Ante la crisis del kirchnerismo y la defección de Pino que hubiera podido ser un pivote para una opción emancipadora y antiimperialista, desde el MST – Nueva Izquierda desplegamos un llamado para lograr la mayor unidad de todos los espacios de izquierda política y social.
Un actor con el cual nos propusimos articular como parte de esa política fue la U.P., fuerza en la cual se referencia la corriente mayoritaria de dirigentes de la CTA y con quienes venimos trabajando unitariamente en la construcción de la central de trabajadores. Si bien avanzamos en frentes electorales unitarios en algunas provincias, entre ellas el distrito bonaerense (PODEMOS), no lo logramos en un lugar fundamental como la Ciudad de Buenos Aires.
Camino Popular, el frente impulsado por Buenos Aires Para Todos/UP, tuvo un pobre desempeño y no logró renovar la banca en juego quedando sin representación legislativa en la ciudad. Habida cuenta de las innumerables propuestas de unidad que les formulamos, incluyendo la de utilizar las PASO para integrar las listas, todas sistemáticamente rechazadas, creemos necesaria una fraternal pero firme reflexión sobre el error cometido. No solamente por el costo que tuvo para esa fuerza, sino porque en Buenos Aires y la Capital nos hubiera permitido realizar una campaña unificada. Esa política equivocada nos debilitó a todos en Capital e influyó decisivamente para que no pasáramos la traba de las PASO en Pcia. de Bs. As. De conjunto fue un contrapeso a la tarea de lograr una unidad con mayor poder de disputa en todo el país.
No solamente fué desalentadora tanta negativa a nuestras propuestas de mecanismos democráticos para integrar las listas, distintos a los métodos hegemonistas habituales en la vieja política.
A nuestro modo de ver, esta negativa a la unidad que se expresó en Capital tiene en su raíz razones políticas más generales. Que expresan diferentes conclusiones y visiones acerca de la dinámica de la realidad y, esencialmente, del proyecto político que se necesita construir. Y que vemos muy importante de debatir con el conjunto de los trabajadores y activistas de la CTA.
No es lo mismo opinar que el ciclo abierto en el 2001 y su «crisis de representatividad» se cierra con una salida por derecha, negando la radicalización que se palpa en las calles y el giro a la izquierda que se expresó en una importante franja en los recientes comicios. Y consecuentemente con esta caracterización postular proyectos híbridos, sin un programa de clara ruptura con el modelo capitalista y sin integrar a la izquierda o tratando de invisibilizar a los sectores que desde la izquierda denunciamos al gobierno y la oposición de derecha y postulamos una salida de fondo. Si bien es cierto que la crisis del kirchnerismo también derramó hacia opciones del viejo PJ, no se puede obviar que una franja importante de un millón y medio de votos fue a distintas variantes de izquierda y que es expresión de un cambio cualitativo en el escenario político del país. Negar esta realidad, lleva a sacar conclusiones erróneas y a profundizar las orientaciones equivocadas.
Nosotros por el contrario creemos que se abre una gran oportunidad para las fuerzas de izquierda y populares. No solamente en la conflictividad social sino fundamentalmente en el terreno político. La debacle del proyecto K que encandiló durante años a sectores con su doble discurso, libera materia prima para que un proyecto de amplia confluencia de izquierda sea posible. Una alternativa amplia que articule a la totalidad de las expresiones de izquierda social y política y los sectores que rompen con los partidos tradicionales y que postule una propuesta alternativa al actual modelo. Así como los proyectos sectarios u oportunistas no son salida para los trabajadores y el pueblo, los proyectos híbridos sin propuestas de fondo tampoco sirven para poner en pie la alternativa que hace falta. Esperamos que los compañeros reflexionen y cambien para poder avanzar y juntos demos nuevos y firmes pasos hacia la propuesta unitaria que se necesita.
Guillermo Pacagnini