La tensión social sacude Venezuela. Una ofensiva violenta de la derecha política y económica, el descontento social creciente, la voluntad del pueblo bolivariano en defensa del proceso y el equivocado rumbo del gobierno de Maduro.
Nuestra opinión sobre estos temas.
Los sucesos que vive el país nos traen una profunda preocupación a quienes bregamos por una Venezuela independiente y socialista. En primer lugar, al ver las acciones desplegadas por la derecha económica y política, que montada sobre el mal humor social creciente se lanzó a las calles a la búsqueda de la caída del gobierno. La dirección política de esas movilizaciones tiene una estrategia: la caída del régimen bolivariano, un proceso de contrarreformas que liquide las conquistas sociales y la recuperación total del control petrolero y gasífero. También poner a Venezuela a tono con los países aliados de EEUU en la región, como Colombia, México o Perú, o al menos hacer de Venezuela un modelo al estilo de Brasil. Si triunfan, avanzarán hasta donde puedan liquidando cualquier vestigio de país independiente.
Para este objetivo, la oposición venezolana y el imperialismo se debaten entre dos caminos: aprovechar la crisis y agitar en la calle la salida del gobierno o desgastarlo a fondo y ganarle en próximas elecciones. Dialécticamente, el primer camino juega el rol de ayudar al desgaste que busca el segundo. Con el inicio de las movilizaciones salieron a la luz los dos sectores; Leopoldo López y Machado llamando a tirar el gobierno y Capriles en tono más negociador espera un mejor momento. No debemos confundirnos; ambos comparten el objetivo final, por eso ahora Capriles convoca a una gran marcha opositora. Los dos sectores -reaccionarios y aliados del poder económico- quieren que gire hacia atrás la rueda de la historia venezolana.
Por eso la primera tarea militante e internacionalista es pelear por la derrota de dichos planes, que de triunfar golpearían al pueblo venezolano y repercutirían negativamente en Latinoamérica abriendo paso a una mayor contraofensiva del imperialismo en la región. Lamentablemente, el muy equivocado curso del gobierno de Maduro contribuye a que sus impulsores se fortalezcan.
Burocratismo y conciliación: ¿Qué socialismo se construye así?
En el análisis de la crisis actual, no podemos obviar que Venezuela arrastraba dramas sociales irresueltos y una creciente burocratización del aparato de estado. Recordemos que la última elección que ganó Chávez en 2012 lo hizo poniéndose encima todo el peso de la campaña e incluso así el PSUV no pudo ganarle a Capriles. Se logró el triunfo con la suma de otras tarjetas electorales que llevaban a Chávez de candidato. Miles votaron por Chávez y expresaron un rechazo a la burocracia no votando por su tarjeta, la del PSUV.
Tampoco olvidemos que tras la muerte de Chávez, el triunfo de Maduro fue tan solo por un punto sobre Capriles. Ni que desde ese triunfo hasta hoy se agravó la falta de alimentos, se disparo el dólar con la devaluación, se comenzó con la apertura del comercio petrolero, se detuvo a dirigentes sindicales y se intentaron callar voces críticas dentro del proceso. Nada es gratis. Como toda decisión política que golpea a una franja de la población, incluida la que apoya el proceso, a la larga se paga.
La revolución bolivariana supo ganarse el apoyo de millones en los años posteriores al golpe del 2002, allí se tomaron las principales medidas sociales y comenzó el discurso socialista. Los años siguientes no se avanzó, se quedó a mitad de camino mientras aceleradamente una casta burocrática se apoderaba del aparato de estado, el propio pueblo bolivariano los llamo la “boliburguesía”. A la muerte de Chávez este fenómeno negativo y de raíz anti-socialista se estaba consolidando. El gobierno de Maduro vino a profundizarlo y a darle cuerpo a través de medidas económicas de carácter capitalista y un cercenamiento del debate de ideas dentro del proceso.
Los que merecen y necesitan nuestro apoyo
El problema que encuentra la derecha para avanzar en sus planes pro imperialistas y el que tiene el gobierno bolivariano para poder conciliar con la alta burguesía, es ese “bravo pueblo” hijo de Bolívar y Miranda. El que dio la vida por Chávez en el golpe del 2002 y el sabotaje petrolero. El que puso el hombro para construir las misiones. El que recuperó sindicatos y peleó por convenciones colectivas. El que puso ideas desde la intelectualidad y el que desplegó toda iniciativa ante cada elección, pese a las directivas burocráticas.
Ese pueblo no quiere volver a un pasado de despojo ni tampoco este presente. Quiere derrotar a la derecha y mejorar su vida cotidiana. Quiere un rumbo claro que sólo es posible con medidas anticapitalistas; a ese pueblo apoyamos desde el MST. Como parte del mismo, nuestra corriente hermana Marea Socialista, está a la vanguardia de la defensa del proceso y de la exigencia de un urgente cambio de rumbo del gobierno. Con mucha valentía política nuestros compañeros se juegan enteros en un momento crucial.
Un camino anticapitalista es necesario
La derecha busca seguir con sus planes y la disyuntiva es categórica: o se insiste por un camino de conciliación con la burguesía o se avanza en un cambio de rumbo con medidas anticapitalistas. Maduro insiste en el primer camino, ahora con la Conferencia de Paz, donde intenta que la oposición se avenga a un acuerdo que le dé oxigeno. Camino peligroso donde El Grupo Polar y Fedecámaras participa buscando medidas consensuadas. Mientras la dirección política opositora no participa, un “consenso” con estos sectores económicos que sí lo hacen significará un retroceso en materia económica y social.
El otro camino es responder a cada golpe de la derecha con medidas anticapitalistas. Ante las corridas cambiarias nacionalizar la banca. Ante el intento de quedarse con el petróleo una nacionalización completa bajo control social. Ante el acaparamiento la expropiación de las empresas que lo hagan. Y, lejos de acallar las voces, que se abra el más profundo debate al interior del proceso. Todo el protagonismo a la clase obrera y al pueblo. Basta de decisiones inconsultas entre tres o cuatro dirigentes. “Que el pueblo mande” como reza la frase bolivariana. Que el pueblo decida con sus organizaciones obreras y populares decimos nosotros.
Argentina y Venezuela; debates en la izquierda
El debate sobre Venezuela no es menor en la izquierda argentina. Discrepamos en trazos gruesos con dos visiones; con la izquierda sectaria porque ignoraron el proceso revolucionario y el fenómeno bolivariano, se colocaron por fuera del mismo y lo atacaron como a cualquier proyecto burgués, en lugar de tomar la realidad del choque entre el proyecto chavista y el imperialismo. Así lo hicieron las fuerzas del FIT sin ver la necesidad de apoyar el proceso -teniendo claro sus límites y contradicciones- para desde ahí construir una organización revolucionaria independiente. Desde esta equivocada óptica no se puede construir organizaciones de peso en Venezuela. Por eso hoy no pueden mostrar ningún avance.
También discrepamos con quienes defienden acríticamente a Maduro, como es el caso de Marea Popular. Ubican al gobierno como si estuviera avanzando al socialismo, cuando la evidente realidad es de freno consciente del proceso. Cabría preguntarles: ¿Por qué está bien pedir en Argentina nacionalizar la banca y no se la exigen a Maduro? ¿Por qué está mal la devaluación en Argentina pero no hacen la misma crítica a la devaluación en Venezuela? ¿Se puede construir una nueva izquierda tapando el sol con las manos, sin criticar lo que a todas luces está mal? Creemos que en nada se ayuda al proceso bolivariano tapándose los ojos y la boca. Mientras peleamos en común contra la ofensiva de la derecha, los invitamos a reflexionar sobre todo esto.
Frente a estas dos posiciones incorrectas, reivindicamos una vez más el tener una posición independiente y socialista dentro del proceso. Teniendo el mayor impulso, movilización y acción internacionalista posible frente a la derecha y el imperialismo. Y a la vez poniendo en debate las propuestas y críticas necesarias frente al curso nocivo del gobierno bolivariano. Ante el actual cruce de caminos, luchamos por un rumbo anti burocrático y anticapitalista en Venezuela, camino difícil pero indispensable. Como bien dicen nuestros compañeros de Marea Socialista en su declaración oficial: hagámoslo “antes que sea demasiado tarde”.
Sergio García
Alejandro Bodart en la Legislatura sobre Venezuela
En la sesión del 26 de febrero, nuestro diputado polemizó duramente con el macrismo y otras fuerzas políticas sobre la situación en Venezuela. Y presentó una declaración que comenzaba diciendo: “La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su solidaridad democrática con el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela y rechaza de plano las maniobras y presiones golpistas de los sectores proimperialistas de ese país, que encabezan Leopoldo López y María Corina Machado por un lado y Henrique Capriles por otro. Asimismo, insta al gobierno de Nicolás Maduro a cambiar su política actual y resolver en forma urgente las acuciantes necesidades populares, a sostener las conquistas sociales y la renta petrolera estatal, a no ceder a sectores de la derecha y avanzar en medidas antiimperialistas y anticapitalistas, y a no obstaculizar el protagonismo del pueblo trabajador y su libre expresión en defensa de la revolución bolivariana”. Así peleamos dentro del recinto frente al PRO, UNEN y el FPV, con una posición independiente y socialista.
El texto completo de la declaración y el video de su intervención puede verse en: www.alejandrobodart.com.ar.