En todo el país reclamamos la absolución de los compañeros

El pasado jueves 27 de febrero miles de compañeros cortamos rutas, nos movilizamos y realizamos todo tipo de actos y acciones a lo largo y ancho del país reclamando por la inmediata absolución de los compañeros petroleros de Las Heras injustamente condenados a cadena perpetua. Lo hicimos acatando el llamado del Comité por la Absolución que nuestro MST integra junto a muchas otras organizaciones gremiales, sociales, estudiantiles y partidos de izquierda.
El gobierno actuó anticipando lo que el discurso posterior de Cristina iba a poner blanco sobre negro. Desplegó, comandado por el Secretario de Seguridad Sergio Berni, un impresionante operativo de policías y gendarmes, destinado a impedir los cortes pacíficos y por unas pocas horas que protagonizamos miles de compañeros. A pesar de su brutalidad, que provocó varios compañeros lesionados por las fuerzas represivas y tres compañeros presos (luego liberados) en el corte de la Gral Paz en Liniers, los gendarmes encontraron fuertes resistencias como fue el caso de los compañeros de la Panamericana, que lograron resistir los primeros embates de las fuerzas represivas.
La jornada tuvo un primer saldo positivo: logró instalar con más fuerza la campaña por la absolución de los petroleros en todo el país y la sacó del cono de sombras en la que pretendían tenerla tanto el gobierno como la oposición patronal. Y lo logró porque primó en la gran mayoría de los convocantes un espíritu unitario y de respeto que le dió mucha fuerza a la jornada, pese a algunas actitudes divisionistas como la del PTS, que en el afán de conseguir algunos minutos de cámara propia rompieron en varias ocasiones los acuerdos previos, exponiendo la seguridad de las acciones comunes.
Tan grande fue la repercusión que CFK dedicó largos pasajes de su discurso inaugural de las sesiones del Congreso Nacional para denostar el reclamo, defender a su «Justicia» patagónica, cómplice de las petroleras y multinacionales locales. Para mentir impunemente defendiendo un juicio plagado de apremios ilegales y torturas, profundamente amañado. Para defender una injusta sentencia que busca intimidar a millones que están saliendo a luchar contra el brutal ajuste descargado por su gobierno. Aunque para ello tenga que terminar de liquidar su relato sobre «la defensa de los derechos humanos» y lanzar una aberrante persecución y condena contra trabajadores únicamente «culpables» de pelear por sus derechos. Algo que Osvaldo Bayer comparó con las condenas a Sacco y Vanzetti.
Señora presidenta: no fuimos 10 personas las que cortamos las rutas el pasado 27, fuimos miles de trabajadores, desocupados, estudiantes, militantes de organizaciones de izquierda, personalidades de los derechos humanos, en una campaña que encabezan entre otros, el premio nobel de la Paz, Adolfo Perez Esquivel y la Madre de Plaza de Mayo de Línea Fundadora Nora Cortiñas. Y pese a sus amenazas y su política de criminalización de la protesta seguiremos peleando hasta lograr la absolución de los compañeros.
Más que nunca entonces nuestro compromiso de llevar a cada fábrica, a cada lugar de trabajo, de estudio, a cada barrio, la campaña.

Vilma Ripoll y el MST en la Panamericana 

La jornada del 27/2 en la zona norte del Gran Bs As fue muy importante. A las 6 de la mañana las columnas de docentes, obreros de FATE, de Donelley, de Kraft, del Frigorífico Rioplatense y de otras importantes empresas de la zona, se mezclaban con las banderas del MST, del PO, del PTS y otras organizaciones. Juntos derrotamos el imponente vallado policial y de gendarmería, que desde las 4 de la mañana se había instalado en la Pana. Les cortamos la Panamericana y el grito de absolución a los petroleros de Las Heras se escuchó bien fuerte. La gendarmería se puso loca porque logramos cortar y empezaron los empujones, los golpes, los gases y las balas de goma. Vilma Ripoll y el MST estuvimos en la primera fila, logrando instalar en todo el país, la solidaridad con los petroleros. Y avisamos, que ¡hasta la absolución no paramos!

Gustavo Giménez