Durante el discurso inaugural del parlamento, Cristina dibujó los indicadores económicos para insertar la idea que lo peor de la crisis ya pasó, que la devaluación fue un temblor que sufrimos pero que ya se calmó y que ahora seguiremos en la senda de los últimos años, de crecimiento y futuro. Nada más alejado de la realidad.
Más allá de críticas al macrismo y la UCR, no mencionó ninguna medida concreta contra los especuladores y grandes capitalistas que entre otras cosas aumentaron la carne a $100, el combustible el 60% en un año y los autos un 45% desde la devaluación. Lo que sí hizo fue lanzarse contra los docentes otra vez insinuando que son vagos y no trabajan y afirmando la idea que no estaría dispuesta a conceder más aumentos que un 25%. Y por si esto fuera poco llamó a todos los legisladores a que sancionen leyes que impidan los cortes de calle y la protesta social. Lo que claramente demuestra que la variable de ajuste de toda la crisis actual será el salario, según las intenciones del gobierno.
Detrás de las palabras
Lo más obvio y a la vista es que no mencionó la inflación, que es el principal problema que afecta a la gente, en especial, como siempre explicamos, a los sectores más humildes. Para la Presidente el problema no existe, a lo sumo es un problema de empresarios especuladores.
Tampoco sitúa a la devaluación, decidida y ejecutada desde el gobierno como el principal gatillo para el aceleramiento de la inflación .
Y en cuanto a medidas para controlar la inflación sólo llamó a los consumidores ¡a cuidar sus bolsillos! Nada de aplicar la Ley de Abastecimiento (que permitiría controlar los stock, el desabastecimiento, la especulación de los grandes comerciantes, etc.) ni tampoco del fracaso de los precios máximos, ahora transformados en devaluados «precios cuidados» de unos pocos productos también condenados al fracaso.
Ajustar a los trabajadores y el pueblo
El discurso no cambió la lógica del modelo K, que cuando hubo dinero distribuyó un 10% entre los de abajo, mientras subsidiaba a las empresas, mientras no tocó la estructura tributaria, y que ahora, cuando por la crisis ya se hace insostenible, el principal destinatario del ajuste es el pueblo.
Como ya dijimos muchas veces el ajuste aplicado por el gobierno es clásico, aunque vaya disfrazado de discursos de corte populista. En primer lugar una devaluación tremenda que baja los salarios en dólares y hace perder el poder adquisitivo de los trabajadores en alrededor del 30% de manera inmediata. En segundo lugar dejar correr la inflación (con índices oficiales para enero y probablemente febrero también de cerca del 4% mensual) lo que a corto plazo hará caer más el poder adquisitivo del salario. En tercer lugar poner un techo salarial que sea mucho más bajo que la inflación (hoy defienden el 25%, pero por más que tengan que ceder por la gran presión de las bases que existe, intentarán por todos los medios, con la complicidad de la burocracia adicta, que siempre corran incrementos menores a la inflación), esto claramente significa una transferencia de masas de dinero de los bolsillos de los trabajadores hacia los de los grandes capitalistas.
La verdad sobre los subsidios
Pero lo que se viene ahora (con el visto bueno de toda la oposición burguesa) son más medidas de ajuste y no la calma, como pretenden vendernos. En primer lugar porque ya anunciaron que necesitan eliminar subsidios a las grandes empresas (que durante todos estos años se llevaron el 90% de los recursos destinados a subsidios, razón por la cual no pueden demostrar que hubo una sensible disminución de la pobreza, a no ser que la comparen con lo peor de la crisis del 2001-2002). Esta eliminación de subsidios ya está impactando en los aumentos de colectivos y subtes, pero será aún peor cuando tengamos que pagar la luz, el gas, el agua, etc. todos los incrementos previstos sin subsidios superan lejos el 100-200%, lo cual nuevamente tendrá un impacto tremendo en el bolsillo del pueblo y no como dicen sobre los usuarios de los countries y barrios privados que son una ínfima minoría de la población, a los cuales nunca tuvieron que haberles subsidiado nada.
Pero el panorama no termina allí sino que como con todo este ajuste parece que tampoco alcanza y necesitan dólares para importar combustibles y pagar la deuda (y ahora también para pagarle a Repsol los U$S 5.000 millones que pactaron), es que están haciendo todos los deberes que pide el FMI, como volver al Club de París, dar datos más confiables de inflación (que les permite cobrar deuda con valores más actualizados y reales a los buitres extranjeros), etc. Todo para volver a pedir dólares prestados, a tasas superiores a las del mercado mundial y así nuevamente caer en mayor endeudamiento que terminamos pagando nosotros.
En resumen, mientras el discurso de Cristina habló maravillas de la situación económica del país, la realidad va por otro lado, la crisis se profundiza, el gobierno y la oposición tienen acuerdo en que la paguemos los de abajo, la primera «fase» de este ajuste ya la estamos sufriendo con la megadevaluación y la inflación, pero están preparando la segunda, con tarifazos y tope en los aumentos salariales.
Hay otra salida
Desde el MST-Nueva Izquierda venimos insistiendo en el camino opuesto, que el ajuste lo paguen los grandes capitalistas, con impuestos progresivos a las grandes ganancias y riquezas, nacionalizando la banca y el comercio exterior para impedir que sigan fugando divisas, suspensión de todo pago de la deuda, imponer la Ley de Abastecimiento y control de precios por organizaciones sociales para evitar la especulación y desabastecimiento, eliminar el IVA a los productos básicos y un aumento general de salarios, planes y jubilaciones al nivel de la Canasta Familiar y actualizados por la inflación cada 3 meses, entre otras medidas de emergencia mientras ponemos en marcha un plan alternativo al servicio de los trabajadores y el pueblo.
Gerardo Uceda
