Al cierre de esta edición, los principales medios periodísticos del país hablan del discurso de CFK en el Plenario de las Naciones Unidas. Las palabras de la presidenta permiten verificar la política exterior que sostiene el kirchnerismo.
Cristina se refirió a varios temas, combinando un tono crítico con la ratificación del rumbo oficial. Toda la intervención estuvo pensada para responder a las necesidades hogareñas de la rosada.
La mandataria llegó a la cumbre criticando a los fondos buitres y volvió a referirse en ese tono a los bonistas en su discurso de ayer. Sin embargo, la crítica se completó con el pedido de que “los dejen seguir pagando” (sic) la deuda externa como vienen haciendo. Habló de Malvinas y de la negativa del Reino Unido a sentarse a negociar. Pero luego les permite saquear la plataforma submarina y llevarse nuestros recursos naturales. También se insistió en el acuerdo con Irán por el tema Amia, pidiendo al nuevo gobierno de Rohani que avance con su parte. Como lo han dicho sectores de los familiares del atentado, ese acuerdo está hecho a la medida de los intereses norteamericanos.
Hubo más frases como las que destacamos arriba. Pero la tónica se mantuvo igual. Lo que se buscó fue aparecer en la vereda de enfrente de las grandes potencias. Cada palabra fue pensada. Todo tenía que acomodarse con los objetivos de un operativo político que se inició el día después de las primarias de agosto. Lo que hay detrás del lenguaje crítico de Cristina es la búsqueda de un reposicionamiento de cara a las elecciones de octubre. Sin cerrar la puerta a posibles virajes políticos, lo que asoma por el momento no parece mostrar un buen horizonte en la próxima votación para las huestes k. Más bien lo contrario.Y esto se reafirma al mirar puertas adentro del país.
El presupuesto dando prioridad a la deuda externa y con ajuste sobre los trabajadores estatales; el acuerdo con Chevrón, el contrato con la Petpetrol y ayer con la Dow, otra extranjera, para explotar yacimientos de gas y petróleo supuestamente recuperados; el acompañamiento al pistolero Granados en su plan de seguridad para la provincia de Buenos Aires. Todas, muestras de una realidad que desmiente el relato oficial casi hasta hacerlo polvo.
Aunque no tiene gran capacidad de disimulo y pese al verso electoral, emerge el tétrico papel de la “oposición”. Ningún plan para solucionar los problemas que sufrimos los trabajadores y el pueblo, y encima con apariciones patéticas como la de Binner haciendo chistes con las calzas de la presidenta. O el macrismo, culpando a las palomas de una intoxicación en el Hospital de Niños de la Capital. O la galería del terror que se empieza a nuclear alrededor de Massa, desde los terratenientes de la Rural hasta el mismísimo Reutemann, flamante apoyo desde el flanco derecho.
Con las elecciones como telón de fondo, están cocinando el presupuesto 2014, una receta de ajuste impulsada por el gobierno y avalado por la oposición, demostrando que son lo mismo. Necesitamos poner en pie un gran movimiento de toda la izquierda política y social junto a todos aquéllos que se alejan de los viejos partidos buscando cambios profundos. Equivocadamente, el FIT, Lozano y otros sectores no han aceptado unirse, privilegiando sus propios espacios.
Desde el MST Nueva Izquierda reafirmamos nuestra batalla por un cambio cultural en las organizaciones populares, que permita romper con años de sectarismo y miradas cerradas que obstruyen la posibilidad de conformar una herramienta que pueda disputar poder.
Las listas que nuestro partido presentará en todo el país darán pelea por este planteo, mientras seguimos desarrollando nuestro proyecto de izquierda tricolor en todas las provincias. Invitamos a todos los trabajadores, jóvenes, militantes sociales, mujeres en lucha, profesionales, artistas, vecinos; a todos los que han venido compartiendo nuestras propuestas, a acompañarnos en esta campaña y a organizarse con nosotros para encarar juntos las luchas que se vienen.