El 17 de octubre los legisladores demócratas y republicanos legaron a un acuerdo de última hora que evitó por poco que la economía más grande del mundo entrara en default y reabriera su gobierno.
Durante 17 días el ultra-conservador Tea Party arrastró al conjunto del bloque republicano a una política de chantaje, exigiendo a los demócratas que desfinancien la Ley de Salud Accesible (ACA) de Obama, a cambio de aprobar el presupuesto y aumentar el límite de endeudamiento.
A partir del 1 de octubre el gobierno de EEUU cerró porque no se había aprobado el presupuesto. El 17 si no había acuerdo, además hubiera entrado en default la economía del gobierno estadounidense al no poder tomar más deuda para mantener los pagos de sus cuentas corrientes.
El dramático desenlace, con un acuerdo precario (una «resolución de continuidad» que aprueba un presupuesto y capacidad de endeudamiento por solo 6 meses) acordado contrarreloj, proyectó un gran triunfo de Obama y los demócratas, ya que los republicanos tuvieron que ceder sin lograr importantes cambios en la ACA. Los principales dirigentes republicanos tuvieron que reconocer la derrota y cargar con el grueso de la culpa del desastre. Según la última encuesta de ABC News/Washington Post 3 de cada 4 estadounidenses desaprueban de la manera en la que actuaron.
Sin embargo, el triunfalismo demócrata esconde algunas verdades incómodas
Por un lado, el acuerdo silenciosamente incluye un ajuste presupuestario más cercano al que pretende el Tea Party que el que inicialmente proponían los demócratas. La «resolución de continuidad» del Senado establece un gasto discrecional para el año fiscal 2014 de $986 mil millones, una reducción del 7 por ciento del presupuesto que el Senado aprobó hace sólo seis meses.
Cuando los republicanos obtuvieron la mayoría en la Cámara Baja en las elecciones de 2010, el nuevo Presidente del Comité de Presupuesto, el republicano Paul Ryan, propuso un gasto discrecional de $1.095 billones para 2014. El plan fue denunciado por los demócratas en ese entonces, pero la propuesta de Ryan otorgaba 10 por ciento más de lo que los senadores demócratas ahora acordaron para re-abrir el gobierno.
Todo el episodio sirvió para asestarle a los trabajadores estadounidenses otro durísimo ajuste
Por otro lado, los festejos demócratas intentan disimular una innegable erosión de la autoridad del gobierno más poderoso del mundo. En un lapso de escasas semanas Obama perdió una pulseada internacional a manos del presidente ruso Vladimir Putin, teniendo que desistir de su anunciada intensión de bombardear Siria, y padeció la clausura de su gobierno a manos de un sector minoritario de la oposición parlamentaria.
La debilidad del gobierno de Obama refleja la erosión de la hegemonía yanki, de su posición como conducción económica, política y militar en el mundo. Evidencia las insuperables dificultades que encuentran para pilotear la nave quebrada del capitalismo hacia una salida de la crisis sistémica en la que se encuentra.
Federico Moreno