Hace pocos días se realizó un nuevo congreso de la FUBA. El mismo tuvo como marco el avance del radicalismo en el control de la UBA, expresado en la designación de funcionarios a la cabeza del Rectorado que están completamente en sintonía con las políticas mercantilistas y los negocios privados en la Universidad. El caso más paradigmático es la designación como Vicerrector de Darío Richarte, ex subjefe de la SIDE bajo el gobierno de De la Rúa. Asimismo, muchas de las resoluciones del Congreso apuntaron a poner sobre el tapete un mayor desentendimiento por parte del gobierno nacional del financiamiento de la educación superior expresado en salarios docentes y no docentes de miseria y una situación edilicia que en algunas facultades comienza a colapsar. Luego de pasar lectura a los despachos provenientes del debate en Comisiones se adoptaron en el plenario final distintas declaraciones sobre la situación nacional y latinoamericana, sobre las problemáticas de género y se resolvieron acciones y medidas de lucha. Pero el debate fundamental que atravesó el Congreso fue el intento de desconocimiento del mismo llevado adelante por el Frente Reformista (Franja Morada-PS y otros) con la complicidad del PRO, La Cámpora y el resto del kirchnerismo. Es que la FUBA, conducida por la izquierda desde el 2001, se transformó en una de las pocas Federaciones estudiantiles que cuestiona las políticas del radicalismo al interior de la UBA y del kirchnerismo a nivel nacional. Es esa independencia política de las autoridades con la que quieren terminar. Y el mecanismo utilizado para hacerlo es el de retirarle el quórum al Congreso no acreditando a sus delegados. 8 de los 13 Centros de Estudiantes son conducidos por la izquierda, que además obtuvo la mayoría de la representación estudiantil en el Consejo Superior, y como consecuencia de esto el frente “Por otro 1918” tiene la mayor cantidad de delegados en el Congreso de FUBA. Pero Franja, el PS, el PRO y los K, desconocen esta realidad, y negando el quórum, impiden de esa forma la elección de la conducción, obligando a prorrogar el mandato actual en un intento por deslegitimar a la propia FUBA de cara a la opinión pública en general y al estudiantado en particular. Párrafo aparte merece la actitud de la delegación de Libres del Sur, que si bien no era decisiva para el quórum, contribuyó al intento de vaciamiento del Congreso no acreditando a sus delegados. Esto es lógico, si se tiene en cuenta que comparte un mismo proyecto a nivel nacional en FA-UNEN, en el que se trabaja denodadamente por la vuelta de la UCR al poder.
La mejor forma de defender la FUBA es transformándola
Desde las agrupaciones que conformamos el universo de la izquierda universitaria no podemos tener ninguna duda sobre la necesidad de defender la FUBA y enfrentar los intentos por domesticarla y subordinarla a los intereses del Rectorado. Y que para eso es necesario la unidad y el fortalecimiento del frente que la conduce. Y también la unidad en las facultades para impedir el avance de las agrupaciones del Rectorado y donde aún conducen disputarles los Centros de Estudiantes. Pero lo que fortalecería a la FUBA es empezar a atacar los problemas que viene arrastrando desde hace años en cuanto a su funcionamiento que la distanciaron cada vez más del activismo estudiantil y sus instancias de participación se fueron vaciando. Congresos con paneles poco atractivos y cerrados a las agrupaciones de la conducción, con comisiones sin difusión previa y poco numerosas, con asambleas generales que parecen actos, sin materiales de debate previos entre las organizaciones y los estudiantes en general. Resoluciones políticas que solo expresan la opinión acabada de la conducción sin buscar integrar en las mismas de manera consensuada a otras expresiones políticas. Presidencias simultaneas entre agrupaciones lo cual no ayuda a definir un perfil y clarificar los balances y las responsabilidades. Presencia formal y no gremial en los CBCs con el único objetivo de vender apuntes. Se pone el centro en los debates de la conducción y no en impulsar las luchas por facultad, etc. Todos estos problemas, que en muchos casos se expresan también en la vida de los Centros de Estudiantes, son los que a la larga nos debilitan y le dan aire a las tendencias que quieren derrotar a la Federación. Por eso, solo con una profunda democratización de la FUBA lograremos la participación y el protagonismo estudiantil que hace falta.