Finalmente y luego de algunas vacilaciones tras el recambio de gabinete, el gobierno K decidió avanzar con la reforma del Código Civil y su unificación con el Código de Comercio. Cediendo a la Corte y a la Iglesia, el kirchnerismo terminó transformando una reforma supuestamente progresista en un engendro reaccionario. Mientras escribimos estas líneas se trata el dictamen de la comisión bicameral (que salió solo con la aprobación de la bancada K) en el Senado, y en Diputados un proyecto de ley que oculta la eliminación de la responsabilidad civil del Estado del nuevo Código. La oposición patronal, si bien coincide con muchas de las peores reformas, esta vez ha optado por dejar que el kirchnerismo se queme solo. Pese a las maniobras distractivas de los grandes medios, la Iglesia y el Papa Francisco han sido actores clave de los cambios.
Tras un falso barniz “progre” y algunas pequeñas reformas correctas como el divorcio express, de las casi 170 modificaciones propuestas muchas quedaron atrás, en especial las que podían beneficiar a la población, como el reconocimiento en el Código del derecho al agua o la función social de la propiedad. Otras fueron frenadas producto de la resistencia de los pueblos originarios, que evitaron que su derecho constitucional a la tierra se convierta en materia de derecho privado y se abra así el camino de la privatización de sus territorios ancestrales.
Han quedado cambios que significan un retroceso histórico, entre ellos la eliminación de la responsabilidad civil del Estado y la determinación de que existe la “persona” desde el momento de la concepción.
Una reforma contra las víctimas de Once, a favor de Jaime, Schiavi y De Vido
En el artículo 6 del proyecto de ley se señala: “el Estado no debe responder de manera directa, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios ocasionados por los concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les atribuyan o encomienden un cometido estatal, cuando la acción u omisión sea imputable a la función encomendada”.
En buen criollo, como la “responsabilidad civil” hace a las indemnizaciones económicas, si los Cirigliano no les pagan a las víctimas de Once, el Estado no se hace cargo. Tampoco De Vido, Jaime o Schiavi, que se enriquecieron en complicidad con las privatizadas. Si Chevron envenena todas las aguas del área Vaca Muerta (como lo hizo en el Amazonas ecuatoriano) y los habitantes de la región le hacen un juicio y lo ganan, Chevron no paga, y el Estado y los funcionarios cómplices de semejante depredación no se hacen cargo de indemnizar a nadie.
Todo reclamo ahora pasará al llamado derecho administrativo. O sea, a las normas que el propio Estado fija para su funcionamiento. Esta es la ley que ahora mandan a la Cámara de Diputados. Pero como hay Estado nacional, provincial y municipal, las reglas pueden variar de un lugar a otro. Entonces, si a Ud. lo atropella un móvil policial pueden no indemnizarlo nunca. O si tiene suerte y cobra algo algún día, va a variar si lo atropelló la Metropolitana porteña, la Federal, una policía provincial u otra comunal acorde las normas administrativas del nivel estatal que se trate.
Si es un trabajador estatal, provincial o municipal el que sufre una accidente y no se conforma con la miseria que le va a pagar la ART, no va a poder hacer juicio de responsabilidad civil indemnizatorio al Estado. Es menos que lo que rige hoy, aun con los recortes de la última reforma.
“También se elimina la responsabilidad solidaria de la empresa principal por las deudas laborales de empresas dependientes o vinculadas”. Es decir, si Ud. es trabajador de una tercerizada de Telefónica, del ferrocarril o de una subcontratista, y lo despiden o se accidenta, si va a juicio y la empresa se declara en quiebra y no le paga, la empresa madre ahora no se hará cargo de nada. Esto legaliza una práctica común: la creación de empresas fantasma para pagar menos, despedir y evadir reglas de seguridad laboral. Todos sabemos que muchas de esas tercerizadas o subcontratistas son meros testaferros de la misma empresa madre.
Un brutal retroceso en los derechos reproductivos
Primero cayeron las reformas que legalizaban el alquiler o subrogación de vientres, una salida para muchas parejas con graves problemas de salud para tener niños, y luego también eliminaron la posibilidad de gestar un embrión con células de alguno de los miembros de la pareja ya fallecido.
Después cayó la reforma que amparaba la fertilización asistida, ya que lo que quedó claramente explicitado en el nuevo Código es que los embriones ya constituyen una «persona». Si a alguien se le rompe un frasco con embriones, por ejemplo, puede ser acusado de asesinato. Tan burdo es este cambio, que liquida y coloca en la ilegalidad a la reciente conquista que significó la ley de fertilización asistida.
Mediente este retroceso, que va en contra los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo, tratan de frenar la enorme lucha de las mujeres por el aborto legal, seguro y gratuito. Y por supuesto, van a terminar cuestionando los avances en los casos de aborto no punible y el conjunto de los derechos de género alcanzados, ya que son la cúpula de la Iglesia Católica y el mismo Papa los que están claramente fogoneando este giro reaccionario.
Fin de ciclo y giro a la derecha
Las reformas vienen en sintonía con el plan de ajuste en curso, por un lado, y la necesidad de asegurar la impunidad de los funcionarios K frente a los actuales y futuros juicios, por otro. Para ello no han dudado en abandonar una parte importante de las banderas del kirchnerismo y cerrar un acuerdo con la Curia.
Es el camino que han elegido los jefes del Frente para la Victoria para intentar pasar impunemente los próximos dos años de mandato en medio de una grave crisis económica, de enorme crisis política y debilidad institucional.
Se puede parar la reforma reaccionaria
El gobierno se prepara para aprobar las reformas en el 2014 en Diputados, desde una posición de fuerza. Ya tendría media sanción en el Senado y luego evaluará cómo le conviene seguir adelante. Pese a estar en su etapa final, los K son también conscientes de la debilidad de la oposición patronal de los Massa, Macri, Binner, Carrió, UCR y compañía, que no pasan de algunas declaraciones críticas hacia la reforma.
Esta debilidad del régimen en su conjunto es la que puede permitir que una movilización importante pueda frenar la reforma. El fin de semana pasado miles de mujeres se reunieron en San Juan y repudiaron estas modificaciones. El miércoles 27, día en que cerramos esta nota, una protesta unitaria se concentró frente al Senado. La reforma ha abierto una crisis al interior del propio espacio K.
Millones de argentinos aún no saben de qué se trata… Es hora de lanzar una amplia y poderosa campaña unitaria de todas las organizaciones que rechazamos estas reformas. Si lo logramos, las podemos parar.
Gustavo Giménez