El kirchnerismo tal y como lo conocemos enfrenta el fin de su ciclo en el poder. En su apogeo pudo contener en parte las llamas del 2001, en su decadencia, provoca el descongelamiento del proceso que irrumpió con el Argentinazo.
Las alternativas de recambio promovidas por el régimen se ubican a contramano de la necesidad de cambios profundos. Por eso hubo un millón y medio de votos a distintas listas de izquierda, confirmando una perspectiva de agudización de la protesta social y nuevos procesos de organización política, gremial y juvenil por fuera de los partidos tradicionales y la burocracia sindical. Este nuevo escenario coloca como tarea la construcción de una alternativa política amplia de toda la izquierda, que organice a miles y se prepare para disputar poder.
Sin dudas, los resultados de la elección de octubre terminaron por consolidar un cambio en el país. En este contexto, es importante hacer un análisis para poder extraer los aspectos fundamentales de este cambio y, a partir de allí, prepararnos para lo que se viene.
Como preámbulo, se puede afirmar que no estamos analizando un cambio superficial ni de corta duración, todo lo contrario. Los movimientos que hemos visto (y los que vamos a ver) van a ser decisivos en el futuro del país. Hacemos nuestro aporte al debate que necesariamente debemos abrir entre los luchadores y el conjunto de las fuerzas de izquierda y del campo popular.
Se retoma el proceso abierto en 2001
El kirchnerismo interpretó lo que pasó en diciembre de 2001 y desplegó una campaña de propaganda inédita, que mostraba a un gobierno preocupado por los derechos humanos, la unidad latinoamericana, los trabajadores y sectores populares, la democratización de los medios de comunicación, la cultura, la ciencia y la industria nacional. La difusión de este relato, vino acompañada por medidas como la asignación por hijo, la nacionalización de las AFJPs, el rechazo al ALCA y el retiro del cuadro de Videla, entre otras. Aunque no implementó una política de enfrentamiento con el imperialismo, buscó mostrarse junto a Chávez y Evo, buscando aparecer como la versión argentina de ese proceso revolucionario.
Nunca se cambiaron los ejes del modelo extractivista y de saqueo a la medida de las grandes corporaciones. Pero ese discurso, junto a la entrada de miles de millones de dólares al país por el alto precio de las materias primas, le permitió contener en parte el proceso de movilización y búsqueda de cambios totales que se expreso en el Argentinazo. De hecho el kirchnerismo ocupó gran parte del espacio que antes ocupaba la centroizquierda y hasta una parte que antes miraba a la izquierda. Esto se expresó en que organismos de DD.HH., sectores del sindicalismo combativo, de la intelectualidad, la juventud, el movimiento de mujeres y LGBTT y hasta sectores de izquierda sumaron su apoyo al gobierno.
La entrada de la crisis capitalista internacional puso al descubierto el verdadero carácter de este proyecto político, generando decepción y el posterior alejamiento de una parte importante de su base social. Y, retomando las tendencias que se vieron en el 2001, para realizar los cambios estructurales que nunca se hicieron un gran sector buscó opciones a la izquierda del kirchneris-mo.
Recambios para que nada cambie
Las alternativas promovidas por el régimen luego de la elección, en su variante pejotista o bien panradical están a contramano de los cambios estructurales necesarios y los reclamos pendientes del argentinazo. Massa y el viejo PJ ó Macri no van a cambiar sustancialmente el modelo. Por eso el primero armó la lista con intendentes del conurbano, la UIA, la burocracia sindical y el PRO. Y el segundo viene profundizando un modelo neoliberal que prácticamente ha entregado la capital del país a las corporaciones. Y, justamente cuando el kirchne-rismo pierde por izquierda, las expresiones como el FAP y, lamentablemente, referentes como Pino, abonaron a la otra vertiente de recambio, expresada en los frentes «progresistas» con la UCR.
Todos estos espacios se han ubicado a la derecha del gobierno. Van a tratar de aprovechar el impulso que les dio la elección para fortalecerse de cara al 2015, pero lo cierto es que ninguno despierta grandes pasiones en la población. Lejos de significar un giro conservador en la sociedad, a todos los han votado para castigar al gobierno.
Como no apuestan a terminar con el capitalismo de saqueo, sino sólo a ser ellos los que manejan la mayor tajada en los negocios, en el próximo período serán permanentes las posibilidades de mostrar que no expresan ni por asomo los intereses de los de abajo. Aún tienen que montar una estructura nacional y demostrar que tienen la fuerza para garantizar las ganancias capitalistas que hasta hoy sostuvo el kirchnerismo.
Giro a izquierda y cambios por abajo
La ruptura de millones con el gobierno y el giro a la derecha de las alternativas de recambio alentadas por el sistema, generaron un gran espacio político a la izquierda del kirchnerismo.
Esto explica la elección histórica de la izquierda, con un millón y medio de votos. Antes de 2001 se habían expresado fenómenos similares, con la entrada de Zamora y de Izquierda Unida (con Patricia Walsh) al Congreso y legisladores de izquierda en Capital y Córdoba. En esta oportunidad se manifestó nacionalmente, con buenas votaciones en todas las provincias, y en algunas muy importantes. Toda la izquierda creció, pero fue el Frente de Izquierda -FIT- quién más capitalizó el giro, consiguiendo diputados nacionales y en algunas provincias, así como en las recientes elecciones provinciales de Salta, donde PO ganó en la capital.
Estos resultados expresan un proceso de cambios muy grandes entre los trabajadores y el pueblo. Ya hubo muestras en las elecciones docentes de SUTEBA y en otras provincias, en la sanidad, alimentación, telefónicos; en la universidad, en los barrios.
Hay que prepararse para que las medidas antipopulares de la nación y las provincias por los efectos de la crisis internacional en nuestra economía, generaren mayores respuestas del movimiento obrero, los sectores populares y en la juventud. También habrá nuevas expresiones de recambio sindical. En este contexto de más radicalización social, se van a expresar las ansias de cambio rotundo, donde el protagonismo central lo tengan las bases y sectores combativos.
Es tan profundo el giro, que no se deben descartar nuevos cambios bruscos que incluso obliguen a adelantar la salida del gobierno y generen una tremenda aceleración en la situación política.
Alternativa política unitaria de izquierda para disputar poder
La tarea pendiente más importante que dejó el Argentinazo fue la construcción de una alternativa política que pudiera representar esa lucha por cambiar el modelo de país. Si bien nunca cerró completamente el espacio, el kirchnerismo fue un obstáculo muy importante para lograr este objetivo. Pero también lo ha sido la incapacidad de la izquierda de articular una herramienta de unidad duradera. Los resultados de las elecciones y el panorama político más general del país muestran que hay condiciones para avanzar en este camino. Las fuerzas de izquierda se van a fortalecer en el período que viene, pero para estar a la altura de las circunstancias, hay que avanzar en la construcción de un movimiento político que una a todas las tradiciones de izquierda existentes, posibilitando que cada una sea una corriente interna. Debe tener mecanismos democráticos para la integración de las distintas fuerzas, incluyendo internas abiertas cuando hay elecciones o incluso usar las primarias obligatorias. Tiene que ser una herramienta que vaya mucho más allá de lo electoral, acompañando las luchas y procesos de movilización en cada lugar. Si lo hacemos, está planteado conformar un movimiento político que pueda organizar a miles de militantes en todo el país, transformándose en una estructura nacional con un peso cualitativamente superior al que hoy tienen los sectores de izquierda por separado.
Para abrir este debate hemos editado una carta abierta, que estamos distribuyendo a todas las organizaciones y luchadores de izquierda del país. Como allí afirmamos, los compañeros del FIT tienen la mayor responsabilidad, por estar mejor posicionados, aunque lamentablemente sus últimas declaraciones han abundado en descalificaciones al resto de la izquierda y alejan la posibilidad de unidades superiores. También queremos hacer este debate con Unidad Popular y todos los compañeros de la CTA; y con Marea Popular y aquellos sectores que se identifican como izquierda independiente.
En el MST Nueva Izquierda estamos convencidos de que se acercan tiempos de grandes desafíos para los que luchamos por una trasformación del país. Pero tenemos que poner en pie una alternativa política de la izquierda que se prepare para disputar poder. Si no lo hacemos, más allá de conseguir bancas parlamentarias, vamos a dejar pasar una gigantesca oportunidad.