Tras las elecciones, el sistema ha logrado colocar algunos referentes con los que intenta articular una alternativa de recambio ante el fin del proyecto kirch-nerista. Sin que haya polos aglutinadores, distintos sectores burgueses se postulan para encabezar el recambio en 2015. Por un lado el PJ no kirchnerista encabezado por Massa y algunos gobernadores y dirigentes provinciales, de reciente aparición, que se perfila como el aglutinador en el terreno del peronismo. También está Macri que ya salió a diferenciarse, se postuló para presidente y le arrebató tres diputados a Massa.
Por otro lado, con las experiencias de UNEN y el Frente progresista Cívico y Social de Santa Fe, se encuentra el bloque que comandan radicales, socialistas y aliados. Binner y Cobos caminan al frente de esas intenciones, y sin dudas en los meses que se vienen, trabajaran en el sentido de reeditar la Alianza, que los argentinos tanto conocemos y poco tiene de nuevo. La mayoría de sus referentes se manifestaron a favor de nacionalizar estas experiencias y llegar al 2015 en una interna que resuelva las candidaturas. Incluso Pino Solanas dejó de denunciar al bipartidismo y lamentablemente se sumó a esta posición. Sanz, Carrió y varios más también se apuntan en esa carrera.
Ninguno quiere cambiar el modelo
De más está decir que, más allá de los matices y las chicanas, los distintos referentes opositores que salieron a postularse no tienen un modelo alternativo para proponer. Algunos quieren una devaluación más pronunciada que la que se viene realizando o profundizar las exenciones impositivas que ya tienen algunos sectores empresarios. Hablamos de matices con el modelo actual que no implican atacar la matriz extractivista, contaminadora y saqueadora que se viene sosteniendo desde los ‘90 hasta la fecha. Las grandes diferencias son sólo cuestiones de estilo, pero los intereses para los que van a gobernar son exactamente los mismos. Por lo tanto, aunque nos quieran engañar con nuevos cantos de sirena, los trabajadores y el pueblo no seremos favorecidos por ninguno de estos proyectos.
En la cancha se ven los pingos
Si bien se asientan en un resultado electoral favorable, los distintos proyectos «opositores» enfrentan el desafío de consolidarse como opción confiable para gobernar el país. En el país que se viene los votos no son suficientes. Tendrán que estructurar una fuerza capaz de dirigir un país sin «viento de cola» en la economía y con muchos problemas estructurales sin resolver. Pero sobre todo, tendrán que probarse en la tarea de derrotar la movilización obrera y popular, que seguramente va a crecer a medida que se intente descargar la crisis capitalista sobre las espaldas del pueblo.
Martín Miranda