La posibilidad de una agresión yanqui a Siria ocupó en cuestión de semanas el centro del escenario político mundial. Obama no logró apoyo para atacar y ahora cobra fuerza una salida negociada, piloteada por Rusia. La revolución árabe, con sus contradicciones, sigue su curso y necesita apoyo frente a esta compleja situación. Hace falta la más amplia unidad ante cualquier agresión imperialista, manteniendo el respaldo al pueblo sirio en su lucha contra el dictador al Assad.
El gobierno norteamericano amenazó con bombardear. Siria en represalia por una supuesta utilizaciòn de armas químicas para repeler un ataque de los rebeldes en los suburbios de Damasco, el 21/8. Una vez más, la excusa de la «ayuda humanitaria».
¿Por qué Obama quiere atacar?
Hay tres razones que motivan esta movida militar estadounidense. La primera es geopolítica, ya que la ubicación de Siria es clave para controlar políticamente la región. La rebelión que nació en 2011 como un nuevo capítulo de la revolución árabe, devino en guerra civil, no se detiene y es un factor de desestabilización para una zona del planeta cada vez más impredecible para los planes del imperio. Necesitan estabilizar y fortalecer al gendarme sionista, el Estado de Israel. La segunda es económica, ligada a la producción y especialmente circulación y salida del petróleo, algo esencial para la economía de las grandes potencias en general y norteamericana en particular. La tercera, que impacta de lleno sobre las otras dos, es la búsqueda de una oportunidad para golpear el proceso de la revolución árabe, que vive horas difíciles en Egipto y ahora en Siria juega un combate importante y decisivo.
Este cúmulo de problemas y necesidades, y no la lucha contra las armas químicas, están detrás de las amenazas a Siria.
Divisiones por arriba, repudio por abajo
Cuando se jugó por el bombardeo, Obama buscó como resultado una base de sustentación sólida. Siempre fue claro: habló de una «acción militar limitada», no solamente porque el síndrome de Afganistán e Irak aventaban las aventuras invasivas terrestres, sino porque no buscaba derrocar a Al Assad, sino domesticarlo para obligarlo a negociar. Justamente al servicio de ello, paralelamente viene apoyando a sectores de la dirección rebelde.
El Congreso le votó en contra al inglés Cameron, aliado «natural» en las aventuras bélicas de los yanquis. Y esta vez la ONU se limitó a investigar las armas químicas, la Unión Europea no avaló y el bloque de los BRICS con Rusia a la cabeza se opuso. Por ello Obama envió un proyecto al propio congreso y logró la media sanción para avanzar. Con esa carta en la mano, viajó a la reunión del G-20 a buscar ese apoyo internacional para su embestida. Pero fracasó. Las presiones insistían en una «salida negociada». El Papa mandó cartas, hizo llamados y hasta convocó un ayuno internacional por la paz. Rusia rechazó la intervención militar, China mantuvo su comportamiento y aunque dio el visto bueno, dijo que no iba a participar. Sólo el gobierno «socialista» de Francia dio su apoyo. Aunque Obama insistió con su «acción limitada», Rusia ofreció una variante más potable. Se trata de «zanahoria» sin «garrote», una táctica menos costosa para intentar también negociar con al Assad, estabilizar la región, y de paso, sacar tajada de la situación.
En este mundo signado por la crisis capitalista internacional, la hegemonía norteamericana es más débil. Por eso, sin que nadie pueda reemplazarlo en esa tarea, asoman poderes regionales que obligan al imperialismo a tener que negociar muchas definiciones políticas.
A la división por arriba, hay que sumar el rechazo por abajo. Aunque todavía no se habían realizado ataques los pueblos ya se posicionaron en la vereda de enfrente de cualquier intervención militar. Hubo actos y protestas de diversa magnitud en muchos países. Incluso en EE.UU. hubo movilizaciones en 40 ciudades para oponerse a la agresión.
Aunque hoy gane peso la negociación en la que Siria entregaría sus «armas químicas», no debemos creer que el fantasma del ataque se haya esfumado y las tareas antiimperia-listas y de defensa de la revolución siguen a la orden del día.
Contra las agresión imperialista y con la revolución árabe
Es importante que la izquierda y los luchadores se ubiquen correctamente en esta situación. Para lograrlo hay que escapar de cualquier simplificación y responder al conjunto de tareas que plantea el momento actual.
Esto arranca de promover la más amplia unidad de acción para enfrentar la agresión imperialista a Siria. Actos, movilizaciones, declaraciones, documentos comunes, todo lo que permita aumentar la fuerza de las acciones de repudio en los países. Nos ubicamos en el campo de Siria, contra el agresor imperialista.
Sin embargo, esta primera definición tiene un límite bien preciso: en ningún momento puede significar dar un apoyo al régimen dictatorial de Al Assad. Si cometiéramos ese error, terminaríamos trabajando por la derrota de la movilización revolucionaria de ese pueblo contra la dictadura. Estamos por el apoyo al pueblo sirio y la derrota revolucionaria del gobierno y el régimen totalitario de Al Assad.
Llamamos a rechazar toda intervención militar imperialista, pero lo hacemos sin dejar de respaldar a la revolución árabe. No hay ninguna posibilidad de avanzar en los cambios que los trabajadores y el pueblo sirio necesitan sin sacarse de encima al régimen opresor. Por eso, sin depositar ni la más mínima confianza en los dirigentes rebeldes, muchos de ellos apoyados por las monarquías del Golfo y otras fuerzas reaccionarias de la región, apoyamos al pueblo sirio en su lucha para sacarse de encima al dictador que los mata y oprime.
Nuestro partido y la corriente internacional que estamos construyendo darán la batalla por estas posiciones entre los trabajadores, jóvenes y luchadores de todo el mundo.
Guillermo Pacagnini
Las direcciones rebeldes
Las conducciones de la oposición siria, armada, política o social se unifican en noviembre de 2012 en el Coalición Nacional Siria. La CNS representa al 90% del total de opositores y la integra el Ejército Libre de Siria (creado a fines de 2011 por oficiales y desertores del Ejército ante la represión y masacres); el Consejo Nacional Sirio (creado en 2005) y también los kurdos. Entre los combatien-tes suníes está el Frente Al-Nusra, organización terrorista asociada a Al Qaeda.
Tienen apoyo abierto o encubierto de Arabia Saudita, las monarquías del Golfo Pérsico y de los EEUU.
Partido Baath y Frente Nacional Progresista
Llega al poder el 8 de marzo de 1963 mediante una revuelta y se mantiene hasta hoy, gobernando bajo «estado de emergencia». En 1970 asume Hazef Al Assad. Establece un régimen de «partido único» de molde stalinista (fijado en el art. 8° de la Constitución: »El Partido Árabe Socialista Baaz dirige el estado y la sociedad»). Combina el nacionalismo, panarabismo y el socialismo árabe, de ideología en su mayor parte laica, contrasta con otros gobiernos árabes que se orientan al islamismo y la teocracia.
La coalición del partido Baaz, PC, Nasseristas y Socialistas Árabes logró el 90% de bancas al Consejo del Pueblo (parlamento sirio). El «opositor» Partido para el Cambio y la Liberación obtuvo 1 diputado.
En 1972 se crea la Coalición de partidos «Frente Nacional Progresista» por el presidente Hafez al-Asad. Le da cobertura al régimen «de partido único». Lo forman unos 10 partidos, el Baaz, el Movimiento de los Socialistas Árabes, el Partido Comunista Sirio y sectores socialdemócratas. Por la Constitución, el partido Baaz controla la mayoría de los votos en el Comité Ejecutivo del FNP y la mayoría de las bancas de la Asamblea Popular de Siria, reservadas para el FNP.
Declaración conjunta de la izquierda árabe (extracto)
- ¡Contamos con el pueblo sirio rebelde y no con una intervención exterior!
- No a cualquier forma de intervención imperialista, ya sea estadounidense o rusa.
- No a la intervención sectaria reaccionaria, ya sea de Irán o de las monarquías del Golfo.
- No a la intervención de Hizbolá, que merece la peor de las condenas.
- ¡Abajo todas las ilusiones referentes a los futuros ataques militares estadounidenses!
- ¡Que se abran los depósitos de armas al pueblo sirio que lucha por la libertad, la dignidad y la justicia social!
- ¡Victoria para una Siria libre y democrática, y abajo la dictadura de Al-Assad y todas las dictaduras!
- ¡Viva la revolución del pueblo sirio!
29/8/13 Socialistas Revolucionarios (Egipto) – Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (Siria) – Unión de los Comunistas en Iraq – Corriente Al Mounadil-a (Marruecos) – Forum Socialista (Líbano)
Proyecto del diputado Bodart en la Legislatura porteña
Proyecto de Declaración
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su más enérgico repudio a toda intervención militar de los Estados Unidos en Siria, aun si fuera respaldada por el Congreso de dicho país bajo el pretexto de la «ayuda humanitaria».
A la vez, expresa su solidaridad con el pueblo sirio en su lucha democrática contra el régimen dictatorial de Bashar al-Assad.
Fundamentos
Señora Presidenta:
El Congreso de los Estados Unidos se apresta a debatir el próximo 9 de setiembre las características de una acción militar sobre Siria. En todo el mundo, y desde los más diversos sectores, se levantan voces de rechazo a dicho proyecto.
Aunque el creciente rechazo internacional a las intervenciones del imperialismo norteamericano haya obligado al presidente Barack Obama a intentar «legitimarla» a través del Congreso, su voluntad política es inequívoca: promover una nueva intervención militar sobre otro país, en este caso Siria. Busca reafirmar así su pretendido rol de gendarme mundial, avasallando una vez más soberanías ajenas.
Ningún sector político que se diga defensor del derecho a la autodeterminación de los pueblos puede menos que repudiar la actual tentativa yanqui, por más que se encubra bajo la hipócrita excusa de la asistencia humanitaria. De sobra ha pagado ya la humanidad entera la prepotencia militar, política y económica norteamericana, sea ésta disfrazada o no.
Al mismo tiempo consideramos ineludible fijar una clara posición sobre el gobierno de al-Assad, cuyas acciones represivas contra su propia población no sólo son criminales en sí mismas, sino que resultan completamente funcionales a la estrategia intervencio-nista norteamericana.
La lucha del pueblo de Siria hace parte de la Primavera Árabe, que más allá de sus contradicciones viene revolucionando al conjunto de esas naciones en procura de profundos cambios democráticos y sociales.
Por las razones expuestas, solicitamos la aprobación del presente proyecto.