«Hoy el capitalismo se debate en una de sus crisis más profundas, similar a la que sufrió en la década del ’30. Desde ya, van a intentar que la crisis la paguemos los trabajadores y el pueblo, en especial la juventud. Van a intentar robarnos el futuro para recuperar las ganancias de un grupo cada vez más reducido de ricachones a nivel mundial.
En aquella crisis, millones sacaron la conclusión de que había que cambiar la sociedad por una más justa. Estamos convencidos de que con esta crisis, más temprano que tarde, los trabajadores, los jóvenes y los sectores populares van a sacar la misma conclusión, porque verán que este sistema podrido no va más y que hay que construir una sociedad distinta…
Pero como esta pelea no es lineal, solo podremos triunfar si construimos fuertes organizaciones que nos lleven hacia ese futuro por el cual peleamos…fuertes organizaciones antiimperialistas, anticapitalistas, socialistas. También tenemos que ser capaces de unirnos con otras tendencias y corrientes, muchas de las cuales no provienen de mismos orígenes que provenimos nosotros, pero luchan por lo mismo que luchamos nosotros, por las mismas banderas… Hoy, en Latino-américa, esas banderas son las antiimperialistas, porque no hay ninguna posibilidad de avanzar al socialismo si en primer lugar no rompemos con los lazos que nos atan al imperialismo… Por eso no hay que tener miedo y ser capaces de unirnos a todos los sectores que son consecuentemente antiimperialistas…El enemigo que enfrentamos está herido, pero sigue siendo poderoso. Si no sabemos construir más y mejor unidad, nos va a costar dar la pelea para terminar con la explotación, para construir fuertes herramientas que se transformen en alternativas claras de poder…Nosotros somos un sector de la izquierda que no se contenta con quedarse tranquilo con su conciencia, ni con dar testimonio. Nosotros queremos gobernar, porque solo llegando al gobierno podemos cambiar la actual situación. Y para gobernar nos tenemos que unir.
Hay dos peligros permanentes. Uno es aislarnos de los procesos, el sectarismo. Tratar de unirse sólo con aquel que opina en un 99% parecido a mí. Este es un error muy común en la izquierda. También está el otro peligro. Amontonarnos con tal de hacer fuerza contra el poder establecido, sin importar el programa, ni nada. También hay un sector de la izquierda que cae en eso. Nosotros, sabiendo que existen esos peligros, decidimos avanzar en más y mejor unidad. La unidad con sectores que no vienen de nuestra tradición implica convivir con diferencias. Nosotros creemos que, dentro de un marco general común, las diferencias lejos de ser un problema, son parte de la solución y nos sirven para avanzar. Por eso no tenemos miedo de construirnos en un marco de diversidad…
Es importante que sepamos que la construcción de una herramienta política para cambiar la sociedad, tiene que combinar la actividad en la lucha de clases con la pelea electoral…esto genera todo tipo de debates sobre cómo podemos construir herramientas poderosas, que puedan enfrentar aparatos muy grandes. Por ejemplo, en la Capital enfrentamos al gobierno nacional y al gobierno local, que tienen condiciones materiales muy superiores a las que tenemos nosotros. Y entonces tenemos que debatir sobre la unidad. ¿Vale la pena ampliar la unidad a todos los que estamos contra los dos gobiernos? ¿Eso suma? Hay algunos compañeros que opinan que por un lado puede sumar, pero por el otro puede restar…
Estamos convencidos de una cosa: hay que ampliar la unidad todo lo que podamos. La base tiene que ser un programa de diez o quince puntos que impliquen una ruptura total con todo lo viejo, con los dos gobiernos. Al mismo tiempo creemos que los candidatos que tengan que enfrentar esto tienen que ser como Pino, que en sí mismos son un programa…las listas tienen que estar llenas de principio a fin de luchadores, para que nadie se confunda y todos vean en cada uno de los candidatos el programa que venimos defendiendo desde hace mucho.
Llamamos en primer lugar a los compañeros de la CTA, con los que venimos trabajando en lo sindical codo a codo, con los que venimos de hacer un paro nacional y nos preparamos para hacer otro. Tenemos que hacer los máximos esfuerzos para que el Movimiento Proyecto Sur se una con los compañeros de la CTA y con los compañeros que hoy en la Capital construyen el FAP. Y sobre esa base llamar a otros sectores…Hay cuadros muy importantes que se hicieron cuando la Coalición Cívica era una referencia dentro del espacio de centroizquierda. Lamentablemente el giro posterior a la derecha de su dirigente hizo que quedaran por fuera o estén acallados.
Vamos a llamar a otros sectores de izquierda…Si somos muchos los de izquierda en un gran frente podemos tener la fuerza suficiente para que ni el programa ni el camino se desvíen y ese frente nos lleve al lugar donde queremos ir, que es gobernar pero para cambiar las cosas, no gobernar por gobernar, como ya pasó con la Alianza…
Hemos despertado expectativas en un sector de la sociedad, tenemos que dar todos los debates para salir más fuertes a dar las batallas que tenemos por delante.»
Alejandro Bodart, diputado y secretario general del MST