En las últimas semanas, se volvió a abrir un debate fundamental para el destino de nuestra universidad. La necesidad de democratizarla. En el seno del movimiento estudiantil se están desarrollando debates sobre cómo avanzar en esta pelea.
Cuando hablamos de democratizar lo decimos en un sentido amplio, porque el régimen de cogobierno es apenas el emergente más claro de relaciones de poder y de un modo de producción de conocimiento.
La lucha por democratizar el gobierno de nuestra casa de estudios es una batalla más en la disputa estratégica por conseguir una universidad productora de conocimiento para la transformación social.
¿Quién decide en la UBA?
Para comprender los problemas que atraviesa la UBA actualmente, y la falta de solución ante los mismos, debemos remitirnos al carácter antidemocrático de su cogobierno, que refleja los intereses de unos pocos que se erigen como la autoridad absoluta, en materia política y académica en la universidad.
La división artificial generada por la existencia del sistema de claustros hace que diferentes trabajadores en una misma institución no sean considerados iguales, sino que existe entre ellos una división prestigista, en donde los profesores merecerían una representación y el resto, que son la inmensa mayoría, no.
El 5D
El 5 de diciembre las camarillas que dirigen la Universidad pretenden elegir al nuevo rector sin cuestionar un ápice del régimen antidemocrático. Actualmente, el Rector es elegido por una Asamblea Universitaria. En esa Asamblea, menos de 3000 profesores sobre un total de 40.000 docentes, tienen 122 representantes mientras los estudiantes (unos 360.000) tenemos apenas 57. Los no docentes ni siquiera participan de esta votación.
El principal candidato es el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y actual vicerrector, Alberto Barbieri. Representa el avance de un modelo de negociados millonarios con la educación pública, que no ha parado de avanzar en su gestión al frente de Económicas.
Como hicieron en las elecciones de decanos los grupos de poder que dirigen la universidad no dudarán apelar a patotas, vallas y custodia policial para realizar “con normalidad” la elección antidemocrática.
Ganar mayoría para la causa
En la Asamblea Interfacultades del miércoles 13 de noviembre se volvió a mostrar el debate que desde diversas corrientes y activistas de la Universidad estamos desarrollando con el Partido Obrero y aliados que son hoy la mayoría de la conducción de los centros de estudiantes. Este sector prioriza una propuesta abstracta que opone al actual sistema elección del rector una asamblea estatuyente que debería hacer la reformas democratizadoras que se necesitan. La paradoja es que cualquier cambio a estas instituciones, fundadas en la desigualdad, deberían realizarla las mismas camarillas que se benefician de ese orden antidemocrático. ¿Suena difícil no?
A su vez, desviando el eje del problema central, algunas corrientes meten la discusión del programa con que se debería reorganizar la universidad. Estas actitudes irresponsables y divisionistas habían tenido un paso previo en los intentos de convocar en medio del conflicto y casi sin compañeros en las aulas a un Congreso para renovar autoridades de la FUBA. Todo esto para rehuir al hecho de que debemos empezar por impedir que esa elección trucha suceda para desde ahí iniciar un proceso de movilización que construya un nuevo estatuto.
Desde la Juventud Socialista, opinamos que para obtener un triunfo en esta lucha es fundamental ganar mayoría para la causa de la democratización entre los estudiantes. Para eso hubiera sido fundamental una campaña desde la FUBA y los centros de estudiantes sobre la problemática al iniciar el año; que no se realizó. Ahora hay que encarar lo que queda tratando de convocar al conjunto de los compañeros para llegar con fuerza al 5/12. Para que miles digamos que no vamos a dejar que Barbieri o ningún rector sean elegidos sin que antes se abra un proceso de necesaria reforma de los estatutos. Es fundamental salir de las acciones aisladas y coordinar la pelea en toda la UBA. Debemos también, aprendiendo de las lecciones de La Rioja, lograr que sectores de la población por fuera de la propia universidad tomen este reclamo. Porque se trata de decidir al servicio de qué intereses se va a poner la universidad pública y eso es un asunto que excede por mucho las paredes de las facultades.
Juventud Socialista del MST