Hace pocos días supimos de su fallecimiento a los 67 años. Presidió el Conicet y era jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la facultad de Medicina de la UBA. En 2009 decidió divulgar su investigación sobre los efectos letales del glifosato sobre la salud. Ostracismo en la comunidad académica oficial, campañas de desprestigio, aprietes y múltiples intentos por quebrarlo en su voluntad de científico independiente de las corporaciones capitalistas. Incluso en marzo de 2011 se conoció que la embajada de Estados Unidos lo había investigado y había hecho lobby en favor de Monsanto. Documentos oficiales filtrados por Wikileaks confirmaban el hecho. Pero Carrasco no se doblegó y aportó su conocimiento especializado a la lucha militante socioambiental de los pueblos fumigados
Más que esbozo biográfico para el caso de esta personalidad destacada, conviene presentar algunas de sus definiciones clave que han sido un aporte decisivo. Y que además, se transforman en punto de referencia para la continuidad de la pelea contra el modelo que tan a fondo denunció. Su planteo sobre el alcance del uso del herbicida glifosato –cuya marca “estrella” de Monsanto es Roundup- fue categórico: Argentina es territorio de experimentación masiva con casi 20 millones de hectáreas de soja transgénica y pesticida contaminante para la población humana. Experimentación masiva. Demoledor. La seriedad empírica incontestable de su investigación fue una bomba para el oficialismo académico: experto en desarrollo embrionario confirmó que el glifosato es devastador en embriones generando deformaciones en el desarrollo con tendencia especialmente a provocar cáncer. La difusión de esta demostración experimental fue bisagra para la lucha socioambiental contra el modelo sojero. El glifosato es pilar de este esquema productivo y factor de rentabilidad clave para Monsanto.
Corporaciones y gobierno K contra Carrasco
La Cámara de la Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) que nuclea a las corporaciones del agro le soltó sus abogados que hasta llegaron a patotearlo en su laboratorio en la Facultad de Medicina. Amenazas anónimas, el aparato presupuestario, de prebendas y mediático del estado se abalanzó sobre Carrasco. El ministro de Ciencia, Lino Barañao lo desacreditó en el programa del jefe de Clarín Rural – agente de los pooles. Las revistas científicas financiadas por las cerealeras desplegaron una intensa campaña de desprestigio. Pero Carrasco siguió adelante y denunció al establishment científico:“Habría que preguntar ciencia para quién y para qué. ¿Ciencia para Monsanto y para transgénicos y agroquímicos en todo el país? ¿Ciencia para Barrick para perforar toda la cordillera? ¿Ciencia para fracking y Chevron?”. Estas definiciones llevan su firma.
El mejor homenaje: el 24 de mayo en todo el país que resuene “Chau Monsanto”
El modelo extractivo del capitalismo en Argentina y en todo el continente tiene en Monsanto un emblema. Nuestro país, rehén de las corporaciones del despojo y la muerte –habilitadas por el poder político de todo el arco tradicional- tiene una enorme reserva de potencialidad revolucionaria en su pueblo y en muchos científicos independientes como Carrasco que ponen su actividad al servicio del interés de las mayorías que trabajan. Hay que soldar una unidad estratégica con esos investigadores para fortalecer una perspectiva anti-extractivista y superadora del capitalismo de sacrificio territorial y descarte social de población y bienes comunes. El ecosocialismo es una corriente de ideas que requiere de la asociación transformadora con científicos –actuales o futuros en proceso de formación – rebeldes a la lógica colonial de la academia. Lenta pero sostenidamente crece esa confluencia. Desde estas páginas que seguramente se leerán en fábricas, escuelas, universidades y barrios populares le rendimos homenaje a un luchador de la verdad revolucionaria, de la ciencia al servicio de la soberanía popular.
Y formulamos una propuesta: el próximo 24 de mayo, en el día mundial de lucha contra Monsanto, en la Plaza San Martín en la CABA, frente a las oficinas de Monsanto y en todas las plazas del país que miles sepan que hay otro país posible sin corporaciones del saqueo y la muerte.
Ese será nuestro mejor homenaje.
Mariano Rosa, coordinador de la Red Ecosocialista de Argentina