Las últimas semanas de 2013 y las primeras de 2014 marcan que el país atraviesa una situación muy problemática. Las complicaciones que se manifiestan afectan puntos sensibles de la economía y del funcionamiento político del propio país. El malhumor social cruzó la frontera de las vacaciones y acompañó a muchos en las playas, las sierras y otros lugares de descanso. Crece en millones la idea de que se avecinan tiempos más difíciles. Y es verdad que hay motivos de sobra para estar preocupados. Haciendo un poco de memoria, hay que recordar que tras la operación de la presienta, se anunciaron cambios en el gabinte de ministros. Jorge “Coqui” Capitanich y el joven Kiciloff eran las dos espadas con las que el gobierno se disponía a afrontar los tiempos difíciles, que venían incubándose pero se aceleraron luego de la derrota electoral en octubre. Ha pasado poco tiempo de aquellos nombramientos, pero ya podemos decir que las de estos ministros han sido más bien estrellas fugaces. El chaqueño mostró gran incapacidad frente a las huelgas policiales y con la crisis eléctrica. Luego fue duramente desautorizado por el ministro de economía, que mandó a desmentir un anuncio sobre un impuestazo sobre bienes personales. El mandamás de economía dejó el discurso “combativo” y está negociando con los buitres del Club de París un nuevo pago de deuda externa fraudulenta. Se la pasa dando discursos para justificar el ajuste. Estos son los principales interlocutores de un gobierno cuya máxima figura está ausente. La presidenta hace semanas que no aparece y, aunque se habla de un acto para hoy, la realidad es que Cristina no está gobernando. Las pocas veces que se la ve se trata de anuncios menores. La realidad y las medidas de la rosada se desenvuelven paralelamente, sin que la mandataria tenga nada que ver con la actividad cotidiana del gobierno. No hace falta dedicar mucho espacio a la figura del vicepresidente Boudou, que además de las innumerables causas e investigaciones judiciales por corrupción y negociados, goza de uno de los mayores repudios sociales que alguien pueda tener. En resumen, el país está siendo gobernado efectivamente por dos ministros a los que nadie eligió (insistimos, por no hablar de vicepresidente), los cuales han mostrado apenas iniciadas sus gestiones que están muy lejos de ofrecer soluciones a los problemas que crecen en el país. Estamos, entonces, frente a un vacío político en el gobierno. Un vacío pronunciado, que se mantiene en el tiempo, sin que nadie en el kirchnerismo pueda anunciar que se va a terminar. Junto a estas enormes contradicciones políticas, se acumulan otras –también graves- en la economía, que no se van a corregir poniendo parches ni con medidas improvisadas. Aunque en otro artículo le dedicamos espacio a la cuestióneconómica, está a la vista que la inflación se dispara, afectando duramente la situación de los trabajadores y sectores populares; que el dólar sigue subiendo y que hay menos reservas; que la actividad ha disminuido y habrá problemas con los puestos de trabajo.
Las medidas anunciadas, pretenden descargar las consecuencias del fracaso del modelo en los trabajadores y el pueblo. Tarifazos, ajuste, recortes de gastos sociales, etc. Esto preanuncia un aumento del conflicto social. Arrancando por las paritarias, pero también en los barrios, el movimiento estudiantil, los movimientos ambientales, etc.
Este cóctel se va haciendo más y más explosivo, y de mantenerse terminará por configurar una perspectiva donde el fin de ciclo K tenga un desenlace brusco, una perspectiva hacia otro Argentinazo. La oposición de derecha, está jugada a capitalizar el declive del gobierno y llevar agua para su molino, pero con el objetivo de ser ellos quienes garanticen los negocios capitalistas en los próximos años.
Será tarea de los luchadores obreros, estudiantiles y populares batallar para desarrollar la movilización contra las medidas de ajuste que están en curso; para luchar por un salario y condiciones de trabajo dignas; para enfrentar a las corporaciones y defender el medioambiente.
Y junto con esto, contribuir a la construcción de una alternativa anticapitalista, que reúna a todas las organizaciones de izquierda y el campo popular, para organizar a miles y convertirse en alternativa de gobierno más temprano que tarde. El MST Nueva Izquierda está jugado por esta perspectiva, poniendo a Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y demás referentes de todo el país al servicio de esta construcción. Invitamos a todos los que compartan estas propuestas a sumarse a nuestro partido y luchar por ellas.