Dos hechos marcan que la política del gobierno en lo que respecta a la política sobre el trigo fue un fracaso: la suba del pan y el cierre de molinos en el interior y la provincia de buenos aires.
La cosecha del 2012-2013 no fue buena, por el clima, pero eso solo no fue el problema que sufrieron los productores, los altos costos en insumos, transportes, y demás gastos hacen que el trigo pegue saltos enormes en sus precios, tanto que la tonelada en este momento esta aprox 520U$D, que la bolsa de 50kg trigo a principios de año salía 130$ y ahora está rayando los 300$, y este aumento se aplica luego al pan directamente.
Los molinos como Lagomarsino que son exportadores, vivieron momentos de mucha acumulación económica, que le permitiría sostener esta crisis, sin despedir ni cerrar.
Otra fuente de acumulación fue que durante años cobraron compensaciones millonarias para sostener el precio de la bolsa para el mercado interno, aunque la producción de harina solo es una parte para este mercado.
Este año el gobierno de Cristina Kirchner, a través de su delfín Guillermo Moreno, decidió un cupo de exportación de este cereal que fue de 300.000 toneladas para todas las empresas molineras, que por supuesto benefició a sus colaboradores Cargill y Cañuelas, donde tiene sus negociados.
Esta política de parches del gobierno nacional solo genera mayor inflación, ya que reduce los cupos de exportación y los concentra, al mismo tiempo impide la importación desde Uruguay donde este cereal se consigue a 100U$D menos por tonelada. Necesitamos una junta nacional de granos que garantice los cereales para le mercado interno, cuidando las fuentes laborales y evite la especulación de los monopolios.