El 19 de setiembre am-bientalistas de Greenpeace intentaron trepar a una plataforma petrolera rusa de la empresa Gazprom en medio del océano Ártico. Lo hicieron para denunciar la tremenda contaminación que esta actividad petrolera produce, con el consiguiente daño para la fauna, flora y los hielos árticos.
Los 30 ambientalistas que participaron de la expedición, incluyendo toda la tripulación del buque rompehielos de bandera holandesa Arctic Sunrise, entre ellos los argentinos Camila Speziale de 21 años y el marino mercante Hernán Pérez Orsi de 40 años, fueron detenidos en forma brutal e ilegal por las autoridades rusas.
Ahora los funcionarios judiciales de la región de Murmansk, los acusan de piratería, delito que implica penas de hasta 15 años de prisión. Y el barco de Greenpeace corre el riesgo de hundirse por falta de mantenimiento, derramando a las aguas su carga letal de combustible diesel.
La dureza de Putin se debe a que están protegiendo los intereses de la empresa de gas más importante del mundo. Gazprom es una sociedad anónima controlada mayoritaria-mente por el Estado Ruso, pero que tiene fuertes inversiones de firmas alemanas. Provee del 60% del gas consumido en Austria del 35% de Alemania y el 20% de Francia, entre otros países. A los capitalistas rusos y europeos no les importa contaminar todo, con tal de satisfacer su sed de ganancias y amenazan con un castigo «ejemplar» a los ambientalistas.
Las represalias que en otras ocasiones se limitaban a chorros de agua a presión contra los activistas, o a los sumo con la caída de estos en las aguas heladas del mar, ahora se han convertido en una detención ilegal, con peligrosos disparos de intimidación y con la amenaza real de descargar, contradiciendo toda la legislación internacional, duras penas de cárcel, que continúen las inhumanas condiciones de detención actuales. Por eso han denegado las primeras apelaciones y pedidos de excarcelación, ratificando la prisión preventiva de los activistas.
Más que nunca debe redoblarse la campaña internacional lanzada por Greenpeace y apoyada por muchas organizaciones exigiendo la libertad de Camila, Hernán y los ambientalistas presos. El MST en Nueva Izquierda como parte de este reclamo realizó un escrache a la Embajada Rusa el pasado 27 de setiembre y llama a continuar la movilización por la libertad de los ambien-talistas y para parar la enorme depredación ambiental del Ártico.
G.G.