El miércoles 9 de abril se presentó en el Congreso el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que impulsa la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
El proyecto es fruto del debate en los Encuentros Nacionales de Mujeres y del trabajo de la Campaña, que acompañamos más de 300 organizaciones. Lo firmaron más de 60 diputadas y diputados de casi todos los bloques y es la quinta vez que se presenta en el Congreso, pero nunca ha llegado a ser tratado en el recinto. Es evidente que, más allá de las firmas, en los principales bloques no hay voluntad política de avanzar en el derecho al aborto y por eso se lo cajonea.
La presidenta, el Papa y la cúpula de la Iglesia son un freno para la ley, porque pretenden imponernos a toda la sociedad sus dogmas y creencias. Así lo reafirmó el superministro Capitanich: “El Ejecutivo no promueve ni impulsa” la despenalización. Y lo mismo pasa con los proyectos de reforma de los Códigos Civil y Penal que impulsan Cristina y los K, que introducen nuevos obstáculos y avanzan en mayor penalización a las mujeres y a los profesionales que intervengan en la realización de abortos.
Aborto legal: la razones de un derecho
El derecho de las mujeres al aborto legal, seguro y gratuito en los hospitales públicos se fundamenta en varias razones:
- En primer lugar, es el derecho democrático a decidir sobre nuestros propios cuerpos: las mujeres tenemos que poder decidir libremente si queremos ser madres o no, cuándo y cuántas veces.
- Es una cuestión de justicia social, ya que si bien las mujeres que pueden pagar una clínica privada abortan sin riesgo, las que mueren por abortos clandestinos mal realizados son las mujeres pobres.
- Es una cuestión de salud pública, porque en el marco de un país donde hay casi tantos abortos como partos, los abortos infectados son la principal causa de muerte materna: casi dos por día.
- Es también una forma de combatir la hipocresía de este sistema capitalista, que tolera el negocio privado de las clínicas que hacen abortos pero lo penaliza para casi medio millón de mujeres cada año.
Con lucha en la calles, tendremos la ley
Esta lucha es más difícil que la del matrimonio igualitario, ya que el derecho al aborto cuestiona el rol de la mujer como madre obligada y cuidadora, una de las bases sobre las que se sostiene el capitalismo como sistema de explotación y opresión. Sin embargo, el consenso social por la despenalización crece, sobre todo entre la juventud. Por eso estamos convencidas de que es posible ganar.
Tenemos que seguir organizando la pelea, construyendo la más amplia unidad en la diversidad que nos permita ser miles y miles de mujeres en las calles. Las marchas del 8 de Marzo fueron un buen ejemplo de ese camino a seguir. Para seguir esta batalla por nuestros derechos y por un cambio social de fondo, te invitamos a organizarte con nosotras en Juntas y a la Izquierda.
María Damasseno