América Latina sigue peleando por su emancipación del Imperio
Se cumplieron 8 años de aquellos 4 y 5 de noviembre de 2005, cuando en Mar del Plata se realizó la IV Cumbre de las Américas y George W. Bush veía fracasar su intento de imponer el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
Con este tratado de libre comercio, los yanquis siguiendo el camino ya emprendido con México y Canadá, querían eliminar las tarifas aduaneras y otras medidas proteccionistas, perjudicando a los países productores de materias primas como el nuestro, liquidando la poca industria nacional que quedaba y aumentando la dependencia de los monopolios extranjeros y el saqueo de los recursos naturales, asegurando la ganancia a los pulpos «inversores» incluso por encima de las leyes nacionales.
La derrota del Jefe del Imperio, que contaba con el apoyo del presidente mexicano Fox y otros presidentes del Continente, no puede explicarse por el “anti imperialismo” de Kirchner o Lula. Estos, a diferencia de Chávez, venían acordando el pago de las deudas externas de sus países con el FMI en el caso de Lula o intentaban como Kirchner, que Bush intercediera en una difícil negociación con el organismo internacional, al que finalmente terminó años después pagándole la friolera de U$S 10.000 millones.
Por eso, si bien existían roces económicos entre la propuesta yanqui y los intereses de los líderes del Mercosur, lo central que explica la derrota del proyecto ALCA fue la enorme movilización de los pueblos de Latinoamérica contra el imperialismo de aquellos años, que obligó a los mandatarios reunidos en Mar del Plata a oponerse al tratado.
En la “Ciudad feliz” se movilizaron 40.000 personas, se realizó una contracumbre llamada Cumbre de los Pueblos, que terminó con el discurso de Chávez en el Estadio mundialista, además de muchas otras acciones que se realizaron en Buenos Aires y el resto de las provincias. Nuestro partido fue parte de estas acciones que rechazaron al asesino Bush y derrotaron el tratado imperial.
El kirchnerismo traicionó todas sus propuestas emancipadoras
Los Kirchners obligados por el sacudón tremendo que significó el Argentinazo esgrimieron un discurso latinoamericanista, intentado que se los identificara con la revolución bolivariana encabezada por Chávez y con Cuba. Mientras hacían esto, desplegaban un modelo económico que, lejos de romper con los intereses imperiales, permitió hacer fortunas a los grandes empresarios, fueron “pagadores seriales” de la deuda externa (como ahora reconoce Cristina) y como muestra cabalmente la entrega a la multinacional Chevron del yacimiento Vaca Muerta, nunca enfrentaron y al contrario, fueron socios de las grandes multinacionales depredadoras y responsables del modelo extractivista como las petroleras, mega mineras o Monsanto.
Por eso cada vez menos le creen a Página 12 o la Campora, que pretenden conmemorar aquella jornada, pintando a Kirchner como un héroe anti imperialista.
Para triunfar la lucha anti imperialista debe ir contra las bases del capitalismo colonial
En aquella Cumbre de los Pueblos nuestros compañeros polemizaron fraternalmente contra la consigna que, repitiendo la que encabezó los Foros Sociales Mundiales señalaba “Contra el ALCA, otra América es posible”. Era una utopía plantearse que la lucha anti imperialista podía triunfar sin romper con las bases económicas del capitalismo, como en su momento hizo la Cuba revolucionaria. Y esta pelea no podía llevarse a cabo sin enfrentar las medidas de ajuste contra el pueblo que el gobierno de Kirchner o el de Lula realizaban.
A Chávez, que había llamado a construir el socialismo del siglo XXI, le reclamábamos que debería encabezar un llamado continental para enfrentar el pago de las deudas externas, ya que solo a caballo de la movilización anti imperialista y anti capitalista podría fortalecerse su proyecto del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) y la Venezuela revolucionaria. La crisis de los proyectos nacionalistas de nuestro continente tiene que ver con su incapacidad para avanzar consecuentemente por este camino.
Los trabajadores y los pueblos de nuestro subcontinente en cambio, nunca dejaron de luchar. Las enormes movilizaciones de Junio en Brasil, contra el proyecto Conga y la Megaminería en Perú, de los estudiantes en Chile, los paros y movilizaciones contra el ajuste K en Argentina, los nuevos levantamientos en Venezuela contra la especulación empresaria, son solo algunas expresiones de un proceso que abarca todo nuestro continente. Es una gran responsabilidad de la izquierda y los luchadores anti imperialistas de nuestro continente generar un nuevo proyecto emancipador que necesariamente tiene que ser anti capitalista.
Gustavo Giménez