Hace ya mas de una década, desde la recuperación de la FUBA por el movimiento estudiantil, que se viene planteando con fuerza la necesidad de democratizar la universidad más grande de Sudamérica. El fuerte retroceso de Franja Morada, el brazo estudiantil de la UCR, que había perdido en cadena casi la totalidad de los Centros de Estudiantes a manos de la izquierda a fines de los 90 y principios de este siglo, así como la desbandada de sus principales dirigentes al calor de la rebelión del 2001, habían puesto en crisis la hegemonía absoluta de ese partido en el control de la UBA. Como consecuencia de eso se produjo hacia el 2002 el fin del reinado del contador radical Shuberoff al frente del rectorado y se abrió un período de crisis institucional en el que la movilización estudiantil planteaba una y otra vez la necesaria reforma de los estatutos que abriera curso a un cogobierno mas democrático, con mayor representación estudiantil y docente en desmedro de la representación actualmente mayoritaria del sacrosanto claustro de profesores, actual garante de la orientación mercantilista de la educación superior. Pero durante todo ese período, desde el movimiento estudiantil, no hemos logrado la concientización, la acumulación y la fuerza suficiente para imponer estos cambios y es así como el régimen anacrónico y la hegemonía radical se fue recomponiendo. Ésto, contó con la inestimable ayuda del kirchnerismo, que desde el gobierno nacional le dio cobertura a la reacción restauradora. Esta cobertura se dio en varios niveles: por un lado, se le facilitó a las “autoridades” de la UBA las instalaciones del gobierno nacional y la represión de las fuerzas de seguridad cada vez que la FUBA ponía en jaque la realización de la antidemocrática Asamblea Universitaria que lejos de concretar la prometida reforma solo se limitaba a elegir Rector. Así y de manera casi calcada lo hicieron en el 2006, 2009 y 2013. Por otro lado, haciendo funcionar el mecanismo kirchnerista de la cooptación con caja a través de partidas presupuestarias directas a las facultades y el uso arbitrario de los fondos e incentivos del Conicet. Y, por último, evitando enfrentar directamente a la UBA como en las épocas del menemismo con amenazas de arancelamiento o recortes presupuestarios directos. Así fue como en todo ese período, lo que primó fue un pacto de gobernabilidad entre radicales y peronistas, con ignotos funcionarios radicales de segunda línea no golpeados directamente por la crisis del 2001 en las principales áreas de gestión y con un Rector “peronista”, Hallú, electo en 2006 y reelecto en 2009, como vocero y garante de ese pacto.
Vuelven las oscuras golondrinas
Pero como en un espejo de lo que sucede en el país, al calor del fin de ciclo anunciado del kirchnerismo; en la UBA también se están produciendo cambios importantes. El radicalismo, luego de hibernar bajo la cobertura del gobierno nacional y estimulado por su fortalecimiento en varios claustros de profesores, así como por una leve recomposición de su pata estudiantil Franja Morada que viene de recuperar el Centro de Medicina y avanzar en otras facultades, ha decidido dar un paso más en la recuperación de su hegemonía al frente de la UBA. Por eso, la gestión surgida de la Asamblea de fines de 2013 esta más a tono con un corrimiento a la derecha en la superestructura política del país y se prepara para avanzar en la mercantilización de la Universidad en el próximo período. A la cabeza de esta gestión, el contador Barbieri, ex Decano de Económicas y especialista en fortalecer los posgrados pagos en desmedro del ciclo de grado y en convenios con todo tipo de empresas multinacionales. Y como en una suerte de “regreso de los muertos vivos”, vuelven oscuros funcionarios radicales de los 90. Darío Richarte, subjefe de la SIDE en el gobierno de De La Rúa y uno de los responsables de la masacre del 20 de diciembre, del grupo de abogados del corrupto Boudou y ex dirigente de la Franja Morada de Derecho es designado actual Vicerrector. Emiliano Yacobitti, Secretario general de la UCR Capital y dirigente de la corrupta Franja Morada de Económicas (hoy camuflada como Nuevo Espacio) que mantuvo el Centro de Estudiantes a fuerza de fraude y patotas en los momentos de mayor crisis, es designado nada menos que Secretario de Hacienda. Catalina Nosiglia (portadora de apellido) y funcionaria de la CONEAU sigue al frente de de la Secretaría Académica, y Jorge Anró, burócrata sindical, dirigente del gremio no docente, ubicado ahora del otro lado del mostrador para coordinar la flamante Secretaría de Desarrollo de los Trabajadores Universitarios (sic).
Desde la FUBA y los Centros de Estudiantes va tomando fuerza una campaña para denunciar este cuadro y se preparan acciones y escraches. El movimiento estudiantil de conjunto tiene que movilizarse para lograr de una vez por todas “que se vayan todos” y poder concretar una verdadera democracia real en la UBA.
Fernando Villoslada
