Entrevistamos a Sarah Zevaco, coordinadora de la campaña No al golpe de Río Tinto Alcán y dirigente de PCPS, Partido Convergencia Popular Socialista. Nos explicó cómo hicieron para rechazar la instalación de la megaminera electrointensiva ultra contaminante y golpista en el país hermano.
Río Tinto Alcán (RTA) es una empresa multinacional líder en el mercado del aluminio. Llegó a Paraguay en 2011 con la propuesta de instalar una fábrica que transformaría en lingotes de aluminio para exportar, un mineral que ellos mismos importarían desde Brasil.
El interés en Paraguay se fundaba en el bajo costo de la energía eléctrica, la producción de aluminio necesita del uso de muchísima energía.
El gobierno de Lugo le dio bastante tiempo de análisis a la propuesta de inversión. Había posiciones encontradas dentro del gobierno en ese momento, un sector del mismo apoyaba la instalación de la fábrica, hasta viajaron con RTA viendo otras plantas en el mundo similares a la que aquí se instalaría.
Otro sector del gobierno empezó a indagar un poco más, en particular el tema de la energía y se posicionó en contra. Se realizaron 2 audiencias públicas sobre el tema en las que se empezó a informar a la ciudadanía, a los movimientos sociales, sobre qué era RTA y cuál era el negociado que preparaban. Un precio más bajo que el costo de producción de la electricidad. Pretendían pagar menos que lo que paga Brasil por el excedente que produce Paraguay y no utiliza.
Justo después de la segunda audiencia pública en la que varios ministros que inicialmente estaban a favor ya expresaban sus dudas, el tema se estaba instalando en los medios de comunicación y en el debate público, se destituye al gobierno de Lugo con un golpe de estado parlamentario.
Dos semanas después, el presidente golpista Federico Franco, anteriormente vicepresidente de Lugo, firma el decreto que inicia las negociaciones con RTA. Es así que se demuestra que RTA fue uno de los intereses que más pesó en la decisión de dar el golpe.
Ante la aceleración de las negociaciones, los grupos que habían participado de las audiencias públicas, en particular los sectores de izquierda, el Partido Comunista Paraguayo, el Partido Convergencia Popular Socialista y el partido Tekojoja, deciden llevar adelante la campaña que se llamó No al golpe de Río Tinto Alcán. Fue una campaña de información y de movilización contra RTA que tuvo gran impacto y a la que mucha gente se adhirió. Fue totalmente auto gestionada, produjo volantes, trípticos, cuñas radiales, documentales, un sitio web y aprovechó muy bien las redes sociales Facebook y Twitter. La principal herramienta fue ir a hablar con la gente, llegar a los barrios, a las capillas, un gran sector de la iglesia apoyó la campaña, también comisiones vecinales y organizaciones campesinas. En 3 meses se juntaron 25.000 firmas que pedían el cese de las negociaciones con RTA, se entregaron al Congreso y al Poder Ejecutivo.
Para la gente que se acercaba era muy obvio que había intereses políticos basados en la plata que beneficiaba a un pequeño círculo de actores, los que estaban transando y que era una entrega de soberanía energética que se traduciría en pocos años en desabastecimiento para los actores nacionales. Quedó al desnudo la insignificante oferta laboral de la empresa que no alcanzaba los 1.200 puestos de trabajo, el papel contaminante de alto alcance de este tipo de industria. Se dieron a conocer los pésimos antecedentes internacionales de la empresa en el mundo entero.
La campaña logró colocar el tema en el debate electoral para las presidenciales.
Cuando Cartes asumió el poder dijo que estudiaría el tema porque “no puede salir perdiendo el gobierno”.
La cosa quedó congelada hasta el 10 de diciembre de 2013 cuando RTA envió una carta al gobierno de Cartes diciendo que por ahora retiraba su oferta de negociación, se excusó diciendo que tenía que privilegiar otros mercados, que el negocio del aluminio mundial andaba en baja y que se concentraría en sus plantas ya instaladas.
Lo que es cierto es que NO tenían condiciones políticas para instalarse. Quedó claro que RTA es una empresa famosa por ser basura, que era una inversión contra el país y que el precio que pedían por la energía era una estafa al estado paraguayo.
Es una victoria grande de y para la ciudadanía y es importante valorarla en el marco de la política del gobierno actual que esta promocionando la “alianza público privada” (ley de privatizaciones), inversión extranjera, y está preparando el terreno para eso.
Entrevistó: Tamara Migelson