que aspira a ganar peso y mayoría social para transformar la Argentina. Por eso, necesitamos de toda la juventud luchadora y rebelde que pelea por otro presente y por otro futuro.

Nicolás Contreras, presidente del Centro de Estudiantes del Joaquín V. González
Cristian Jurado, consejero directivo