Los problemas del modelo K agotado se han agudizado con el impacto de la crisis internacional. La inflación se disparó y la devaluación ha sido la mayor en años. La carestía de la vida golpea a millones de trabajadores y a los sectores populares en todo el país.
El gobierno ha definido un rumbo político y lo aclara a viva voz. Ajuste sin titubeos. Cristina y Capitanich quieren que los trabajadores paguemos la crisis. Pretenden paritarias con techo salarial por debajo de la inflación; aumentos en varias cuotas y negociaciones anuales sin posibilidad de actualizar los salarios acorde a la inflación real.
Remedando a los organismos internacionales, se han transformado en gerentes del ajuste. Dicen que «el estado nacional no es empleador» –lógico, si no tocaron un ápice de las transferencias de la década menemista-, pero sí actúa como usurero de las economías regionales. Con la complicidad de los gobernadores oficialistas y opositores «refinancia» las deudas públicas provinciales fraudulentas, a cambio de que los mismos apliquen ajustes en los salarios y la planta de personal. Cualquier similitud con los noventa, no es imaginación del lector.
La burocracia sindical, apadrinada por Caló y Yasky viene siendo un gran apoyo para llevar adelante el ajuste. Las reuniones de gobernadores para unificar políticas de ajuste y los apoyos de la burocracia a los pactos de gobernabilidad, es vergonzoza.
También le ayuda la actitud de Moyano, que en lugar de impulsar la unidad en la acción para enfrentar el ajuste, se reúne con Binner y la UCR y coquetea con el viejo PJ.
Crece el conflicto
La respuesta no se ha hecho esperar. Los trabajadores no permitiremos alegremente que nos roben el salario. Primero los trabajadores de la salud hicieron punta en varias provincias, con paros y movilizaciones distritales y una jornada nacional muy importante que amenaza repetirse.
Los estatales también vienen peleando. Ahora se suman los docentes, con numerosas auto convocatorias y paros provinciales, planteando el no inicio de clases en 17 provincias, entre las que están las más pobladas.
En medio de la pelea, los luchadores y sectores combativos tienen la oportunidad de mostrarse como alternativa al sindicalismo burocrático, a condición de que desplieguen una política de unidad y coordinación de las luchas.
Los paros del 5 y el 12
En este contexto de lucha y organización, la CTA finalmente ha realizado dos convocatorias importantes. El 5 de marzo se hará un paro nacional de todos los gremios estatales organizados en la central: ATE, FeSProSa, judiciales, docentes. Y el 12 el Paro Nacional con movilización a Plaza de Mayo y cortes de ruta en todo el país.
Más allá de las limitaciones que tengan ambas medidas, tenemos que batallar para que sean un canal de expresión de las demandas de los trabajadores.
Para eso hay que organizarlas desde ahora, haciendo asambleas en los lugares de trabajo, haciendo reuniones con los activistas, delegados y referentes para empujar con fuerza. Hoy más que nunca necesitamos unificar los reclamos exigiendo un salario inicial de $10.000, paritarias libres, sin techo ni cuotas. Y pelear en cada gremio por que se resuelva un punto fundamental: la actualización trimestral automática de los salarios según costo de vida real. La votación de esta cláusula en el Congreso provincial de CICOP ha sido un gran paso, así como el debate que se instaló en amplias franjas del movimiento obrero. Estas medidas deben ser parte de un plan de emergencia obrero y popular pasa salir de la crisis.
Guillermo Pacagnini, Mesa Nacional CTA
Salud en lucha
El 19 se cumplió la sexta semana de paros de CICOP en Buenos Aires y la primera Jornada Nacional de la federación del sector (FeSProSa). Fotos del acto frente al Hospital Evita de Lanús y la marcha en San Juan.